Alonso, CEO de Mirgor: restricciones para importar son “un proceso involutivo”

En una entrevista con Bloomberg Línea Jose Luis Alonso advirtió que en el país no sólo hay un problema de escasez de dólares, sino de cambios en las condiciones comerciales

Señaló que ello puede impactar en el nivel de producción.
07 de julio, 2022 | 05:00 AM

Buenos Aires — En medio de una crisis financiera y un nuevo cepo a las importaciones en Argentina, acontecimientos que se conjugan con un escenario internacional adverso a raíz de la guerra entre Rusia y Ucrania, se van apilando los desafíos para la actividad industrial en el país.

El sector empresarial ya manifestó su preocupación de que las restricciones a las compras en el exterior, situación derivada de la falta de divisas en las arcas del Banco Central, podrían derivar en menor producción, más aumentos de precios y un freno en el crecimiento alcanzado durante los últimos meses.

La lógica sería que si hay menos dólares y menos producción, haya escasez y, si hay escasez, la tendencia lógica es que el precio suba. Eso dice la teoría. La realidad es que no solamente hay un problema de que no hay dólares, sino de que se están cambiando las condiciones comerciales”, analizó en diálogo con Bloomberg Línea Jose Luis Alonso, CEO del Grupo Mirgor.

Mirgor, controlado por Nicolás Caputo, es uno de los principales proveedores de Toyota Argentina, y tiene diferentes unidades de negocios, incluyendo agro, innovación y manufactura. Es uno de los principales productores de celulares del país.

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Si hay un proceso devaluatorio más fuerte, va derecho a los precios. El 80% de un teléfono son materias primas que vienen de diferentes países del mundo”, advirtió.

A pesar de la crítica situación económica argentina, la empresa actualmente está ejecutando inversiones en la ciudad de Baradero y apunta a construir un puerto en Tierra del Fuego, lo cual constituye el proyecto más importante de los próximos cinco años.

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La siguiente conversación fue editada por motivos de extensión y claridad.

Bloomberg Línea: ¿Cómo se encuentra el el grupo para la segunda mitad del año, y qué cambios hubo en relación a lo planeado originalmente?

Jose Luis Alonso: Estamos ejecutando, prácticamente, todas las inversiones que nos propusimos a principio de año. En general, los valores de producción son buenos, con excepción de muy pocos aspectos. Por ejemplo, hay algunas terminales automotrices con problemas de suministros que hacen que paren y nosotros, por lo tanto, paramos también. El resto está dentro de parámetros normales, con preocupación por lo que está pasando, pero hasta el día de hoy está como se presupuestó. Estamos ejecutando inversiones muy importantes. Una en Baradero, que es una nueva planta para producir plásticos especiales, que ya está con 60% de avance. La planta a fin de año va a estar terminada y operativa. Y estamos ampliando nuestra planta de producción de placas electrónicas en Tierra del Fuego, que también es un proyecto muy importante. Una inversión grande. Creemos que entre octubre y noviembre vamos a estar arrancando.

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¿Es muy heterogéneo el panorama, según el rubro que se mire?

Es bien heterogéneo. La realidad es bien distinta. Por eso decía que en el autopartismo tenemos casos en los que las terminales están levantando producción, como Toyota Argentina, por ejemplo, y tenemos otras terminales que, por cuestiones de suministro, están complicadas. Hay algunos conflictos importantes en la Argentina. El tema de los neumáticos está pegando mucho en la producción de vehículos y, como todo el proceso de fabricación de automóviles es just in time, no tienen ningún tipo de posibilidad de tener stock. Cuando ellos paran, nosotros paramos. Esa es la parte en la que tenemos algún vaivén. Paramos una semana, arrancamos otra. El resto está bastante bien. Electrónica y consumo tiene una producción sostenida. Agro también.

La empresa es una de las principales proveedoras de Toyota.

¿Qué tan rentable es para Mirgor la exportación agropecuaria desde Argentina?

La exportación de commodities es un negocio de márgenes bajísimos, menores al 1%, que hoy día está en franca baja porque, como el commodity tiene retenciones y el producto terminado no o tiene menos en algunos casos, prácticamente las exportaciones argentinas se han volcado mucho más a productos terminados que al commodity en particular, pero con la guerra de Ucrania, al subir tanto la soja y el trigo, ayudó a que el negocio sea atractivo. Para nosotros, es interesante porque compramos muchas partes y piezas al exterior. Tenemos un grado importante de importación, por lo tanto tenemos un riesgo cambiario importante. Nosotros compramos en dólares, producimos y vendemos en pesos y después de un determinado tiempo, pagamos en dólares. Ese plazo del tiempo que hay entre que cobrás y pagás, tenés pesos expuestos a la variación del tipo de cambio.

¿Cómo avanza el proyecto del puerto en Tierra del Fuego?

La construcción del puerto es el proyecto más importante de los próximos cinco años. No está en ejecución todavía, está en fase preliminar. Se están pidiendo las autorizaciones a todas las entidades gubernamentales para construirlo. Es un puerto de gestión privada, por lo tanto, usualmente, tiene un proceso de aprobación mucho más complejo que uno de gestión pública. Estamos en proceso de obtener permisos y están dentro de los carriles normales. Cuando esté aprobado, vamos a movernos en cuanto a la construcción. El puerto es fundamental para la provincia y, especialmente, para Río Grande. Hay mucha industria que hoy no se desarrolla porque no tiene por dónde sacar sus productos. Tierra del Fuego es muy dependiente del flete, por la distancia, entonces el puerto va a permitir a la madera, al ganado ovino, vacuno, tener una salida mucho más simple y de bajo costo. Hay un montón de actividades que se van a desarrollar.

¿Por siguen invirtiendo ante un contexto tan adverso en Argentina, y también a nivel global?

Esta es una empresa pública, de capitales 100% argentinos, y la realidad es que no es que actúe hoy así y sea algo extraño. Mirgor actúa siempre de la misma manera, con una mirada de mediano y largo plazo. La intencionalidad es crecer en la Argentina y regionalmente, teniendo como base a Argentina. Independientemente de que esto se revisa cada día, tratamos de no afectar un plan estratégico a mediano plazo con la realidad del corto plazo. Si no, sería casi imposible ejecutar planes de inversión, de crecimiento de compañía. Sí estamos tomando riesgos adicionales en muchos aspectos por el hecho de que, al no tener una certeza de cómo se va a mover la economía, es complicado cuando uno localiza, por ejemplo, piezas en Baradero que se importan de Tailandia. La realidad es que si, a futuro, la politica argentina cambia rotundamente, quizás tu inversión queda desdibujada y desamparada. Nosotros, a niveles productivos, tenemos eficiencias comparables a cualquier empresa internacional, en cualquier sentido de la economía argentina seremos competittivos. Seremos más competitivos o menos, pero vamos a tener la posibilidad de batallar.

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Pero la mayoría del sector empresario critica la falta de continuidad en las políticas económicas, cuando cambian los gobiernos. Y se frenan las inversiones.

No cabe ninguna duda de que si tenés un negocio en un país previsible, tus posibilidades de crecimiento son mucho mayores. A nosotros nos corresponde hacer las inversiones, buscar crecer en nuestra matriz de negocio, tomar responsabilidad sobre la parte de la sociedad que nos corresponde. Creo que la diferencia entre un país previsible y no previsible es que las empresas tienen que tomar decisiones para cubrir esa imprevisibilidad.

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Además, apunta a construir un puerto en Tierra del Fuego.

En el sector automotriz, ¿cómo afectaron a Mirgor las medidas que restringieron las importaciones?

Un auto tiene entre 50% y 80% de piezas importadas. Importar partes de pieza no es un delito. Todos los países del mundo importan gran parte de sus insumos para poder producir. Estas medidas lo que hacen es entorpecer cada vez más el circuito lógico de importación de materia prima. A la larga o a la corta, si esto sigue cerrándose, indudablemente, va a impactar en la producción. Hoy en día, importar materia prima es muy complejo. Hoy la Argentina tiene condiciones que no existen a nivel mundial. No hay un proveedor mundial que vaya a dar una pieza con un plazo de pago de 180 días de la fecha de embarque. Hoy el 80% de los proveedores quieren que le paguen la pieza para mandarla a la línea de producción. Hay muchísimos países que están interesados en quedarse con esa cuota de materia prima, por lo que están dispuestos a pagar de esa manera. Estamos en una situación extremadamente desfavorable.

¿En qué rubros de los que operan ven las principales dificultades?

Todo por igual. Tanto en la industria automotriz como en la electrónica y consumo. Lo que importamos son componentes electrónicos. Hoy hasta es difícil importar café en Argentina. El país tiene un problema gravísimo de stock de dólares y eso pega a cualquier industria. Lo que está haciendo el Gobierno es tratar de racionalizarlo y dar los dólares a las industrias más importantes.

Se cuidan los dólares, pero después impacta en la producción.

Es un proceso involutivo. Esto lo único que provoca es que haya menos producción, menos dólares. Se va cerrando el circuito involutivamente. Esa es la preocupación de todos los industriales en la Argentina. El país hasta el primer semestre venía creciendo 7% y podría crecer el 12%, si hubiesen dólares. A la Argentina le pasan cosas que no le pasan a nadie. Cualquier país del mundo estaría deseoso de un crecimiento del 4% y la Argentina se da el lujo de perder 5 puntos de crecimiento porque no tiene dólares.

¿Están esperando un freno con respecto a los resultados que consiguieron en la primera mitad del año?

Espero que no pase. No sé si va a pasar o no. Espero que de alguna forma se encuentre la manera de ir saliendo de esa situación. Todos tenemos que hacer un esfuerzo. De hecho, lo hacemos. Estamos en contacto permanentemente con el Gobierno y cuando nos pide que colaboremos de diferentes formas, siempre tratamos de dar el mayor apoyo posible. Ellos no están en esta situación porque quieren. Lamentablemente, Argentina tiene esta situación y no es tan fácil salir de dónde estamos ni gobernar este país. Independientemente del color político que se trate. No es un problema de quién gobierna, sino estructural de la Argentina. Ojalá que no pase porque, si sucede, vamos a retroceder diez años.

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¿Qué pasará con los precios, si hay una producción que va a estar afectada?

La lógica sería que si hay menos dólares y menos producción, haya escasez y, si hay escasez, la tendencia lógica es que el precio suba. Eso dice la teoría. La realidad es que no solamente hay un problema de que no hay dólares, sino de que se están cambiando las condiciones comerciales, lo que también tiene un impacto sobre los precios porque los plazos de cobertura son más largos. Se le está agregando un costo al producto innecesariamente. Estos procesos desafortunadamente, en la mayoría de los casos, terminan impactando en los precios. Cuando restringís un bien o cuando fijás un precio de un bien, al final del camino terminás restringiendo la existencia de ese bien en el mercado, la gente termina demandándolos y el precio sube. Casi por una cuestión lógica. Si hay un proceso devaluatorio más fuerte, va derecho a los precios. El 80% de un teléfono son materias primas que vienen de diferentes países del mundo. Si hay un proceso devaluatorio y este bien se vende en Argentina en pesos, irremediablemente va a subir.

Con la baja de poder adquisitivo, ¿hasta qué punto se pueden subir los precios?

El mercado termina ajustando. Terminás produciendo menos, que es lo que decía anteriormente. Menos dólares, menos producción.

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