Opinión - Bloomberg

A los “Metamigos” de Zuckerberg les espera un viaje largo y difícil

Meta
Por Mark Gongloff
16 de febrero, 2022 | 02:48 PM
Tiempo de lectura: 3 minutos
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Bloomberg Opinión — Motivar a la gente es difícil, sobre todo cuando tratas de convencerlos de que se unan a ti en una peligrosa aventura que puede no tener éxito.

Así que tal vez puedas entender, una vez que dejes de reírte, por qué Mark Zuckerberg ha alentado a sus empleados a llamarse “Metamigos” (Metamates, en el inglés original) en lugar de “colegas” o “compañeros de trabajo” o “Steve”. ¡Es náutico! ¡Nos embarcamos en una aventura de capa y espada! ¡Vamos, Metamigos!

Pero las aventuras náuticas no siempre terminan bien. Los indígenas hawaianos mataron al capitán James Cook. Incluso los exploradores que tuvieron éxito propagaron enfermedades, esclavitud y miseria humana en general por todo el mundo.

Del mismo modo, el metaverso en el que Zuckerberg se juega el destino de Facebook (FB), ahora Meta, ha sido una fuente de miseria de otro tipo. El acoso sexual y las agresiones virtuales, a veces a menores, son tan abundantes que incluso los metamigos que prueban la experiencia lo han sufrido.

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Meta ha tomado medidas para solucionar el problema. Pero el ejecutivo Andrew Bosworth, que ayer tuiteó con entusiasmo el cambio de término a Metamigos, ha sugerido que vigilar el metaverso “a cualquier escala significativa es prácticamente imposible”.

Incluso si no te asaltan en un sentido delictivo, tus sentidos pueden ser asaltados por la espeluznancia general, como experimentó mi colega de Bloomberg Opinion Parmy Olson en una reciente incursión en el metaverso, donde una multitud de avatares masculinos la rodearon y le sacaron fotos. Y eso fue antes de conocer al adolescente que gritaba obscenidades o al “hombre rubio gigante llamado BabyFace” que hacía “ruidos extraños de animales”.

Es probable que el metaverso de la visión de Zuckerberg esté aún a años de hacerse realidad. La decisión de Jamie Dimon de colgar un retrato de sí mismo en el pequeño rincón del metaverso de JPMorgan Chase & Co. (JPM) puede parecer un respaldo al mismo. Excepto que JPMorgan está jugando con el dinero de la casa y puede darse el lujo de tomar un volante al construir un puesto de avanzada en un terreno en un país que no ha sido desarrollado aún.

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Se supone que el ideal de la Web3, del que el metaverso es una parte clave, es la descentralización. El hecho de que grandes empresas como Meta y JPMorgan ya estén conquistando el Nuevo Mundo sugiere un objetivo diferente: financiarizar todos los aspectos de Internet y de la vida.

Otra referencia náutica aún menos halagüeña que me viene a la mente es “Moby-Dick”. El metaverso podría ser la Ballena Blanca de Zuckerberg, y Meta su Pequod, el barco que (alerta de spoiler) se hunde al final, llevándose consigo todos los pares de manos menos uno.

Ahab pudo motivar a su tripulación clavando un doblón de oro en el mástil. Los accionistas de Meta pueden necesitar un incentivo un poco mayor. La venta de este mes, la peor de su historia, se debió en parte a que los inversionistas se mostraron reacios a apoyar la cantidad de dinero que Zuckerberg está invirtiendo en su propia obsesión.

Por supuesto, la principal motivación de la venta fue el hecho de que la principal fuente de ingresos de Meta, la publicidad digital, no está creciendo como antes. Los viajes de descubrimiento llevan mucho tiempo y la memoria de Wall Street es corta. La historia de Silicon Valley está plagada de nuevas ideas, como el iPad, que son objeto de burla y luego se aceptan.

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Los Metamigos de Zuckerberg podrían tener muchas razones para seguir a bordo durante un tiempo. Pero quizá deberían empezar a prestar más atención a esos simulacros de bote salvavidas.

Esta nota no refleja necesariamente la opinión del consejo editorial o de Bloomberg LP y sus propietarios.

Este artículo fue traducido por Estefanía Salinas Concha.