Haití: de primera nación libre en Latinoamérica a un país asfixiado por la crisis económica y social

En medio de la crisis en Haití, voceros del FMI dijeron a Bloomberg Línea que la prioridad es restablecer la seguridad: “Esta es una condición previa para la estabilidad macroeconómica y para permitir que se materialice el crecimiento”

Residentes de Haití años después del terremoto de magnitud 7,0.
29 de abril, 2024 | 04:00 AM

Bloomberg Línea — Haití, uno de los países más empobrecidos del continente, sigue sumido en una espiral de violencia e inestabilidad política desde hace décadas, pero luego del asesinato del presidente Jovenel Moïse, en 2021, la crisis se ha recrudecido y amenaza la ya precaria situación económica y social de este territorio.

La reciente renuncia del primer ministro de Haití, Ariel Henry, abre el camino para la transición política en el país, pero su histórica inestabilidad y la violencia generan incertidumbre sobre el siguiente paso de la nación caribeña. En la capital, Puerto Príncipe, las pandillas controlan hasta el 90% del territorio. La renuncia del primer ministro era una de las condiciones de las bandas para evitar una guerra civil, pero nada de esto ha pasado y la violencia no cesa.

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Haití (–3%), junto con Argentina (–2,8%), son las únicas economías que se desacelerarían este año en la región, de acuerdo a las más recientes proyecciones del Fondo Monetario Internacional (FMI). En medio de la crisis, voceros del FMI dijeron a Bloomberg Línea que la prioridad es restablecer la seguridad en el país: “Esta es una condición previa para la estabilidad macroeconómica y para permitir que se materialice el crecimiento”.

“Hemos intensificado el compromiso con Haití en los últimos meses, incluso mediante una prórroga del Programa de Supervisión del Personal (SMP) en diciembre de 2023″, dijeron.

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“En ese contexto de crisis política y de violencia social, la economía afronta el sexto año consecutivo de recesión. La inflación supera el 20%, la moneda ha sufrido una fuerte depreciación en los últimos años, las exportaciones se están reduciendo y el país vive de las remesas y de la ayuda internacional”, dijo a Bloomberg Línea el profesor y economista de la española IE University, Juan Carlos Martínez Lázaro.

De la crisis política y la violencia hasta las catástrofes naturales, Haití no ha logrado recuperase y lograr la estabilidad necesaria para salir del rezago en el que se encuentra. Bloomberg Línea hace un recuento de los principales hechos.

La casi interminable deuda de Haití

En 1804, Haití se convirtió en el primer país libre de América Latina y el Caribe tras una revuelta de esclavos bajo el comando del general Toussaint Louverture que le permitió independizarse de Francia, pero aún carga el peso de su gesta.

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Después de la independencia, Haití sufrió la falta de reconocimiento diplomático mundial y solo pudo deshacerse de este problema a través de un acuerdo firmado con Francia, que se constituyó en un tipo de indemnización por las afectaciones que sufrieron los colonos franceses en sus propiedades.

En 1825, el presidente de Haití, Jean-Pierre Boyer (1776- 1850), firmó el acuerdo que dio aval al pago de una indemnización por 150 millones de francos en oro (unos US$21.000 millones de hoy) a los colonos y un arancel del 50% de reducción a las importaciones francesas.

La denominada Real Ordenanza de Carlos X se constituyó en un peso difícil de sobrellevar para la joven nación caribeña, que tuvo que acudir a los mismos bancos franceses para cumplir con sus compromisos y así la situación derivó en una inmensa bola de nieve.

Las persistentes crisis políticas (el último presidente, Jovenel Moïse, fue asesinado en 2021 y desde la caída del dictador Jean-Claude Duvalier, en 1986, han habido 18 presidencias), crisis sociales y desastres naturales, como el terremoto de 2010, son las que han impedido un desarrollo económico del país.

Profesor y economista de IE University, Juan Carlos Martinez Lázaro.

Haití, considerada la república negra más antigua del mundo, solo lograría pagar las deudas de su independencia en 1947, pero durante ese lapso su economía y desarrollo social se vieron duramente afectados.

Martínez Lázaro, de IE University, expresa que “el gran problema que ha lastrado el crecimiento del país fue la enorme deuda que Francia le obligó a asumir en concepto de indemnización a los colonos franceses, tras lograr su independencia en 1804″.

En su opinión, “el hecho de que tener que afrontar esa deuda, lastró las posibilidades de crecimiento hasta bien entrado el siglo XX”.

La ocupación de EE.UU. y el flagelo de la corrupción

Además de los problemas económicos derivados de la deuda con Francia, Haití sufrió la ocupación de EE.UU. entre 1915 y 1934 tras el magnicidio del presidente Vilbrun Guillaume Sam (1859-1915), quien a su vez había participado en el derrocamiento de tres de sus antecesores en el poder.

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EE.UU. justificó la toma y dijo que protegía los intereses de las empresas estadounidenses en medio de la inestabilidad política. Asimismo, temía que el Imperio alemán pudiese invadir al país. No obstante, la ocupación derivó en el control económico y político de la isla.

Sumida en este ciclo de inestabilidad, en 1957 se impuso el régimen de François ­”Papa Doc” Duvalier, quien gobernó el país hasta su muerte en 1971. Durante su mandato impuso la violencia y la represión contra la oposición en un régimen corrupto. Esta política se mantendría en el Gobierno de su hijo, Jean-Claude Duvalier, quien llegó al poder a los 19 años y lo conservó hasta ser derrocado en 1986. Los grupos de derechos humanos han señalado que la represión durante ambos mandatos causó entre 20.000 y 30.000 muertos en el país.

En 1960, República Dominicana y Haití tenían el mismo PIB real per cápita, algo menos de US$800, según reportes del FMI. Ahora, de acuerdo a cifras del Banco Mundial, el PIB per cápita haitiano se ubica en los US$1.748 (dólares corrientes), mientras que el de su vecino ha aumentado hasta los US$10.111 (cifras de 2022).

La inestabilidad se mantuvo en los 90

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En 1990, Haití celebró las que fueron consideradas las primeras elecciones democráticas del país, pero tan solo ocho meses después el Ejército haitiano llevó a cabo un golpe de Estado que terminó con el derrocamiento del mandatario Jean-Bertrand Aristide.

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Como líder de la junta militar, Raoul Cédras tomó el control del país, pero las sanciones económicas y la falta de reconocimiento diplomático lastraron sus intereses. Durante este período Joseph Nérette ocupó el cargo de presidente provisional del país (1991 y 1992), siendo sucedido por Marc Bazin (primer ministro y presidente interino) y Émile Jonassaint. En 1994, EE.UU. puso en marcha la Operación Defender la Democracia y derrocó al régimen militar de facto, devolviendo al poder a Aristide (gobernó entre 1993 y 1996, y entre 2001 y 2004).

Eduardo Fracchia, profesor de IAE Business School en Argentina, dice a este medio que la inestabilidad política de Haití se relaciona con causas esencialmente de naturaleza institucional.

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Esto como resultado de la ausencia de un proceso institucional democrático que, en simultáneo, gestione la estabilidad económica y los desafíos sociales, como el de seguridad interna.

Y “si bien se observaron años de crecimiento económico continuo como en los períodos 1995-2000, 2005-2009 y 2011-2018, los últimos 40 años han sido una experiencia dispar con respecto a los procesos de crecimiento y cierta estabilidad macroeconómica”.

“No es para nada sencillo, pero posiblemente una de las salidas sea la asistencia externa teniendo un programa económico y de gobierno, como en otras experiencias de países que han salido de la extrema pobreza, como Corea a fines la década de 1950 o Vietnam con el programa Doi Moi de 1986″, opinó.

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El terremoto devastador del 2010 en Haití

Residentes en torno a Haití ocho años después del terremoto de magnitud 7,0dfd

En 2010, un terremoto de magnitud 7,3 devastó al país, dejando más de 220.000 personas muertas y más 300.000 heridas, de acuerdo a cifras de la ONG Oxfam.

Ese mismo año, el Fondo Monetario Internacional (FMI) condonó la deuda de Haití por US$268 millones y le otorgó un crédito de tres años por US$60 millones.

Según información de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), la deuda pública total (interna y externa) del país asciende a un 25% del PIB (2021).

Las cicatrices del terremoto aún se reflejan en las calles de Puerto Príncipe, con afectaciones en edificaciones que permanecen en ruinas desde entonces.

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La crisis reciente de Haití: el asesinato de Jovenel Moïse

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El país se encuentra sumido en una nueva crisis política y social tras el asesinato en 2021 del presidente Jovenel Moïse, quien gobernó desde 2017. El presidente fue torturado y asesinado en su residencia en el sector de Pétion-ville, en Puerto Príncipe, por un grupo de mercenarios, incluyendo varios colombianos.

La viuda del mandatario, Martine Moïse, fue acusada en febrero de este año por presunta complicidad en el crimen. Dentro de los imputados también figura el exprimer ministro de Haití Claude Joseph y el exjefe de la Policía Nacional Léon Charles. Desde el asesinato del presidente, el país está sumido en la ingobernabilidad.

El caso de Haití es un ejemplo atípico en la actualidad de la región, que podría enmarcarse mejor en los de países del sur de África, dados sus conflictos internos y democracias muy acotadas. Históricamente, el país exhibió una fuerte inestabilidad política e institucional con crisis económicas

Profesor de IAE Business School, Eduardo Fracchia

¿Qué medidas se pueden aplicar en Haití para poder superar la actual crisis?

Lo primero que Haití necesita es dotarse de una estabilidad política y social, dice el académico de IE University.

Sin ellas, dice, es imposible que la situación económica mejore y el país seguirá sumido en la pobreza y dependiendo de la ayuda internacional y de las remesas.

“Si el Consejo Presidencial de Transición consiguiera estabilizar el país y acabar con la violencia que generan las bandas, podría abordarse una estabilización económica”, consideró.

Por su parte, el profesor de IAE Business School, Eduardo Fracchia, indicó que se requiere impulsar la institucionalidad democrática e iniciar un proceso de estabilidad social donde los distintos sectores en pugna puedan acordar.

En su opinión, “el puntapié inicial deberá ser un proceso electoral con acuerdo multisectorial. Recuerdo la disputa, muy cerca de la guerra civil, en Malasia con demandas sociales de las diversas etnias que llevaron al conflicto de mayo de 1969 que pudo disolverse mediante elecciones y un programa económico y social conjunto. Ir hacia una perspectiva de instituciones inclusivas, extensamente argumentado por los economistas Acemoglu y Robinson, podría ser un marco de salida”, remató.