Majid Jafar, CEO de Crescent Petroleum Co., a la derecha, entrega a Sultan Ahmed Al Jaber, CEO de Abu Dhabi National Oil Co. (ADNOC) y presidente de la COP28, en el centro, un pañuelo con los colores de la bandera nacional de Emiratos Árabes Unidos durante la Cumbre sobre el Metano y Otros Gases de Efecto Invernadero distintos del CO2, el tercer día de la conferencia sobre el clima COP28, en la Expo City de Dubai, Emiratos Árabes Unidos, el sábado 2 de diciembre de 2023.
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Bloomberg Opinión — Los gobiernos del mundo declararon en 2015 una ambición colectiva: limitar el aumento de la temperatura global a sólo 1,5 grados centígrados. Desde entonces, han quedado claras dos cosas. En primer lugar, los costes de superar ese umbral son mayores de lo que se creía hace ocho años. En segundo lugar, el objetivo parece cada vez más difícil de alcanzar. Incluso si los gobiernos promulgan todas las políticas climáticas que han anunciado hasta ahora (una hipótesis optimista), el calentamiento de este siglo va camino de superar los 2 ºC y podría llegar hasta los 2,9 ºC.

Mientras 70.000 políticos, funcionarios y partes interesadas se reúnen en Dubai para la COP28 (dos semanas de conversaciones para revisar lo que se ha hecho y lo que aún queda por hacer) este fracaso a la hora de alinear las políticas con las promesas debería seguir estando en el punto de mira. BloombergNEF está observando 10 áreas en las que el progreso de Dubai puede medirse con respecto a objetivos identificables. Al comenzar la reunión, la puntuación esperada en todas estas iniciativas era de 3,9 sobre 10. El progreso probable en el objetivo global (conseguir que las emisiones mundiales de carbono estén en sintonía con la ambición de 1,5C para 2030) era de un lamentable 1 sobre 10.

Sí, ha habido progresos. Numerosas empresas (entre ellas 50 productoras de petróleo y gas) han anunciado compromisos para limitar las emisiones de metano, por ejemplo. EE.UU. dice ahora que pretende reducir esa contaminación en un 80% para 2038. Bloomberg Philanthropies calcula que tales esfuerzos podrían reducir las emisiones equivalentes a 10 gigatoneladas de dióxido de carbono. También parece posible un acuerdo más limitado para triplicar la capacidad de energía renovable para 2030.

Asimismo, los gobiernos están avanzando en sus compromisos financieros. Los países desarrollados prometieron en 2009 aportar US$100.000 millones al año hasta 2020 para ayudar a los países más pobres a pagar la reducción de las emisiones de carbono. Aunque esa promesa no se cumplió, las estimaciones sugieren que se cumplirá en 2022. En la conferencia del año pasado, los gobiernos celebraron un plan para crear un fondo que ayude a los países más pobres a hacer frente al cambio climático. Al iniciarse la reunión de Dubai, se anunciaron las líneas generales de un fondo que acogería el Banco Mundial. De momento, las sumas propuestas son triviales (el gobierno de Biden dijo que trabajaría con el Congreso para encontrar 17,5 millones de dólares), pero es un comienzo.

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Lo que importa ahora no son objetivos, compromisos y promesas más minuciosamente discutidos, sino la acción. Es alentador que, por primera vez, los funcionarios de la conferencia de este año sopesen las conclusiones de un “balance global” formal sobre la falta de progreso. Eso debería sofocar cualquier deseo de decir “hasta aquí, todo bien”.

Otra conclusión que cabe extraer de este proceso es que el mundo no puede confiar únicamente en las grandes promesas globales para abordar el cambio climático. Es vital actuar de forma pragmática siempre que sea posible. Los individuos, las empresas y los niveles subnacionales de gobierno también tienen que comprometerse. En Dubai, la presidencia de la COP28 y Bloomberg Philanthropies copatrocinaron la primera Cumbre de Acción Climática Local, que reunió a dirigentes municipales de todo el mundo y subrayó el papel que pueden desempeñar para afrontar el reto. (Michael R. Bloomberg, fundador y propietario mayoritario de Bloomberg LP, empresa matriz de Bloomberg News, es el enviado especial del secretario general de la ONU para la ambición y las soluciones climáticas).

Estos esfuerzos no pueden compensar el fracaso de los gobiernos nacionales a la hora de hacer frente con eficacia a la amenaza del cambio climático. Pero son una parte esencial de la lucha. La oportunidad de evitar daños irreversibles se está escapando. Ahora más que nunca, el mundo necesita acción en lugar de palabras.

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-Editores: Clive Crook, Timothy Lavin.

Esta nota no refleja necesariamente la opinión del consejo editorial o de Bloomberg LP y sus propietarios.