Bloomberg — Las fuerzas rusas dispararon misiles contra Kiev y bombardearon ciudades a lo largo de toda Ucrania, mientras el presidente Vladimir Putin seguía adelante con su invasión haciendo caso omiso de una votación de las Naciones Unidas para detener inmediatamente los combates.
A medida que la guerra entraba en su segunda semana, se hace cada vez más evidente que se está produciendo una tragedia humanitaria en Europa. Los refugiados siguieron desbordando las fronteras: más de un millón de personas han abandonado Ucrania hacia países vecinos. El Presidente de Ucrania, Volodymyr Zelenskiy, acusó a Rusia de una estrategia deliberada “para arruinar nuestras ciudades, matar a nuestra gente y arrebatarnos todo lo que apreciamos”.
Los líderes de los países bálticos pidieron a la ONU que mediara un corredor seguro para los que huyen de los bombardeos. Y con la campaña de Rusia ganando ritmo en el sur del país, la OTAN advirtió de un “alto riesgo de daños colaterales a civiles” en el noroeste del Mar Negro, dentro y adyacente a las aguas territoriales de Ucrania.
Con la escalada de violencia como telón de fondo, está previsto que Ucrania y Rusia mantienen una segunda ronda de conversaciones en el bosque de Bialowieza, en la frontera entre Polonia y Bielorrusia, un aliado de Putin desde donde las fuerzas rusas invadieron Ucrania la semana pasada. Es un lugar famoso por una reunión en 1991 de los líderes de Ucrania, Bielorrusia y Rusia que marcó el fin de la Unión Soviética.
Pero cualquier esperanza de un nuevo impulso a los esfuerzos de alto el fuego se vio disminuida por la insistencia de Moscú en que Ucrania debe seguir siendo “desmilitarizada”. Ucrania ha dicho que no aceptará condiciones previas ni “ultimátums”.
Rusia cumplirá su objetivo de “desmilitarización, en el sentido de destruir la infraestructura armamentística que nos amenaza”, dijo el ministro de Asuntos Exteriores, Sergei Lavrov, a los periodistas en Moscú. “Incluso si firmamos un acuerdo de paz, definitivamente tendrá que incluir esa cláusula”.
El rublo volvió a caer el jueves, mientras Rusia seguía sufriendo las consecuencias económicas de su invasión, después de que su calificación crediticia se redujera a “basura” por la ola de sanciones impuestas por Estados Unidos, la Unión Europea y otros países. El crudo Brent de referencia, que se desplomó hace dos años, subió hasta cerca de los US$116 por barril, lo que hizo tambalear aún más la economía mundial, antes de ceder a US$113.
La magnitud del aislamiento de Moscú quedó patente a última hora del miércoles, cuando la Asamblea General de la ONU votó por 141 votos a favor y 5 en contra una medida que insta a Rusia a cesar inmediatamente su agresión. Sólo Corea del Norte, Siria, Bielorrusia y Eritrea se unieron a Rusia para oponerse a la medida.
Ciudad rodeada
A pesar de ello, los combates continuaron sobre el terreno. La policía de Kiev dijo que se produjeron explosiones en la capital durante la noche, pero que fueron el resultado de que las defensas aéreas de Ucrania alcanzaron los misiles rusos lanzados contra la ciudad.
En el sur, un portavoz de los separatistas respaldados por Rusia amenazó con atacar el puerto de Mariupol para desmoralizar al ejército ucraniano y alentar su rendición y añadió en comentarios emitidos el jueves en Rossiya 24 que un corredor de evacuación para los civiles no estaba funcionando. Un funcionario del Pentágono dijo anteriormente que las fuerzas rusas parecían estar preparándose para asaltar la ciudad portuaria cercada.
El cuartel general del ejército ucraniano dijo que Rusia está enviando cuatro buques de guerra con paracaidistas que pretenden desembarcar cerca del puerto marítimo de Odesa y tomar la ciudad.
Zelenskiy, en un discurso, acusó a las fuerzas rusas de bombardear las rutas que podrían utilizarse para la evacuación, así como de cortar la electricidad, el agua, los alimentos y los suministros médicos “para los civiles pacíficos de Ucrania”.
Arma “que cambia el juego”
Los primeros ministros de Lituania y Estonia pidieron que se estableciera un corredor humanitario para permitir la salida de personas, aunque reconocieron que Rusia y Ucrania tendrían que ponerse de acuerdo sobre el plan. El Secretario de Estado de EE.UU., Antony Blinken, tiene previsto viajar a Polonia y los países bálticos tras las conversaciones con sus homólogos de la OTAN en Bruselas a última hora del jueves.
El orden internacional sigue sintiendo las repercusiones de la guerra. El Presidente Joe Biden discutirá sus implicaciones para el Indo-Pacífico en una llamada el jueves con sus colegas líderes de las llamadas naciones del Quad, que comprenden Australia, India y Japón.
Alemania, que hasta la semana pasada tenía la política de negarse a enviar armas a zonas de conflicto, aprobó la entrega de 2.700 misiles antiaéreos Strela a Ucrania. Las armas antiaéreas pueden suponer un “cambio de juego” en el conflicto, aunque sólo la mitad de ellas den en el blanco, dijo el inspector general de las Fuerzas Armadas Federales, Eberhard Zorn, en una entrevista a Funke Mediengruppe.
La ampliación de la UE, de 27 países, vuelve a estar sobre la mesa, ya que Moldavia y Georgia, que formaban parte de la Unión Soviética, han presentado solicitudes de adhesión. Ucrania solicitó el inicio de la adhesión a principios de esta semana, aunque el proceso de solicitud para alinearse con el bloque tarda años.
“Ucrania ha puesto en marcha un proceso que se debatirá con los Estados miembros, pero en estos momentos la atención se centra en el fin de la guerra”, declaró en Bucarest la Presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen.
El Ministerio de Defensa ruso, que reconoció el miércoles que casi 500 soldados habían muerto en los combates, dijo que sus militares habían destruido 606 tanques y otros vehículos militares ucranianos, así como 62 aviones y 53 drones desde el inicio de sus operaciones, informó el servicio de noticias Interfax.
Con la asistencia de Angela Cullen.
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Este artículo fue traducido por Andrea González