Bloomberg — ¿Compras de pánico? ¿Corridas bancarias? Nada de eso: todo sigue igual en Rusia.
El más reciente desplome del rublo no está desencadenando el tipo de ansiedad asociado a un colapso monetario típico en el país, al tiempo que la actual invasión de Ucrania por parte del presidente Vladimir Putin se extiende más allá de la marca de los 18 meses.
La última vez que se produjo un desplome de esta magnitud (tras el inicio de la guerra en febrero de 2022 y las consiguientes sanciones internacionales) los rusos se apresuraron a comprar coches, lavadoras e incluso compresas, pañales y cápsulas de café. Esta vez (al menos hasta ahora) no ha habido indicios de que se repita.
“Normalmente, está en el ADN ruso seguir lo que ocurre con la cotización del rublo-dólar”, dijo Denis, de 46 años, trabajador de una fábrica de la región de Lipetsk, al sur de Moscú, cuya pequeña empresa se hundió el año pasado. “Aún así, ahora hay problemas peores y no creo que afecte más a mi vida cotidiana”.
El rublo, la tercera moneda con peor comportamiento este año en los mercados emergentes, superó el lunes las 100 unidades por dólar estadounidense. Ello obligó al banco central ruso a convocar una reunión extraordinaria para subir la tasa de referencia del 8,5% al 12%. Las autoridades también están considerando nuevas medidas de control de capitales.
Esta actitud demuestra lo rápido que se ha adaptado la vida rusa a los tiempos de guerra.
El reclutamiento de cientos de miles de personas para las fuerzas armadas, los constantes ataques con aviones no tripulados, incluso sobre Moscú, y el levantamiento fallido del líder mercenario del Grupo Wagner, Yevgeny Prigozhin, en junio, son algunas de las nuevas cosas que pueden preocupar a los rusos. Otro factor es que muchas cuentas de ahorro en rublos han sido destruidas en shocks anteriores, mientras que algunos miembros activos de la población se han marchado a otros países.
Tras un periodo de volatilidad en la década postsoviética de 1990, la moneda se estabilizó en general tras el inicio del liderazgo de Putin en 2000, apoyada por el fuerte precio del petróleo. Esto cambió bruscamente tras la anexión de Crimea en 2014, cuando la moneda se desplomó un 50%, convirtiéndose en la de peor rendimiento de ese año entre las más de 170 divisas analizadas por Bloomberg.
En aquella ocasión, el banco central celebró una reunión nocturna de emergencia y anunció la mayor subida de tasas desde 1998. La moneda volvió a depreciarse poco después de que Rusia invadiera Ucrania, pero repuntó rápidamente cuando Rusia impuso medidas, incluido el control de capitales.
Esta vez
Según una encuesta del Banco Otkritie publicada esta semana, sólo un 60% de los rusos cree que la tasa del rublo afecta ahora a sus ingresos, y cerca de la mitad no le hace ningún caso.
“La tasa en sí preocupa a una pequeña parte de la población, sobre todo a los que tienen ahorros. Y ahora son menos, tal vez un 10%”, dijo Denis Volkov, sociólogo del Centro Levada, centro independiente de Moscú.
Los rusos más acomodados de las grandes ciudades, como Moscú o San Petersburgo, están más descontentos.
Los agentes inmobiliarios de la capital están viendo cómo muchos clientes cancelan la venta de propiedades en el último momento, ya que las casas y apartamentos se consideran una forma de protección frente a la devaluación de la moneda, según dos agentes inmobiliarios moscovitas. El turismo también se ha resentido, ya que la gente cancela sus planes de ir a Turquía o a otros destinos populares porque el rublo hace que el coste sea prohibitivo, según el propietario de una empresa turística de Moscú.
“Tengo algo de dinero en el banco para el pago inicial de un estudio, pero el pago es de casi 50.000 rublos (US$517) de hipoteca si el apartamento cuesta 6 millones de rublos”, dijo Olga, moscovita de 38 años, que tiene un salario mensual de 100.000 rublos. “Con el tipo de cambio actual del rublo no está muy claro adónde va todo”.
Los bancos están haciendo más difícil mantener euros o dólares en las cuentas y transferir fondos al extranjero. Varias empresas internacionales de bienes de consumo han abandonado el país, lo que significa que los precios, incluidos los de las importaciones, se han visto afectados, aunque no lo suficiente como para provocar disturbios.
Aumento del PIB
La debilidad del rublo no ha impedido que el PIB de Rusia creciera un 4,9% en el segundo trimestre, poniendo fin a cuatro periodos de contracción. El crecimiento fue superior al previsto e indica que la economía está en vías de volver a su nivel anterior a la guerra tan pronto como el año que viene, mientras se adapta al impacto de las sanciones internacionales.
“La cotización del rublo aún no ha afectado a mi estilo de vida”, dijo Sofía, de 40 años, profesora de Vorónezh, en el suroeste de Rusia. “Sigue siendo preocupante, pero comparándolo con la guerra y la posible movilización, esto no es nada”.
Con la asistencia de Gina Turner.
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