Esta es la visión de la OCDE sobre la economía colombiana en 2026, el último año de Petro

La organización analiza la situación fiscal del país y advierte sobre el déficit y la alta inflación, aunque destaca el buen desempeño del mercado laboral, el consumo y la necesidad de hacer una reforma tributaria que apunte a la reducción de exenciones, descuentos y beneficios tributarios considerados ineficientes.

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10 de diciembre, 2025 | 05:00 AM

Bloomberg Línea — La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) presentó su visión sobre el comportamiento de la economía colombiana para 2026, último año del Gobierno del presidente Gustavo Petro.

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De acuerdo con Michael Koelle, economista de la OCDE, los pronósticos recientes mantienen una tendencia de crecimiento moderado pero estable, apoyado en la evolución del consumo, la inversión y las perspectivas sobre el entorno macroeconómico del país.

Según Koelle, durante un conversatorio con Andrés Langebaek, economista jefe de Grupo Bolívar “proyectamos un crecimiento de 2,8% para este año y el siguiente, y 2,9% para 2027”. El organismo elevó su previsión para 2025 al afirmar que “antes teníamos 2,5% en las perspectivas económicas de junio y ahora lo ajustamos a 2,8%”, debido, principalmente, a un desempeño muy favorable durante el tercer trimestre. El economista destacó que los indicadores de octubre apuntan a que “esa dinámica positiva continuará, quizá a un ritmo menor, pero continuará”.

El organismo espera que la economía mantenga un comportamiento similar en los años siguientes. En ese marco, uno de los elementos centrales identificados por Koelle es la solidez del consumo privado.

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Según explicó, este componente sigue apoyado en “el fuerte mercado laboral, el aumento de los salarios reales y los sólidos ahorros de los hogares”, aunque reconoce que el ritmo será menos dinámico que el observado recientemente.

También resaltó que el consumo y la inversión públicas fueron determinantes en el crecimiento del presente año, si bien su rol se moderará en un contexto de consolidación fiscal.

Sobre la inversión, el análisis de la OCDE plantea que continúa en un proceso de recuperación incompleto y marcado por una fuerte volatilidad.

Koelle recordó que la tasa de inversión había alcanzado niveles de “21%–22% del PIB antes de la pandemia, bajó a 19% durante el Covid y luego a menos de 16%”, aunque actualmente muestra señales de rebote.

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No obstante, advirtió que esta recuperación seguirá siendo parcial y que será importante observar cuáles de estas tendencias se consolidan conforme mejore el entorno financiero.

El organismo también llamó la atención sobre elementos temporales que afectan la inversión, especialmente en el sector de la construcción.

Según Koelle, existen factores relacionados con “ajustes de políticas y subsidios”, así como otros vinculados con el ciclo del mercado y con los inventarios acumulados después de la pandemia. Todos ellos continúan influyendo en los niveles de actividad del sector.

Respecto al frente externo, la OCDE subrayó que las exportaciones —particularmente dependientes de los hidrocarburos— han mostrado una contribución limitada al crecimiento.

Entre las razones, el economista mencionó que esta dinámica responde a “limitaciones de producción interna, a los bajos precios del petróleo a nivel mundial y a la elevada incertidumbre internacional, especialmente en comercio”.

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Hacia adelante, el organismo anticipa que estos factores podrían moderarse, lo que permitiría una recuperación gradual conforme se reduzcan las tasas de interés.

Aunque las perspectivas de crecimiento son moderadamente positivas, la OCDE dedicó especial atención al frente fiscal, una de las mayores preocupaciones para el país. Koelle recordó que, “como se sabe, en junio de 2025 el Gobierno suspendió la regla fiscal”, lo que elevó de manera importante los déficits proyectados.

De acuerdo con su análisis, estos se ubicarían en “alrededor de 7% este año, 6% después y 5% hasta retomar la regla en 2028”.

A ello se suman riesgos al alza, debido a que en los últimos años los déficits finales han sido más altos de lo anticipado, especialmente en 2025.

Ante esta situación, el economista enfatizó la necesidad de una consolidación fiscal firme. Según señaló, esta es fundamental “para estabilizar la deuda, para preservar la credibilidad del marco fiscal —que ha tenido varios cambios y sorpresas— y para recuperar la confianza, esencial para impulsar la inversión”.

Para lograrlo, considera imprescindible avanzar en una reforma fiscal integral que asegure ingresos suficientes y sostenibles.

Dentro de esta propuesta, Koelle explicó que el organismo ve necesario reestructurar y hacer más eficiente el gasto público, eliminando “subsidios de bajo impacto o gasto social dirigido a hogares con ingresos relativamente altos” y revisando la asignación de recursos.

A su vez, recordó que Colombia mantiene un nivel de ingresos fiscales bajo en comparación con otros países de la OCDE, razón por la cual una reforma tributaria de alcance amplio sigue siendo una recomendación prioritaria.

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La propuesta fiscal del organismo se basa en cuatro ejes. El primero consiste en trasladar parte de la carga impositiva desde las empresas hacia las personas naturales, en la medida en que estas últimas “pagan menos impuestos —salvo renta— que en cualquier país de la OCDE”, mientras que la tasa nominal corporativa es una de las más altas.

El segundo elemento apunta a la reducción de exenciones, descuentos y beneficios tributarios considerados ineficientes.

El tercer componente de la propuesta es fortalecer la lucha contra la evasión y mejorar la administración tributaria, con énfasis en cooperación internacional y en el uso de “nuevas tecnologías, incluida la inteligencia artificial”.

El último elemento consiste en reorganizar el sistema de transferencias fiscales. Sobre este punto, Koelle explicó que el modelo actual presenta rigideces que dificultan ajustes y reformas, por lo que se requiere fortalecer los ingresos de los gobiernos subnacionales y alinear mejor los recursos con sus responsabilidades.

En su visión general, la OCDE considera que estos elementos serán decisivos para fortalecer las bases de la economía colombiana hacia 2026 y los años siguientes, en un contexto en el que la confianza, la estabilidad fiscal y la continuidad de las mejoras en inversión y productividad serán factores clave.

Salario mínimo clave

La OCDE también advirtió que Colombia enfrenta un desafío particular por la alta indexación de precios al salario mínimo y a variaciones pasadas, lo que prolonga los efectos inflacionarios en el tiempo.

Según Koelle, esta dinámica explica por qué la inflación en el país ha tardado más en retroceder frente a otras economías que alcanzaron picos similares, pero lograron descensos más rápidos.

A esto se suma que los incrementos del salario mínimo han sido más fuertes que en otros países, lo que, en el actual punto de inflexión inflacionario, constituye un riesgo que requiere especial cautela.

En materia laboral, la OCDE señaló que no cuenta con estudios propios que permitan identificar de manera concluyente el efecto del salario mínimo sobre el empleo en Colombia.

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No obstante, destacó que el mercado laboral muestra fortaleza, con una tasa de desempleo cercana al 9 %, que, si bien es alta, resulta baja en comparación con el histórico del país.

La organización enfatizó que las decisiones sobre el salario mínimo deben considerar no solo la inflación, sino también la alta informalidad, caracterizada por trabajos de baja productividad y menores ingresos, que permanecen al margen de las garantías del empleo formal.

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