Bloomberg Línea — El furor de las aplicaciones de última milla está impulsando el crecimiento de un mercado negro que comercializa perfiles falsos en aplicaciones con un alto volumen de usuarios como lo son Uber Eats o Rappi, entre otras.
Ver más: Donald Trump y Maduro hablaron sobre una posible reunión, según New York Times
“No está en riesgo sólo la operación logística, sino algo mucho más valioso: la confianza. Basta un caso viral de suplantación para afectar la reputación, atraer la atención regulatoria y provocar la fuga de usuarios”, advierte David Rojas, CEO de Intexus, firma latinoamericana especializada en tecnologías para la gestión de identidad.
Lo que comenzó como un problema administrativo, con repartidores utilizando cuentas prestadas o compartidas, evolucionó hacia casos de identidades falsas, documentos manipulados, cuentas tomadas por terceros y uso de deepfakes para saltar controles de verificación, según Intexus.
Dice la firma que en Colombia se ha documentado la venta de perfiles de repartidores de Rappi por hasta US$160, mientras que una investigación periodística de T13 Chile identificó un mercado internacional de venta y arriendo de cuentas activas en Uber Eats, PedidosYa y Rappi, con precios que oscilan entre US$22 y US$128 según tipo y antigüedad.
Ver más: Sanción del CNE alimenta argumento de persecución de Petro mientras la derecha lo usa a su favor
Rojas explica que las plataformas más avanzadas ya combinan detección de fraude tradicional con capacidades de IA generativa para crear reglas dinámicas, simulaciones de riesgo y respuestas automáticas en tiempo real. Además, incluyen perfilamiento continuo de cuentas y protocolos contra amenazas como el SIM swapping, una especie de estafa digital en la que un delincuente consigue que el número de celular sea traspasado a una tarjeta SIM bajo su control.
En el momento de la entrega, este enfoque podría exigir verificación biométrica rápida desde la app del repartidor, incluyendo reconocimiento facial y de voz, además del código de entrega habitual, garantizando que se valida no solo el pedido sino la identidad real del repartidor.
El problema crece en un contexto donde la tecnología para cometer fraudes es más accesible y sofisticada. El Tech Transparency Project, un estudio realizado en Estados Unidos, halló más de 800.000 cuentas ilegales de conductores de Uber Eats y DoorDash activas en redes sociales. Sin embargo, vale precisar que no hay datos oficiales sobre esta problemática en países como Colombia.
Ver más: Agricultura crece menos que la economía colombiana: señales de alerta para 2026
La respuesta de la industria se desplaza hacia modelos de verificación en tiempo real y autenticación adaptativa que se activa ante comportamientos anómalos.
“La verdadera pregunta ya no es si la industria puede reforzar la identidad, sino si puede permitirse no hacerlo. El fraude ya adoptó IA. Si las plataformas no responden con identidad inteligente, están perdiendo desde el diseño”, afirma Rojas.
Según el ejecutivo, el nuevo estándar para el sector requiere dos pilares: tecnología y gobernanza. Una identidad interoperable entre plataformas y un marco claro que garantice que la seguridad del usuario depende de saber con certeza quién está detrás de cada pedido.
Ver más: En qué países de Latinoamérica se han comprado más boletos para el Mundial 2026









