La tasa de pobreza en EE.UU. aumentó desde el mínimo de 60 años
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Bloomberg — La 117ª legislatura consiguió algo que sus 116 anteriores no pudieron hacer con tanta eficiencia ni celeridad, disminuir en un 50% la pobreza en la infancia. En concreto, a lo largo de 6 meses en el año 2021, consiguió sacar de la pobreza a 2,9 millones de niños, ampliando provisionalmente el Crédito Fiscal por los Hijos (Child Tax Credit).

A falta de menos de 2 semanas para que finalice este período, los legisladores se muestran decididos a cancelar este avance de forma definitiva.

La fórmula del éxito del Crédito era simple, era generoso y completamente reembolsable, es decir, que cualquier familia podía beneficiarse de él, independientemente de que trabajara o no o de que pagara algún impuesto sobre la renta. Las consecuencias tendrán un gran impacto. Los efectos de la pobreza se dejarán sentir en la escolarización, la sanidad y los ingresos durante toda la vida de los niños, lo que se traduce en una reducción de entre el 4% y el 5% de la producción económica estadounidense, razón por la cual las cifras de cualquier reducción da positiva, incluso en los supuestos más conservadores.

Por desgracia, las particularidades de este crédito provocaron también su desaparición, ya que los detractores lo calificaron de demasiado costoso y mostraron su inquietud por el hecho de que incitara a las personas a trabajar poco. Los economistas están realmente enfrentados en lo que respecta a si los padres trabajarían menos o abandonarían su empleo y hay quienes afirman que el efecto sería insignificante. Pero incluso la probabilidad en teoría de propiciar la vagancia fue motivo de peso para que el crédito no se hiciera permanente.

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Para muchos padres, especialmente las madres, la supuesta preocupación de los políticos por el trabajo suena hueca. El Congreso no ha brindado ninguno de los apoyos para el trabajo, como licencia familiar paga, cuidado infantil subsidiado, días de enfermedad, el derecho a trabajar a tiempo parcial, que brindan otras naciones desarrolladas. Tales políticas podrían aumentar el número de mujeres empleadas en varios millones. En cambio, EE.UU. tiene una de las tasas de participación femenina en la fuerza laboral más bajas entre sus países pares, estableciéndose mientras que otros progresan.

La sola idea de que el crédito fiscal por hijos podría desalentar el trabajo es más una acusación del mercado laboral de EE.UU., con sus bajos salarios y la falta de adaptaciones en el lugar de trabajo, que una evidencia de pereza. Si US$400 adicionales al mes son suficientes para que alguien renuncie, es el trabajo lo que es malo, no el beneficio.

Seamos realistas: Estados Unidos es completamente capaz de reducir la pobreza infantil. Elige no hacerlo. A los estadounidenses les gusta pensar que viven en una sociedad con un potencial infinito, donde cualquier persona con suficiente valor y determinación puede salir adelante. Sin embargo, sus representantes electos no están dispuestos a eliminar uno de los mayores obstáculos para la prosperidad, uno que afecta a las personas en una etapa extremadamente vulnerable de la vida, cuando no tienen voz en el asunto.

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Un crédito fiscal por hijos ampliado no resolvería todo, pero acabar con él es una economía falsa. El Congreso se está alejando de dar a casi tres millones de niños una mejor oportunidad para alcanzar el Sueño Americano. Ese sueño no ha fallado: los formuladores de políticas simplemente carecen de la voluntad para hacerlo realidad.

Esta nota no refleja necesariamente la opinión del consejo editorial o de Bloomberg LP y sus propietarios.

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