¿A quién culpar por la subida de precios en Ecuador?

Hoy, el Gobierno enfrenta protestas por el encarecimiento de la vida, ¿pero se puede culpar de todo a Guillermo Lasso? La teoría económica explica otros factores

A pesar de ser la segunda más baja de la región, el ecuatoriano empieza a resentir la subida de precios.
14 de junio, 2022 | 05:00 AM

QUITO — Aunque el Gobierno es el más señalado por la escalada de precios en Ecuador e incluso hoy enfrenta protestas ciudadanas por ello, la teoría económica y el mercado explican lo que ocurre en torno al encarecimiento de la vida, pues aunque las decisiones políticas tienen que ver, en una economía dolarizada y con tantos shocks externos en frente hay otros factores a tomar en cuenta.

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¿Por qué la inflación en Ecuador es más baja que en otros países?

Así lo explica a Bloomberg Línea Luis Naranjo, director económico de la Cámara de Comercio de Quito: “Lo que más ha incidido en el incremento de los precios son los factores externos, como el aumento del precio del petróleo” debido a la guerra en Ucrania. ¿Pero por qué?

SUBE EL PETRÓLEO Y TODO SUBE

Los datos muestran muestra que, precisamente, el transporte es uno de los rubros que ha marcado el incremento de la inflación en el último año (hoy en 3,38%) y aquello se explica, en gran medida, por la subida del precio del crudo y su impacto en el costo de la gasolina Súper, que es la más cara y la única que está liberalizada; es decir, su valor fluctúa según el mercado y el mes pasado llegó a encarecerse en más del 13%, costando US$ 4,79 por galón. Las demás gasolinas tienen precios fijos.

¿Pero si solo 3% de la población más pudiente consume este tipo de gasolina, por qué la vida se siente más cara para todos? Naranjo explica que se debe tomar en cuenta que muchos productos se producen a partir del petróleo, como plásticos, polímeros, algunos fertilizantes y abonos que actualmente “registran un incremento importante de los precios”. Y son justamente esos insumos los que se utilizan para producir los alimentos, por ejemplo. Entonces, todo es parte de una cadena.

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Insumos como la urea, que se produce mayoritariamente en Rusia, han incrementado su valor hasta en 300% debido a la ruta logística que ahora se ha visto complejizada. Los productores nacionales ya se han quejado de aquello, pero el costo final –la mayoría de veces- se traslada al consumidor.

Otro ejemplo es el de los aceites comestibles, principalmente el de girasol. La guerra sacó del mercado al 58% de la oferta mundial de aceite de girasol, presionando la demanda de sustitutos provenientes de la soja y de la palma. En Ecuador, actualmente un litro de aceite vegetal cuesta entre US$ 3 y US$ 5, al menos un 25% más que hace un año. Aquello ha puesto la mirada en la producción nacional de aceite de palma, que también está al límite y no se da abasto.

OTRO FACTOR: EL CICLO ECONÓMICO

“Hay un sinnúmero de factores que terminan empujando que los precios crezcan y a esto hay que sumarle la recuperación normal de la economía”, anota el especialista, pues después de la pandemia el consumo se reactivó también, creando niveles inflacionarios superiores a los acostumbrados en el país, que estaban bajo el 1%. Con mayor capacidad de compra, hay también mayor demanda de productos y eso hace que los precios crezcan.

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¿EL GOBIERNO PUEDE HACER ALGO ANTE LA SUBIDA DE PRECIOS?

Aunque desde varios sectores se pide al Gobierno que intervenga para, por ejemplo, fijar precios, Naranjo asegura que aquello es lo menos deseable. “Un control de precios genera principalmente escasez y contrabando”, afirma.

¿Pero qué sí podría hacer? Una alternativa es identificar qué productos tienen una relación directa con el aumento del precio petróleo y “subsidiarlos” de alguna manera para que el impacto sea menor en los estratos medios y bajos, sobre todo en aquellos insumos que sirven para producir alimentos de alta demanda, como el pan.

“Lo que podría hacer el Gobierno es ver qué productos están teniendo un incremento importante, sobre todo en las materias primas para, por un lapso, quitarles los aranceles e impuestos y hacer que sean más baratos los productos finales”, anota Naranjo. Eso podría aplicarse, por ejemplo, al trigo que se importa para producir pan, uno de los productos estrella de la canasta familiar que también se ha encarecido. Hasta hace poco, se podía comprar cinco panes regulares por US$ 1, ahora apenas alcanza para tres.

¿QUÉ ESPERAR A CORTO Y MEDIANO PLAZO?

Aunque aún se vive mucha incertidumbre, el ejecutivo de la Cámara considera que “los precios van a atender a bajar cuando se empiece a normalizar un poco el tema del precio del crudo, el tema del transporte marítimo y también un poco la guerra”. Sin embargo, rescata que a pesar de la situación, Ecuador maneja niveles bastante aceptables de inflación (3,38%) en comparación con sus vecinos, cuyo nivel inflacionario bordea el 8% o 9%.

Finalmente, Naranjo insiste en que los factores que más inciden en la escalada de precios “son los externos” y “mientras sigamos teniendo un precio tan alto del petróleo, junto con los temas logísticos, los precios de los bienes seguirán subiendo”.

Así las cosas, es complicado saber si estas explicaciones calarán entre los protestantes, que están más aturdidos por la dificultad de llevar alimentos a la mesa que por comprender los shocks externos.

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