Las tensiones en las mineras de cobre no terminan con Escondida

La consultora Vantaz Group advierte que octubre y noviembre serán meses de muchas negociaciones colectivas entre sindicatos y empresas controladoras de yacimientos.

Un trabajador conduce una maquinaria pesada en una mina de Chile. Fotógrafo: Morten Andersen/Bloomberg
17 de agosto, 2021 | 07:00 AM

Santiago — Aunque el mercado del cobre experimentó un alivio después que la mayor minera del mundo, Escondida, llegó a un acuerdo con trabajadores para evitar una huelga, el calendario de negociaciones colectivas continúa activo en los yacimientos y los sindicatos mantienen paralizadas las operaciones de Caserones y Andina de Codelco desde hace unos días.

Un estudio de la consultora Vantaz Group adelantó que existiría “una mayor presión debido a la recuperación del precio del cobre” en 2021, un año con más de 30 negociaciones colectivas en mineras de cobre de Chile. Algunos acuerdos, como el caso de Escondida, ya se concretaron y otros están previstos para los siguientes meses. La estatal Codelco es la empresa que carga con el “mayor peso” porque debe afrontar 11 procesos más con distintos sindicatos. “Esto recién comienza y, particularmente, para Codelco. La negociación con Andina pudiera ser una muestra de lo que realmente pasará con las otras divisiones”, dice Juan Cariamo, socio y Co CEO de Vantaz Group, a Bloomberg Línea.

El experto en minería considera que las tensiones en los yacimientos de cobre continuarán en los próximos mesesdfd

Andina produce casi el 1% del cobre a nivel mundial. La minera, que extrajo 180 mil toneladas en 2020, mantiene operaciones mínimas desde que dos sindicatos iniciaron huelga, el jueves. Será en octubre y noviembre cuando Codelco enfrente una gran parte de las negociaciones con líderes sindicales de las minas Salvador, El Teniente, Gabriela Mistral y Ministro Hales. “La intensidad estuvo en Escondida por el tamaño o el volumen, pero en el caso de octubre estará en la cantidad de negociones, muchas en Codelco”.

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Cariamo dice que la compañía estatal tendrá una “agenda muy ocupada” en los siguientes meses, que estará marcada por el paro en Andina porque, probablemente, esto hará que otros sindicatos sean más tajantes en sus posiciones en las negociaciones.

El alto precio del cobre, las elecciones y las distintas demandas sociales provocaría una mayor presión de parte de los sindicatos, explica el estudio. “Hemos visto que el escenario está influyendo más de lo que imaginábamos”, afirma el analista.

Los sindicatos consiguieron significativos beneficios en 2011 y 2012, pero esto cambió drásticamente entre 2014 y 2016 porque este período registró una reducción de los precios del metal rojo. Sin embargo, el experto dice que se volvió a un esquema de negociación “más regladas”, basado en la normativa regular, y eso “alerta” que el proceso podría ser más duro. “En un escenario de altos precios del cobre, los sindicatos tienen una expectativa más alta”, detalla. El viernes, el Sindicato 1 de Escondida alcanzó la “mejor negociación de la historia minera”, expresó un comunicado del gremio. “Esta negociación colectiva sin duda quedará en la historia de este gran sindicato y marcará un referente para todos los trabajadores del país”, señaló el documento.

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El impacto de Codelco

Cariamo dice que la prolongación de la huelga en Andina y otras eventuales paralizaciones en minas controladas por Codelco podría tener un leve efecto para las finanzas de Chile: “Todas sus utilidades son parte de los ingresos del país, de las arcas fiscales, y obviamente ello impacta”.

Apunta a que el costo del metal rojo amortiguará las pérdidas. “Estas cosas tienden a compensarse, usualmente cuando hay huelgas, que impactan fuertemente al mercado, tiende a subir el precio y eso compensa la baja producción en muchos casos”.

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Unos pocos días de inactividad en las minas tendría consecuencias insignificantes, pero dos semanas o más sin casi producción podría ser equivalente a un mes de paralización de operaciones. “La industria minera no es como una fábrica de manufactura donde se encienden las máquinas y funciona todo de nuevo. Estos son turnos, hay que llevar a la gente de nuevo, los equipos requieren un montón de condiciones para volver a operar con la seguridad adecuada, son operaciones que tienen mucha normativa y, por tanto, dos semanas de huelga hacen muy compleja la operación, casi se les cae prácticamente un mes de producción”, precisa.

Aún así piensa que la situación de Andina y Caserones es “coyuntural”, y que en caso de sumarse otra mina podría ser más complejo el panorama.

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