Empleados en una instalación de Siliconware Precision Industries Co. (SPIL) en Taichung, Taiwán, el martes 26 de abril de 2016.
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Bloomberg Opinión — La empresa taiwanesa de semiconductores TSMC está alquilando un barco portacontenedores para trasladar piezas de equipamiento a su nueva fábrica en Arizona. La decisión puede traer una nueva era de inversión extranjera en Estados Unidos, pero sólo si este último juega bien sus cartas. La clave será ver las cadenas de suministro globales como una oportunidad más que como una amenaza.

Durante décadas, la actitud de EE.UU. hacia las cadenas de suministro globales ha sido de una postura defensiva. A medida que Internet y una economía global más abierta facilitaban la subcontratación de la producción, los fabricantes estadounidenses trasladaron sus fábricas al extranjero, primero a lugares como México y el sudeste asiático, y luego, en una enorme avalancha, a China. Fue este último impacto el que resultó particularmente perjudicial para las carreras de muchos trabajadores de fábricas estadounidenses. Esa experiencia negativa marcó a una generación, y creó la percepción popular de que el comercio, las cadenas de suministro y la inversión extranjera eran simplemente formas de que jefes de empresas se deshicieran de los trabajadores estadounidenses bien pagados por mano de obra extranjera más barata. Fue esta actitud la que provocó el fracaso del Acuerdo de Asociación Transpacífico (TPP, por sus siglas en inglés).

Pero la fábrica de US$12.000 millones de Taiwan Semiconductor Manufacturing Co. en Arizona es una señal de que el mundo ha cambiado con respecto a lo que era hace 10 o 15 años. Sí, el emblematico fabricante de chips de Taiwán (que según algunas mediciones está por delante de Intel Corp. en la carrera por la tecnología avanzada) es un caso especial. Taiwán corre el riesgo de sufrir un bloqueo si China decide forzar la reunificación de la isla, por lo que una fábrica en EE.UU. ayuda a diversificar la empresa frente a ese riesgo. Pero el hecho de que haya elegido EE.UU. en lugar de un país más barato como México u otro país asiático como Japón, es alentador. A diferencia del plan fallido del expresidente Donald Trump de poner una fábrica de Foxconn Technology Group en Wisconsin, la inversión de TSMC en Arizona es real.

Aparte de las consideraciones políticas y el hecho de que el terreno en Arizona sea barato, ¿por qué TSMC eligió EE.UU.? Un factor es la disponibilidad de mano de obra cualificada: la fabricación de chips está altamente automatizada y emplea principalmente a ingenieros. Es posible que los ingenieros estadounidenses no trabajen tanto como los taiwaneses, pero tienen fama de ser muy competentes. EE.UU. tiene las mejores universidades del mundo, y éstas brindan una fuente de talento global a los fabricantes de alta tecnología.

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Eso ofrece un modelo que EE.UU. puede utilizar para atraer más inversión extranjera. A medida que el país intenta reconstruir sus cadenas de suministro internas y aumentar su capacidad para competir con China, puede aprovechar su mano de obra altamente cualificada para atraer la fabricación automatizada: no sólo las fábricas de semiconductores, sino también a las industrias que dependen en gran medida de la robótica y otras herramientas complejas que requieren mano de obra cualificada para construir, operar y mantener. Si Estados Unidos logra mantener su ventaja en la atracción de inmigrantes cualificados de todo el mundo, esta claramente será una tarea mucho más fácil.

Los estadounidenses que solo han escuchado historias horribles de puestos de trabajo enviados al extranjero durante las últimas tres décadas serán comprensiblemente escépticos sobre las posibilidades del país de convertirse en un centro de inversión extranjera directa. Pero, de hecho, a EE.UU. siempre le va bastante bien en términos de atraer capital del exterior. En los últimos años, fue el líder:

Estados Unidos ha atraído más inversión que ningún otro país en años recientes. dfd

Parte de esto es la compra de propiedades o para la extracción de recursos naturales, pero la fabricación siempre ha sido una parte sustancial de la inversión extranjera en EE.UU. Los coches con más contenido de fabricación estadounidense tienden a ser Toyotas y Hondas, no Fords o Chevrolets. Fabricar cosas en EE.UU. siempre ha sido ventajoso para las empresas que quieren estar cerca de sus clientes estadounidenses con mucho dinero.

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Sin embargo, inversiones como la de la planta de TSMC hacen aún más por la economía de EE.UU. Proporcionan exportaciones de alto valor agregado, aportando más dinero al país que una simple planta de ensamble de automóviles. También ayudan a EE.UU. a mantener su posición de liderazgo en tecnología y promueven la posibilidad de ubicar cadenas de suministro completas en el país.

La localización de la cadena de suministro es una de las formas en que las plantas como la de TSMC crean puestos de trabajo para los estadounidenses comunes, aunque la mayoría de las veces casi que sólo trabajen ingenieros en las instalaciones. Otra forma es que el dinero que la planta aporta a su comunidad local se distribuya a través de las industrias de servicios locales. Así que esta inversión no sólo tiene que ver con el PIB de EE.UU, también se trata de puestos de trabajo.

Los estadounidenses deben tomar conciencia de la oportunidad que ofrecen las inversiones extranjeras como esta. En lugar de mantenerse a la defensiva contra el comercio exterior, EE.UU. debe ser audaz y confiar en su capacidad para competir y ganar en la economía global. Esto no significa abrazar el libre comercio puro, sino ser deliberado para atraer más inversiones como la de TSMC. Los estados pueden mejorar la educación local y ampliar la infraestructura, como el agua y el transporte, y el gobierno federal puede ofrecer diversos incentivos para que las empresas globales se trasladen aquí.

Este es un juego que China jugó y ganó; ahora es el momento de que EE. UU. juegue y gane.