Informe de la ONU sobre la sequía destaca la amenaza silenciosa por calentamiento

Las sequías incrementan el sufrimiento de los seres humanos a través del hambre y una migración forzada

Agricultor en un campo de máis afectado por sequía
Por Sana Pashankar
04 de diciembre, 2023 | 03:01 AM

Bloomberg — Mientras que los incendios de bosques, las fuertes tormentas y las inundaciones provocan impactos inmediatos que con frecuencia acaparan la atención global, las sequías que se alargan a lo largo de temporadas o inclusive años suelen ser más fáciles de pasar por alto. No obstante, un nuevo informe de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) revela que las sequías son igual de mortíferas, y tal vez todavía más, porque son capaces de pasar inadvertidas.

“La sequía se produce en forma silenciosa, con frecuencia pasa inadvertida y no genera una reacción ciudadana y política de forma inmediata. Su devastación silente contribuye a mantener un ciclo de falta de vigilancia que obliga a las poblaciones perjudicadas a sobrellevar la carga de forma solitaria”, escribió Ibrahim Thiaw, secretario ejecutivo de la Convención de la ONU de Lucha contra la Desertificación, como prólogo de la publicación “Global Drought Snapshot” (Instantánea de la sequía mundial), publicada este viernes.

La publicación se produce cuando los Estados miembros están reunidos para discutir sobre el clima en la cumbre COP28 que se celebra en Dubai. Contiene estadísticas desoladoras: Alrededor de 1.840 millones de seres humanos en todo el planeta se encuentran en la actualidad afectados por la sequía, de acuerdo con los datos de la Organización de las Naciones Unidas (ONU). En 2022, Europa experimentó la sequía más severa de sus últimos quinientos años. Además, está previsto que la sequía en la región se agrave a lo largo del siglo XXI, aunque se recorten las emisiones.

Estos sucesos resaltan la cada vez mayor necesidad de desarrollar un planeta más preparado para la sequía mediante la implantación de medidas como la gestión sostenible de los suelos, la mejora de la eficiencia de los sistemas de abastecimiento de agua y la mejora de los seguros y la planificación en caso de catástrofes.

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Abordar el problema “va a requerir múltiples escalas de acción, desde la cooperación internacional hasta acciones más específicas para cada lugar. Tenemos que esforzarnos por ser proactivos, no reactivos, para reducir nuestro riesgo”, dijo Abby Frazier, climatóloga de la Universidad Clark que estudia la sequía.

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Además de aumentar el sufrimiento humano a través del hambre y la migración forzada, los impactos económicos de la sequía son extensos. El año pasado, los cuerpos de agua desde el río Yangtze de China hasta la cuenca del Valle Central de California disminuyeron peligrosamente, amenazando el suministro de agua y el transporte. La disminución de los niveles del río Mississippi provocó un atasco de unas 2.000 barcazas, lo que provocó una pérdida estimada de US$20.000 millones debido a interrupciones en la cadena de suministro.

Podría decirse que la agricultura ha experimentado los efectos en cascada más graves de la sequía. Las tierras de pastoreo en Sudáfrica han disminuido un 33%, mientras que se espera que la producción de soja de Argentina este año caiga un 44%, la cosecha más baja en más de 30 años.

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Los impactos de las sequías suelen ser cíclicos y entierran a las comunidades ya vulnerables en una mayor inseguridad alimentaria y hídrica. Alrededor del 85% de las personas afectadas viven en países de ingresos bajos o medios. Las mujeres y los niños soportan la mayor carga de los desastres naturales, señala el informe. En los últimos 50 años, África ha sufrido pérdidas económicas relacionadas con la sequía por valor de US$70.000 millones.

En la COP28, los países ricos están bajo presión para intervenir con más ayuda climática para las naciones en desarrollo. El jueves, naciones como los Emiratos Árabes Unidos, Alemania y Japón contribuyeron con al menos US$260 millones a un fondo que ayudará a los países vulnerables a enfrentar los efectos del clima extremo.

“La financiación y la gestión climática necesitan mucha atención. Muchos países saben qué hacer, pero lo que necesitan es apoyo”, dijo Daniel Tsegai, oficial de programas de la UNCCD (por sus silgas en inlgés, Convención Internacional de Lucha Contra la Desertificación en Los Países Afectados por Sequía Grave) y uno de los autores principales del informe.

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