¿Cómo es vivir con menos de US$3 al día? La realidad de 4,5 millones de ecuatorianos

En el país, 25% de la población es pobre y la mayoría vive en la ruralidad

Esmeraldas es una de las provincias más pobres del país.
26 de julio, 2022 | 07:43 AM

QUITO — Marta Anrrango trabaja desde los 15 años limpiando casas en Quito, hoy tiene 52 años. Con sus ingresos mantiene a dos hijos y tres nietos. En un mes, y con suerte, su salario llega a US$ 300 que, repartidos entre seis personas, da un ingreso per cápita de US$ 50. Es decir, son una familia pobre o casi extremadamente pobre.

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El desempleo en Ecuador llegó a 4% en junio, con un leve aumento mensual

En Ecuador, 4,5 millones de ciudadanos son pobres por ingresos, de acuerdo con las últimas cifras del Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INEC). Esto quiere decir que 25% de la población no posee los recursos suficientes para satisfacer sus necesidades básicas. Aunque el dato es alentador, pues se ubica en los niveles pre-pandemia, aún es demasiado alto para un país con apenas 18 millones de habitantes.

¿PERO QUIÉN ES POBRE EN ECUADOR?

¿Pero quién se considera pobre por ingresos en Ecuador? De acuerdo con el INEC, son aquellas personas cuyo ingreso total per cápita, en relación a su hogar, es inferior a la línea de pobreza. En junio de 2022, la línea de pobreza se ubicó en US$ 87,57 mensuales per cápita, mientras que la línea de pobreza extrema en US$ 49,35 mensuales per cápita.

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¿Qué es la línea de pobreza? Es el nivel de ingreso mínimo disponible que necesita un individuo para no ser considerado pobre. Esta va cambiando con el tiempo y se actualiza mediante el Índice de Precios al Consumidor (IPC) de esta manera:

Línea de pobreza actual = Factor de ajuste X Línea de pobreza 2006

Así, la evolución de la línea de pobreza ha sido la siguiente:

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Línea de pobreza en Ecuador.

Pero en Ecuador también hay otras mediciones de pobreza que se actualizan con menos periodicidad como la pobreza por consumo, la pobreza por necesidades básicas insatisfechas y la pobreza multidimensional. Solo la pobreza por ingresos se actualiza mensualmente en la misma encuesta de empleo y desempleo que realiza el INEC.

UNO DE CADA CUATRO ECUATORIANOS ES POBRE

Así, en junio de 2022 la pobreza por ingresos a nivel nacional fue de 25%, lo que representa una reducción estadísticamente significativa de 7,2 puntos porcentuales con relación a junio 2021. En el área urbana, la pobreza pasó de 24,2% en junio 2021 a 16,7% en junio 2022, una reducción estadísticamente significativa de 7,5 puntos.

Pero donde la pobreza es más severa es en el área rural, donde se ubicó en 42,9% en junio 2022, evidenciando una reducción no significativa estadísticamente de 6,3 puntos con relación a junio 2021. Precisamente, de los 4′498.305 pobres, 2′457.390 viven en la ruralidad (54,62%). Mientras que de los pobres extremos, que suman 1′931.793 personas, 1′296.984 residen en el campo, es decir, 67,13%.

Pobreza comparativa 2017-2022

¿CÓMO SE VIVE CON MENOS DE LO JUSTO?

¿Cómo hace Martha para vivir con tan pocos ingresos? Se las ingenia. “A veces solo comemos dos o una comida al día. Por lo general, compro un quintal de arroz al mes para que eso al menos no nos falte. Aparte completamos con un huevito o una lata de atún”, cuenta.

Con lo demás paga el arriendo y los servicios básicos y, cuando por suerte gana un poco más al mes, les compra algo de ropa a sus nietos de 8, 5 y 3 años que viven con ella desde siempre. “Alguna gente me regala ropita para mis nietos, yo espero que ellos tengan mejor suerte que yo y que terminen sus estudios, por ellos trabajo y seguiré trabajando hasta cuando pueda”, afirma.

Aunque Martha recibe el Bono de Desarrollo Humano de US$55 que le entrega el Gobierno, con tantas bocas que alimentar en casa, ese monto se vuelve ínfimo. Más aún ahora que no tiene empleo fijo, o parcialmente fijo siendo el único sustento del hogar. “Mi último marido me dejó hace años y aún tengo una hija chiquita que criar, además de mis nietos”, relata Martha, quien vive en un populoso barrio del norte de Quito.

Al preguntarle si se considera pobre ella asegura que no: “Bien o mal tenemos para comer, y estamos sanos, y eso ya para mí es riqueza”, dice como una forma de consolarse. Pero los números y la realidad dibujan otra cosa.