Historias de terror en el mercado accionario mexicano

Invertir siempre será un riesgo, tres inversionistas compartieron su experiencia.

No hay cantidad de dinero invertido que no sea importante, la situación en cómo se pierde es lo que marca la diferencia.
29 de octubre, 2021 | 05:05 AM

Ciudad de México — Ser inversionista o trader en el mercado accionario no es fácil. La tarea inicia con el seguimiento a la empresa, revisar los documentos financieros, las métricas del comportamiento de la acción, proyecciones del precio y crear la estrategia de inversión. Sin embargo, existen riesgos que generan experiencias que que te pueden llevar al cielo o al suelo.

Bloomberg Línea preguntó a tres operadores mexicanos, quienes pidieron mantener el anonimato para proteger su identidad, las historias que prefieren olvidar, las peores movidas y lo que dejaron ir.

Pesadilla en el vecindario

Aprovecharse de la quiebra de una empresa es un deporte de alto riesgo. Para este trader e inversionista, los títulos de la viviendera Urbi eran el instrumento perfecto para conseguir un retorno atractivo en un lapso muy corto.

Definido como ‘acciones meme’ por el narrador anónimo, llegó a duplicar su ganancia para hasta tener MXN$200.000, pero el sentimiento de avaricia llegó a la sesión.

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“Se daban unos bandazos, estaba en MXN$11,00 y de repente ya valía $8,00, daba unos rendimientos bajísimos. La gente estaba cazando el piso (...) llegó un momento en que ya estaba en $2,00 (...) lo veíamos como diversión”.

De acuerdo con el inversionista, el dinero era utilizado para comprar televisores de plasma, que eran populares y costosos.

“Llegó un día en que la emisora no entregó reporte y varios nos quedamos congelados”.

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De acuerdo con la reglamentación publicada en la Bolsa Mexicana de Valores (BMV), las empresas públicas están obligadas a reportar sus resultados trimestrales y anuales con una fecha límite de tiempo. En caso de no cumplir con la regla, la cotización será suspendida hasta que la información sea entregada al centro accionario.

“No nos quedamos con $5.000, hubo personas que se quedaron congelados con $200.000 y esa fue la primera lección”.

En el momento en el que la empresa regresó a cotizar al mercado, el precio de los títulos descendió hasta los dos centavos debido a que son empresas que ya están al borde de la quiebra.

“Por regla general las evaluadoras deben hacerlo en centavos”.

Este operador especificó que perdió $100.000 en un sólo día; sin embargo, aprendió a invertir en empresas con salud financiera.

El diablo está en los detalles

En el 2016, Graña y Montero, compañía constructora de origen peruano cotizaba en el Sistema Internacional de Cotizaciones (SIC) de la BMV.

“Cuando estaba realizando mis pininos en el SIC, elegí una empresa bajo una perspectiva con un buen horizonte en el precio de sus acciones. La compré un viernes y ese día subió un 15%”, mencionó un inversionista independiente anónimo.

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Poco duró el encanto, porque el precio de los papeles presentó un desplome de 30%. “Me voy dando cuenta de que sale una noticia de que había sido señalada por sobornar licitaciones”.

Cuando abrió el mercado en México, el inversionista no pudo vender sus títulos y perdió el monto que había invertido.

“El final de la historia es que estuve perdiendo el 40% sobre la posición que había adquirido de la empresa”.

El trago amargo provino, además de perder lo invertido, en que no pudo tener la relación necesaria para poder interactuar con el broker y salir en el momento justo antes de la catástrofe.

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“Gracias a esa mala experiencia aprendí a operar en el SIC y saber cómo se puede dominar”.

Inversión letal

El proceso de quiebra de algunas empresas como ICA, constructora y edificadora de grandes proyectos en México, SARE compañía constructora de vivienda de interés social e HILASAL, fabricante de y comercializadora de toallas, fue aprovechado por inversionistas con apetito de alto riesgo.

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La historia se remonta al 2017, cuando la crisis de las vivienderas había profundizado las pérdidas.

“Tuvo buenos lapsos donde, en su cartera de aproximadamente MXN$1.5 millones, llegó a valer casi $3 millones”.

El inversionista anónimo le informó al cliente de los riesgos que estaban latentes; sin embargo, la apuesta estaba lista. “Se veía que había problemas con estas empresas y que, incluso, podían quebrar o ir a concurso mercantil como ICA en su momento y que las acciones podían dejar de cotizar”.

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El perfil del cliente estaba más que definido. El precio de los títulos de preferencia presentaban comportamientos altamente volátiles con retornos de 20% y +30%.

“Él permaneció a costa de lo que fuera. Con una inversión que realizó, tenía buenos retornos porque tomó buenos precios antes de las suspensiones de ICA, HILASAL y SARE (...) había generado 80% en menos de un mes que, a tasas anualizadas, es una brutalidad”.

Ante la omisión al riesgo, pese a que la acción de ICA llegó a caer hasta los $4, decidió quedarse.

La acción le valió la pérdida de más de $3 millones que aún siguen en la constructora mexicana. “Mismos que perdió en su totalidad o al menos hasta que pueda llegar a resolverse algo de ICA, pero parece bastante difícil. Mismo caso con SARE: dos millones de títulos a precio de MXN$0,13 y el caso de HILASAL con 450.000 títulos a precio de $1″.

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El operador resaltó la importancia de conocer e informarse sobre el mercado, conocer una segunda o hasta una tercera opinión.

Sin embargo y pese a la cuantiosa pérdida, la madurez del cliente resaltó. “Con bastante paz nos dijo: yo sabía en lo que estaba invirtiendo, sabía lo que quería, ustedes me lo dijeron”.

Los fantasmas verdugos de inversiones acechan el mercado accionario. Las experiencias compartidas invitan a mantenerse informados sobre los riesgos y factores a considerar antes de invertir.

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