Rusos aceptan la guerra en Ucrania mientras el Kremlin silencia los disidentes

Alrededor del 83% aprobaba las acciones de Putin en una encuesta independiente del 24 al 30 de marzo, un aumento de 12 puntos porcentuales en comparación con el mes anterior y el más alto desde 2017

El Kremlin
Por Bloomberg News
31 de marzo, 2022 | 02:22 PM

Bloomberg — El apoyo al presidente Vladimir Putin ha aumentado entre los rusos tras su invasión de Ucrania, según el principal encuestador independiente del país, incluso cuando la represión de las protestas por parte del Kremlin plantea dudas sobre la disposición del público a expresar su oposición a la guerra.

Alrededor del 83% aprobaba las acciones de Putin como presidente en una encuesta del 24 al 30 de marzo de 1.632 encuestados, un aumento de 12 puntos porcentuales en comparación con el mes anterior y el más alto desde 2017, informó el Centro Levada con sede en Moscú. La proporción que está de acuerdo con que el país va en la dirección correcta saltó 17 puntos porcentuales hasta el 69%, el más alto desde que Levada comenzó a registrar las respuestas en 1996.

“Se parece mucho a la situación de 2014 en cuanto al desarrollo del conflicto con Occidente”, cuando la valoración de Putin se disparó a cotas sin precedentes tras anexionarse Crimea, dijo Denis Volkov, director de Levada. Incluso aquellos que ofrecen un tibio apoyo en general al presidente están de acuerdo en que “está haciendo lo correcto” en Ucrania porque aceptan el argumento oficial de que Rusia está bajo la amenaza de la OTAN, dijo.

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El giro en el estado de ánimo de la opinión pública se produce tras años de descenso del apoyo a Putin en medio de la ira por las impopulares reformas de las pensiones y el estancamiento del nivel de vida desde que comenzó su cuarto mandato presidencial en 2018. Putin presentó la invasión que inició el 24 de febrero como una respuesta a la negativa de Estados Unidos y sus aliados de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) a proporcionar a Rusia garantías que incluían la prohibición de que Ucrania se uniera alguna vez a la alianza militar.

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También exigió a la OTAN que retirara sus fuerzas a las posiciones que ocupaba en 1997, alegando que su expansión amenaza la seguridad de Rusia.

Putin ha dicho que Ucrania puede desarrollar armas nucleares, una acusación que rechaza el presidente ucraniano Volodymyr Zelenskiy. Funcionarios rusos también han acusado a Ucrania de albergar laboratorios de armas biológicas estadounidenses como parte de complots para atacar a Rusia, afirmaciones que Washington y el gobierno de Kiev califican de “absurdas”.

“El pueblo ruso cree que Occidente está tratando de destruir a Rusia”, dijo Gleb Pavlovsky, que fue asesor político del Kremlin durante la primera década de Putin en el poder. Las amplias sanciones internacionales impuestas en respuesta a la guerra “sólo unirán a la población” en apoyo a Putin cuando las consecuencias sean más visibles para los rusos de a pie en el verano, dijo.

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El rublo (RUB) se desplomó a mínimos sin precedentes frente al dólar en los primeros días de la guerra, en medio de las sanciones y el éxodo de las empresas extranjeras del mercado ruso. Decenas de miles de rusos huyeron al extranjero, temerosos de una reacción política. Desde entonces, la moneda se ha fortalecido hasta acercarse a su nivel de antes de la guerra y la mayoría de los rusos sólo están empezando a sentir el impacto del aumento de los precios y la escasez de productos.

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Destrucción masiva

La televisión estatal ha presentado los combates como una guerra de “liberación” para ayudar a los separatistas respaldados por Rusia en las regiones de Donetsk y Luhansk, en el este de Ucrania, mientras que ha prestado poca atención a los ataques rusos contra la capital, Kiev, y otras ciudades importantes. Ha tratado de desplazar la culpa de la destrucción masiva infligida por los militares rusos en esas ciudades alegando que era obra de los “nacionalistas” ucranianos.

Mientras que los rusos recibieron la anexión de Crimea con “euforia”, el estado de ánimo del público es ahora más serio, dijo Volkov. “La sociedad ha visto esto desde el principio como una guerra defensiva”, dijo.

Sin embargo, es difícil medir con precisión el nivel de descontento en un país donde la gente se ha acostumbrado a decir lo que cree que el Kremlin quiere oír para evitar la atención de los servicios de seguridad rusos. Rusia ha designado a Levada como “agente extranjero” en virtud de una ley que impone estrictas normas de control a los grupos de la sociedad civil.

Las autoridades han castigado duramente la disidencia sobre la guerra, enviando a la policía antidisturbios para aplastar las protestas callejeras y deteniendo incluso a manifestantes solitarios, al tiempo que han fomentado un frenesí patriótico que incluye la exhibición del símbolo “Z” que se ve en los vehículos militares rusos en Ucrania.

El 16 de marzo, Putin prometió limpiar Rusia de “escoria y traidores”, a los que acusó de trabajar en secreto para Estados Unidos y sus aliados, en declaraciones televisadas.

Este mes firmó una ley para castigar los “fake news” (“noticias falsas”) sobre el ejército ruso en el extranjero con multas y penas de prisión de hasta 15 años, haciendo ilegal incluso describir las operaciones en Ucrania como una guerra. Muchas organizaciones de noticias nacionales e internacionales dejaron de trabajar en Rusia en respuesta.

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El activista de la oposición Maxim Katz dijo que este mes organizó una encuesta entre los rusos sobre la guerra que mostró un 69% a favor y sólo un 19% en contra.

“La mayoría de la gente no cree en esto, no les llena de entusiasmo, pero no están dispuestos a pronunciarse en contra”, dijo Katz. “Las autoridades se están comportando de forma muy agresiva, han dejado claro que reprimirán a cualquiera que sea crítico”.

Este artículo fue traducido por Andrea González