Bloomberg — Osmoses, un desprendimiento del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), ha creado un material de membrana más fino que un cabello humano para reducir las emisiones de carbono de procesos industriales como la producción de gas natural.
En la actualidad, las empresas utilizan una técnica de alto consumo energético llamada separación para filtrar el valioso metano de otros gases. Esto a menudo requiere el uso de combustibles fósiles para hervir los productos químicos no deseados, un proceso que puede representar hasta el 15% de la demanda mundial de energía, según un estudio de 2016.
En cambio, Osmoses utiliza membranas más finas que una millonésima parte de un metro -hechas de carbono e hidrógeno- que pueden eliminar las moléculas no deseadas utilizando hasta un 60% menos de energía que un proceso convencional, dijo Francesco Maria Benedetti, director ejecutivo de la startup.
“Prevemos la aplicación de nuestra tecnología para aumentar la sostenibilidad de las infraestructuras existentes”, dijo Benedetti, asociado postdoctoral en el MIT. Él y su cofundador, Holden Lai, que también es director de tecnología, crearon la empresa como una colaboración entre el MIT y el laboratorio de la Universidad de Stanford, donde Lai era becario posdoctoral.
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Reducir las emisiones ahora es crucial para que los países puedan cumplir los objetivos a largo plazo fijados en la actual cumbre del clima COP26 en Escocia.
La empresa recaudó US$3 millones más en una ronda de financiación pre-semilla dirigida por The Engine, una empresa de capital riesgo creada por el MIT que ya es inversora. Esa financiación ayudará a la empresa a construir un prototipo que pueda funcionar en el mundo real. Su objetivo es tener la membrana instalada a finales de 2023 y, si eso va según lo previsto, la empresa buscaría recaudar más dinero para comercializar su producto.
La primera aplicación podría utilizarse para ayudar a capturar las emisiones de CO2 de la industria. La membrana de Osmoses podría ayudar a reducir drásticamente el coste de la purificación del oxígeno. El uso de ese oxígeno aumentaría la eficiencia de la quema de combustibles fósiles en la generación de energía, la fabricación de acero o de vidrio. Eso también facilita, y potencialmente abarata, la captura y el almacenamiento de esas emisiones.
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