¿Es justo el precio del café para agricultores? Los dilemas detrás del negocio

Después de 1989, dice Morales-de la Cruz, “el modelo de negocio de la industria del café y de los países desarrollados ha sido, como en la colonia, comprar el grano por debajo de su costo real de producción”.

Un trabajador lleva una canasta llena de cerezas de café frescas recogidas a mano.
17 de noviembre, 2021 | 04:00 AM

Bogotá — El fundador de la organización Café for change, Fernando Morales-de la Cruz, abogó en una entrevista concedida a Bloomberg Línea por mejores precios del café para que los agricultores “vivan dignamente”, al considerar que la industria “defiende un modelo neocolonial que concentra la riqueza en países desarrollados”.

Morales-de la Cruz, quien a través de su organización pide mejores condiciones para los caficultores en el mundo, considera que hay un falla estructural en el negocio que se representa en los precios. Esto dijo en la entrevista para Bloomberg Línea.

El experto pide mejores condiciones para los caficultores en el mundo.dfd

Bloomberg Línea: ¿Por qué considera que el modelo de negocio actual de la industria del café es lo opuesto a los objetivos de desarrollo sostenible?

La industria del café tiene un valor de consumo anual superior a los US$465.000 millones, genera decenas de miles de millones de dólares anuales en utilidades para las corporaciones y empresas que comercializan, tuestan y sirven café y también decenas de miles de millones de dólares anuales en impuestos para los países desarrollados, pero la realidad en las regiones cafeteras y en los países productores es totalmente diferente. Es cruel.

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Después de 1989, al no renovarse el Convenio Internacional del Café de 1983, el modelo de negocio de la industria del café y de los países desarrollados ha sido, como en la colonia, comprar el grano por debajo de su costo real de producción con un elevadísimo costo humano para los países productores. Esto es lo opuesto a los objetivos de desarrollo sostenible y a las convenciones y acuerdos internacionales.

¿El precio internacional del café hoy suple las necesidades de quienes trabajan en el negocio del café?

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No. Como admitiera el Specialty Coffee Association en su reporte hay hambre en las regiones rurales que producen café. El precio de US$2,20 lb FOB en el mercado C es apenas 56 % del precio del Convenio Internacional del Café de 1983. Para que los agricultores y trabajadores vivan dignamente en las regiones rurales que producen café se requiere un precio superior a US$4,50 lb FGP (neto al productor) más impuestos en origen.

¿Por qué el sector cafetero está expuesto hoy al trabajo infantil y la migración forzada?, ¿cómo corregir esos aspectos críticos?

Según el Departamento de Trabajo de Estados Unidos, el café es producido con trabajo infantil en 17 países. El trabajo infantil es parte del modelo de negocio de las corporaciones multinacionales, es una forma muy eficiente y muy cruel para reducir costos de producción. La única acción que puede eliminar el trabajo infantil y la migración forzada es multiplicar el precio pagado al productor y cubrir adicionalmente el costo de la educación, la salud, la infraestructura básica, seguridad social, pensiones, tecnología agrícola, etc.

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¿De qué manera se puede generar un nuevo modelo productivo para que el café se venda a los mejores precios y los beneficios del negocio lleguen a quienes están en la base del mismo?

Es indispensable tener presente que la industria del café opera fuera de la ley y violando la convenciones y acuerdos internacionales. El precio artificialmente bajo del café se debe a la existencia de un cartel de corporaciones registradas en Suiza que controla el 70 % del comercio del café en todo el mundo.

Las mal llamadas “certificaciones” “Fairtrade”, Rainforest Alliance, 4C, C.A.F.E./Conservation International, etc., también operan fuera de la ley. Además de promover la explotación, su modelo de negocio defrauda a los consumidores. La industria del café, sus ONG y las iglesias que la apoyan defienden un modelo neocolonial que concentra la riqueza en los países desarrollados.

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Menciono todo esto porque es imposible que los pobres agricultores se beneficien de su trabajo cuando los ricos y poderosos de la industria no respetan la ley y cuando los gobiernos del Norte y del Sur son cómplices de los explotadores. Yo le he propuesto a las multinacionales y a los países desarrollados un nuevo modelo de negocio con una compensación de valor compartido de US$10 centavos por taza, pagada por el consumidor.

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¿En qué situación están los principales productores de café en Suramérica con respecto al tema de los precios?

Todos los países productores están muy mal por el precio artificialmente bajo que imponen desde Suiza las multinacionales del café. Las exportaciones anuales de café de Brasil, país que llegó a representar casi 40 % de la producción mundial, son menos del 1% del valor de consumo anual de la industria del café de US$465.000 millones.

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¿Hoy la prima que recibe el café colombiano en bolsa es suficiente?

No. Los caficultores colombianos son cada vez más millonarios en pesos colombianos, pero cada vez más pobres en dólares reales (ajustados a la inflación). La prima que reciben los caficultores colombianos es apenas 15 % del incremento que merecen y necesitan.

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¿Cuál es la perspectiva del sector de cara a un 2022 en el que los problemas logísticos y la escasez de contenedores seguirá siendo un problema?

El principal problema de la industria no es el logístico, ni la escasez de contenedores. Es la escasez de café arábica causada por la sequía y las heladas en Brasil. Las cosechas 2021 y 2022 de Brasil aportarán decenas de millones de sacos menos que en 2020.

La industria está comprando pasilla y cáscara en los principales países productores para suplir el déficit de café. Los gobiernos de los países productores de café deben crear urgentemente OCAFE, la Organización de Países Productores de Café, para defender juntos, con todas las leyes existentes, los intereses económicos y los derechos humanos de millones de sus agricultores, trabajadores y niños hoy explotados por las corporaciones multinacionales y por los países desarrollados encabezados por la Unión Europea, Suiza, Estados Unidos, Noruega, Japón y Canadá.