“Volver a 2019 no es una maravilla, solo recuperación”: experta de la OIT para LatAm

Roxana Maurizio, especialista en economía del trabajo de la organización, analizó en diálogo con Bloomberg Línea los desafíos que presenta el panorama laboral de la región

Afluencia de personas sobre la calle Madero en Ciudad de México.
23 de marzo, 2022 | 02:36 PM

Bloomberg Línea — Ante la búsqueda de los gobiernos en América Latina por recuperar los niveles prepandémicos en materia económica y laboral, la investigadora y economista Roxana Maurizio tiene un recordatorio.

En entrevista con Bloomberg Línea, la especialista en economía del trabajo para América Latina y el Caribe de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) señala que recuperar los valores de 2019 no significará volver a una situación exenta de problemas muy significativos con vulnerabilidades e indicadores complejos para el mercado del trabajo, la ocupación y los ingresos. “Es solo un primer paso para avanzar en mejorar los déficits importantes que registraba la región”.

La experta hizo énfasis en el fenómeno de la informalidad laboral en la región, el rol que jugaron este tipo de trabajos durante la crisis pandémica y la ncesidad de remediarlo para lograr una recuperación sólida e integral.

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La economista también se refirió a la situación en materia de género, aún más desafiante que la media con respecto a la participación y ocupación, y cómo las fuertes brechas digitales afectan las posibilidades de empleo, en particular de las mujeres, los jóvenes y los trabajadores de menor nivel educativo provenientes de hogares de menores ingresos.

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Aún faltan por recuperar 4,5 millones de trabajos, de los cuales 4,2 millones corresponden a ocupaciones de mujeres, según la OIT. Para América Latina será importante avanzar hacia las dinámicas que impulsó la pandemia como el teletrabajo, como vías de empleo formal y de calidad, destacó.

Esta entrevista ha sido editada por motivos de extensión y claridad

Bloomberg Línea: ¿Cómo catalogas el efecto de la pandemia en América Latina en materia laboral y cómo describirías este panorama en 2022 y hacia 2024?

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Roxana Maurizio: Si se consideran las horas trabajadas, que ha sido el indicador que más cabalmente ha podido medir los impactos, América Latina es una de las regiones más golpeadas en 2020. Ha habido salidas muy masivas de la fuerza de trabajo, en particular a lo que se refiere a las mujeres.

¿Cuándo podríamos ver un rebote total de la actividad económica en la región? ¿Esto hará que se recupere todo el nivel de la fuerza laboral?

A partir del primer semestre de 2020, tanto en términos económicos como en empleo, la región, con distintas intensidades dependiendo los países, inicia un periodo de recuperación parcial de esos indicadores. Ese proceso se ralentiza o se estanca en el primer semestre de 2021 y a partir del segundo trimestre reinicia, pero hacia fines del año, casi a dos años de iniciada la pandemia, todavía no habían recuperado por completo los valores de 2019.

Por ello, en algunos países esa recuperación puede tardar más y llegar al 2023 o al 2024.

¿Cuáles son los países que más nos preocupan en este momento?

En realidad, la preocupación en materia de trabajo son todos. Son escasos los ejemplos en donde a finales del año pasado habían recuperado los valores prepandemia.

“Pero aquí es importante mencionar que la recuperación al 2019 no nos exime de considerar los desafíos importantes que ya exhibía la gran mayoría de los países en ocupación, empleo, ingresos”

El 2019 cerraba por lo menos un quinquenio de resultados muy magros en materia económica y laboral, por lo cual, volver a esos valores no significa volver a indicadores que no configuraban una situación compleja.

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Alrededor de 1 de cada 2 trabajadores eran informales en el tercer trimestre de 2021 y ese indicador es similar al que teníamos previo a la pandemia, pero también al que teníamos en 2012.

“Por lo menos 10 años hace que la región tiene 1 de cada 2 trabajadores en situación de informalidad”

Por eso volver al 2019 no es volver a una situación exenta de problemas muy significativos.

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Es interesante el rol que han cumplido los puestos informales en la crisis, que fue diferente a la dinámica en crisis previas. Tradicionalmente, en las crisis de la región la informalidad laboral juega un rol contracíclico, hay pérdida de puestos formales y la informalidad aumenta.

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“Por las características de esta crisis, no solo hemos tenido pérdida de puestos formales, sino que la informalidad también contribuyó a la caída y lo hizo con mayor intensidad”

Por ello en primer semestre de 2020, entre el 60 y 80% de la caída del empleo estuvo asociada a pérdidas informales, y eso generó un comportamiento inédito, que en el contexto más crítico de la pandemia, la tasa de informalidad se redujo.

En la medida en que empieza a operar la recuperación parcial del empleo, esta fue liderada también por los puestos informales.

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¿Por qué no se puede dejar atrás esta informalidad?

Cuando miras el mediano plazo y no solo de la pandemia, observamos un conjunto importante de países hacia 2002-2003 que inicia un proceso de formalización, donde en algunos casos la caída de la informalidad fue significativa, una experiencia muy interesante a diferencia de la década de los noventa con una tendencia opuesta. El problema es que ese proceso se detiene o se ralentiza hacia 2014-2015.

Y esas son las experiencias que valen la pena analizar y plantear vías para volver a iniciarlas de manera sistemática y poderosa y reducir los valores que continúan muy elevados. Esta reducción de la informalidad laboral fue significativa en Argentina, Brasil, Perú, Uruguay y Paraguay.

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Entonces, ¿cómo resumirías qué significaría para la economía y el mercado laboral volver al 2019, si bien no podemos hablar de un festejo con esos niveles?

Bueno, por supuesto que volver a una situación que es mejor a la actual siempre es buena noticia. Pero, queremos marcar que la tasa de desocupación y de informalidad ya eran elevadas, y lo que de alguna manera resume esto, el efecto del trabajo pobre, la idea de que no solo son pobres aquellas personas que están desocupadas, sino que además tener una ocupación en la región en muchos casos no asegura estar exento de vulnerabilidades que tenía el mercado que hace que justamente volver al 2019 es solo un primer paso para avanzar en mejorar los déficits importantes, y ello implica implementar, sostener y ampliar medidas que se requiere apuntalar.

“Volver al 2019 no es una maravilla, solo es recuperación, el primer paso para crecer”

¿En dónde están paradas las mujeres y la juventud en esta trama que reúne una recuperación ensombrecida por la inflación, la incertidumbre, los factores externos, las brechas digitales y de género?

Como lo mencionas las mujeres y los jóvenes fueron grupos junto con trabajadores informales y de menores calificaciones los que han sido más golpeados. Es bien notorio el impacto de la crisis en las mujeres. La recuperación, sobre todo en 2021, ha sido más intensa en el caso de las mujeres, pero no compensó plenamente la mayor contracción del empleo.

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Faltan de recuperar 4,5 millones de empleos para lograr al valor de 2019, en composición de género 4,2 millones son puestos femeninos. La gran masa de trabajos que todavía falta son puestos de las mujeres.

Cuando desagregas la tasas de desocupación por género, la caída se observa únicamente en el caso de los hombres. Claramente las brechas muy fuertes que ya exhibian las mujeres en participación económica y ocupación formal se exacerbaron. Estamos en una situación más complicada en materia de género de lo que estábamos en 2019.

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¿Cómo están posicionadas las mujeres y las nuevas generaciones para insertarse en el nuevo plan laboral que ofrece la economía digital?

Es otro aspecto sumamente importante. Hay distintas vías por las cuales la transición digital y el cambio tecnológico afectan las posibilidades de empleo, pero en particular a las mujeres y diría, además, a los jóvenes que se están incorporando al mercado.

Hay brechas muy importantes, tanto en comparación de los jóvenes con los adultos, las mujeres con los hombres, e incluso al interior de esos grupos en una región que en general tiene brechas tecnológicas muy importantes, que son más fuertes para los trabajadores jóvenes de menor nivel educativo de hogares de menores ingresos y esto impacta en su vida y en la posibilidad de acceder a los nuevos puestos que aparecen en esta transición. Ahí la importancia de cerrar fuerte y rápidamente estas brechas digitales que tiene que ver con los dispositivos y la capacitación para lo que demanda hoy y en el futuro cercano el aparato productivo

¿Cómo calificarías la situación de las tasas de participación, desocupación e ingresos de las mujeres para este 2022?

Estamos en el contexto como mencionabas de fuerte incertidumbre en una nueva fase de recuperación. A medida en que los ingresos laborales no se recuperan, tampoco lo hacen plenamente los ingresos totales familiares, lo que es más complejo para las mujeres y sobretodo para las que son jefas de hogares. Todavía en un contexto muy incierto como para poder hacer proyecciones, pero sin duda va a generar un condimento negativo más en la recuperación parcial

¿Cuáles dirías entonces que son los principales riesgos y pendientes para una recuperación integral de empleos y un crecimiento sólido?

En la medida en que no se consolide un sendero con estabilidad, existen riesgos de mayor informalización. La aceleración inflacionaria genera dificultades para sostener los ingresos en términos reales. En ese sentido, hace falta apuntalar políticas que aseguren un mínimo de ingresos especialmente a aquellos en situación de vulnerabilidad.

¿América Latina podrá normalizar el hecho de aumentar su productividad con modelos de trabajo que impulsó la pandemia, empleos de calidad y alzas en sus salarios mínimos?

Imagino que te refieres al teletrabajo y al trabajo basado en las plataformas. Son formas que se visibilizaron e incrementaron fuertemente como una posibilidad para un conjunto. Alrededor del 4 o 5% de los ocupados estaba teletrabajando antes de la pandemia y se escaló al 25% a mediados del 2020, es muy significativo. Sin embargo, también nos muestra que hubo un conjunto importante de trabajadores que no transitó y de una manera fue la contracara de la pérdida tan fuerte de trabajo

Un tema interesante es mirar quiénes sí pudieron transitar: formales, de mayor nivel educativo, que realizaban tareas que eran teletrabajables y que tenían estos dispositivos para poder realizarlas. Estos trabajadores, cuando se mira en la escala salarial, se ubicaban en la porción superior de la distribución del ingreso

“Lo importante para la región es avanzar hacia estas formas, que sean vías de empleo formal de calidad, que aseguren los derechos de los trabajadores y no sean una vía de informalidad”

Se habla de que actualmente la región experimenta una de las mayores fugas de talento a nivel global… ¿qué está pasando?

En esta coyuntura tan cambiante es muy difícil precisar este aspecto porque es difícil tener una cuantificación de los fenómenos, pero de todas maneras, el aspecto es cómo hacemos para generar los puestos de trabajo que demanden esa calificación. Es importante generar las demandas de calificaciones elevadas para aquellas personas que efectivamente pueden realizarlas.

El gran desafío para la región es retener esos trabajadores para que sea un elemento importante de esa recuperación y que la región pueda insertarse a nivel internacional en las cadenas globales de suministro con mayor valor agregado, mayor productividad