Así nacieron las maras, a las que El Salvador y Honduras han declarado la guerra

La inestabilidad social y económica de 1980 llevó a que muchas familias centroamericanas emigren hacia los Estados Unidos y sus hijos, al ser verse envueltos en ambientes violentos, se unieron en pandillas

El Salvador lleva más de ocho meses en su guerra contra pandillas.
12 de diciembre, 2022 | 07:29 AM

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Bloomberg Línea — La década de 1980 estuvo marcada por las guerras civiles en El Salvador, Guatemala y Nicaragua, y la inestabilidad económica en Honduras que motivaron a que un número importante de centroamericanos emigrara hacia los Estados Unidos. Muchas personas terminaron en distritos pobres de Los Ángeles, California.

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Los adolescentes de las familias migrantes sufrieron exclusión social e incluso violencia étnica. Para enfrentar el ambiente hostil de las calles, la diáspora se unió primero a las pandillas chicanas y luego formó sus propias agrupaciones, siendo las más conocidas la Mara Salvatrucha (MS-13) y la Mara Barrio-18 (18th Street Gang), en referencia a la calle donde nació.

A mediados de la década de 1990, cuando Estados Unidos comenzó a percibir a este grupo migrante como potenciales amenazas para la seguridad nacional, puso en marcha la Ley de Reforma de Inmigración Ilegal y Responsabilidad del Inmigrante, que amplió las categorías bajo las cuales podrían ser deportados. La emisión de la legislación llevó a un incremento en las deportaciones de exconvictos y varios miembros de las maras al Triángulo Norte.

Un análisis del Instituto Español de Estudios Estratégicos (IEEE) relata que los retornados reprodujeron en El Salvador, Guatemala y Honduras el modo de actuación que habían aprendido en las calles y en los centros de reclusión de Los Ángeles. De forma rápida, se sumaron otros jóvenes que ya estaban asociados a pandillas callejeras y se produjo una hibridación de las pandillas con los rasgos que aportaron las maras de corte californiano.

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Su forma de operar

Las maras se han establecido en el norte de Centroamérica como un poder alternativo al Estado que exige extorsión conocida como ‘impuesto de guerra’. Desde allí, llevan a cabo el tráfico de drogas o narcomenudeo y la actividad extorsiva a pequeños negocios y pobladores de las zonas en las que tienen influencia.

La extorsión también es aplicada al sector de transporte, vendedores ambulantes, a quienes reciben remesas de familiares en el exterior o ingresos por un trabajo. Si la víctima no accede a la extorsión o se retrasa en el pago, entonces viene el secuestro de algún miembro de la familia como forma de presión, o la muerte.

Cruzarse accidentalmente al territorio de una pandilla o negarse a colaborar puede significar la muerte. Los mareros imponen sus reglas en barrios y colonias, y esto ha llevado a cientos de miles de personas a huir dentro y fuera de los países.

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Entre tanto, con el pasar de los años, los cabecillas de las maras que llegaron a principios de milenio al norte de Centroamérica ahora han hecho un capital.

Las acciones por combatirlas

En la década de 2000, los gobiernos del norte de Centroamérica, en un intento por enfrentar a las pandillas y la delincuencia asociada a las mismas, comenzaron a promulgar políticas de “mano dura” que llevaron a la encarcelación masiva de presuntos pandilleros.

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Según registros de World Prison Brief (WPB), en Guatemala la población en las cárceles pasó de 6.974 reclusos a 25.538 en 2020; en El Salvador, durante ese mismo lapso pasó de 7.754 a 37.190 y en Honduras, de 11.500 a 20.506 en 2018.

Sin embargo, la criminalidad persiste y ha llevado a que los tres países figuren por muchos años entre los más violentos del mundo. En un esfuerzo regional, los gobiernos del Triángulo Norte lanzaron en 2016 una Fuerza Trinacional contra las pandillas, encargada combatir a esos grupos delictivos y al narcotráfico, pero no prosperó.

Desde entonces, esta estructura criminal se ha expandido. Según registros, hay presencia en Estados Unidos, México, Canadá e incluso España. En tanto, Nicaragua la ha frenado con la aplicación de la estrategia de Muro de Contención, por lo que, a pesar de que la criminalidad sigue siendo elevada en ese país, es menor que en sus países vecinos.

Durante su administración presidencial, Donald Trump se refirió a las maras como “animales y tenemos que ser muy, muy duros”. También las calificó como “una pandilla despiadada que ha violado nuestras fronteras y ha transformado barrios que una vez fueron pacíficos en campos de muerte ensangrentados. Gente horrible, por cierto”.

También la Casa Blanca emitió comunicado que tituló Lo que necesitas saber sobre los animales violentos de MS-13, en el cual describía algunos crímenes cometidos por este grupo en diferentes ciudades.

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Bukele y Castro les declaran la guerra

En El Salvador, en respuesta a una escalada de 87 asesinatos cometidos entre el 25 y 27 de marzo, el Congreso acogió un pedido del presidente Nayib Bukele para decretar un régimen de excepción, que a mediados de noviembre fue prorrogado por octava vez.

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Desde entonces, en la “guerra contra pandillas” el gobierno ha capturado a 59.307 personas vinculadas a las maras y decomisado 2.417 vehículos, 14.086 celulares, 1.971 armas de fuego, US$1,4 millones en efectivo y 6.2 toneladas de drogas.

También en Honduras, la presidenta Xiomara Castro declaró a finales de noviembre una emergencia nacional en materia de seguridad y guerra a la extorsión, a través de un plan para frenar la actividad extorsiva de las maras y pandillas, que incluye estado de excepción parcial en algunos barrios y colonias del Distrito Central, formado por Tegucigalpa y Comayagüela, y San Pedro Sula y Choloma, donde se ha identificado la presencia de estas estructuras criminales.

La Policía Nacional cuenta con todo mi apoyo para combatir el crimen, la extorsión, el narcotráfico y desarticular las organizaciones criminales, hasta identificar y capturar a los cabecillas de cuello blanco, vamos a erradicar la extorsión hasta en el último rincón de nuestra patria”, dijo Castro en el lanzamiento del Plan integral para el tratamiento de la extorsión y delitos conexos.