Tras la muerte o renuncia de un papa, la responsabilidad de los asuntos eclesiásticos recae en el Sagrado Colegio Cardenalicio, cuya primera prioridad es preparar el siguiente cónclave.
El arzobispo de Buenos Aires se convirtió en papa el 13 de marzo de 2013 y su elección marcó un hito al convertirse en el primer pontífice latinoamericano y jesuita.