Paciente en terapia intensiva.
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Bloomberg Opinión — Un nuevo análisis de investigadores de la Sociedad Americana contra el Cáncer sugiere que la angustiosa disparidad en los resultados de los pacientes negros y blancos con cáncer de colon podría reducirse si los hospitales simplemente trataran a todos los pacientes con el mismo nivel de atención de alta calidad.

La disparidad en las tasas y muertes por cáncer colorrectal entre la población negra es un problema de larga data en la atención oncológica. Los individuos negros tienen un 20% más de probabilidades de que se les diagnostique cáncer de colon y un 40% más de probabilidades de morir de él. También es más probable que se les diagnostique a una edad más temprana que a sus homólogos blancos.

Se han barajado muchas teorías para explicar el peor pronóstico de los pacientes negros. Durante mucho tiempo se ha considerado que el principal culpable es el acceso a una asistencia de alta calidad, aunque hay otros factores que pueden contribuir a ello: el retraso en las pruebas de detección, el hecho de recibir tratamiento en centros de calidad inferior, la situación del seguro médico y las barreras socioeconómicas que impiden una asistencia sistemática, como la falta de bajas por enfermedad pagadas o de transporte para recibir tratamiento.

Pero estas cuestiones no pueden explicar todo el problema. Como señalaba un informe de enero de la Sociedad Americana del Cáncer, los diagnósticos tardíos y las bajas tasas de supervivencia de los negros persisten en todos los tipos de cáncer, independientemente de la situación socioeconómica y del seguro.

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Los investigadores también han estudiado si existen algunas diferencias en la biología de los propios tumores. Un trabajo reciente del Memorial Sloan Kettering Cancer Center sugiere que los pacientes de cáncer colorrectal de ascendencia africana tienen tumores con menos probabilidades de responder a determinados tratamientos avanzados, como la inmunoterapia. Mientras tanto, una mutación denominada APC, que para otros grupos es un buen predictor de la supervivencia, no parecía tener ningún efecto en los resultados de los pacientes negros.

El nuevo análisis de la ACS sugiere que hay algo más en la historia, y que las consultas de oncología deben reflexionar sobre si ofrecen siempre una atención equitativa.

Los investigadores de la organización sin ánimo de lucro utilizaron los casos de cáncer de colon registrados en la Base Nacional de Datos sobre el Cáncer entre 2004 y 2019 para buscar diferencias en la atención a lo largo de todo el tratamiento de los pacientes negros y blancos diagnosticados de cáncer colorrectal de aparición temprana. “Tenemos unas directrices muy completas y detalladas para el tipo de cáncer que te diagnostican”, dice Leticia Nogueira, que dirigió el estudio. La pregunta que se planteó su equipo ¿Reciben los pacientes negros una atención acorde con las directrices?

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La respuesta es no. En cada etapa del camino que va del diagnóstico al tratamiento (desde la estadificación de la enfermedad, la cirugía, la radioterapia y la quimioterapia), los pacientes negros tenían menos probabilidades de recibir una atención acorde.

En uno de los resultados más sorprendentes, a los pacientes negros con cáncer colorrectal operados para extirparles tumores se les evaluaron muchos menos ganglios linfáticos, un paso que suele determinar si deben recibir quimioterapia. “Es muy difícil encontrar una razón por la que un paciente que está anestesiado, dentro del quirófano, ya sometido a cirugía, tenga menos probabilidades de recibir este tipo de atención acorde con las directrices”, afirma Nogueira.

Y aunque algunos han especulado con que uno de los factores que contribuyen a la disparidad en los resultados del cáncer de colon es que los pacientes negros son atendidos en instituciones de bajo rendimiento, el equipo de la ACS descubrió que, más bien, recibían una atención inferior en las de alto rendimiento. Casi un tercio de los pacientes negros con cáncer de colon y recto fueron tratados en hospitales universitarios, que suelen ser conocidos por tener mayores tasas de concordancia con, por ejemplo, la evaluación de los ganglios linfáticos.

“Probablemente todos, como instituciones y como sociedad, tenemos que mejorar en lo que respecta a los prejuicios y los prejuicios inconscientes, así como al racismo sistémico y estructural”, afirma Kimmie Ng, directora del centro de cáncer colorrectal del Centro Oncológico Dana-Farber Brigham de Boston.

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Una forma sencilla de empezar a abordar el problema: los centros de alto rendimiento deberían ser más rigurosos a la hora de evaluar su rendimiento. Eso podría empezar por mirar más allá de sus medidas de calidad general para considerar no sólo los resultados de los pacientes por razas, sino hasta qué punto su atención seguía las directrices. Si se detectan diferencias, los hospitales deberían introducir intervenciones que ayuden a garantizar una atención equitativa para todos.

Esta nota no refleja necesariamente la opinión del consejo editorial o de Bloomberg LP y sus propietarios.