Blomberg Línea — En los últimos días se había dado a conocer que el actor francés Alain Delon, de 86 años, había solicitado la eutanasia, ante diferentes quebrantos de salud y luego de sufrir dos ACVs años atrás.
Pese a que el comentario tuvo una alta repercusión en los medios internacionales, fue su hijo Alain Fabian Delon, quién desmintió que en la actualidad ese fuera el deseo de su padre y a través de la red social Instagram indicó que había sido una frase sacada de contexto.
“No suelo hacer esto, pero se me está yendo de las manos (...) Hay una diferencia enorme entre ‘Hijo, en el caso de que esté enchufado a una máquina y en coma, quiero que me desconectes’”, dijo Delon al señalar que fue un deseo de su padre y no un pedido. El actor vive en Suiza, en donde esta práctica es legal y en donde se ha recuperado de un derrame cerebral que sufrió en 2019.
Más allá de esta situación, contenida por uno de los hijos de Delon, la discusión alrededor de la eutanasia se reactivó, pues esta práctica no está legalizada en una gran cantidad de países en el mundo y para el caso de América Latina, solo Colombia tiene una ley específica para este procedimiento médico, mientras que otros países de la región solo tienen modelos que se asemejan.
Las leyes en LatAm
Aunque en Colombia la eutanasia fue despenalizada en 1997, solo hasta 2015 se convirtió en ley para pacientes que sufren de una enfermedad terminal, y al considerarse que la vida ha dejado de ser digna producto de la misma. Fue hasta el 2021 que se extendió el derecho a una muerte digna a quienes padezcan “un intenso sufrimiento físico o psíquico” por causa de una lesión o enfermedad incurable, derecho que debe tener una serie de aprobaciones médicas tras la solicitud del paciente.
Cifras recopiladas por el Laboratorio de Derechos Económicos, Sociales y Culturales, indican que “desde 2015, año en el que se reglamentó la eutanasia, y hasta el 15 de octubre de 2021, se realizaron 178 procedimientos en Colombia en el marco del Sistema de Salud”.
Pero el panorama no es el mismo en el resto de la región. En algunos países como Argentina hay reglamentaciones que permiten la eutanasia pasiva o indirecta, en la que se suspende el suministro de medicamentos que prolongan la vida de la persona y permiten llegar a la muerte cuando no hay remedio alguno para la sobrevida de éste.
Uruguay y algunos estados en México, como Michoacán, permiten también que los pacientes tengan la autonomía de decidir sobre el suministro de medios artificiales que prolonguen su vida. En Uruguay la ley se conoce como “voluntad anticipada” o “del buen morir”.
Sin embargo, en México el Código Penal establece que la práctica de la eutanasia o el suicidio asistido, una modalidad en la que se entregan los medicamentos al paciente para que termine con su vida, es un delito.
Mientras tanto en Chile, desde el 2012 los pacientes pueden rechazar medicamentos y terapias en casos irreversibles. El Congreso aprobó en 2020 una ley de muerte digna y cuidados paliativos, aunque aún no se considera un procedimiento total de eutanasia.
Resto del mundo
Países Bajos y Bélgica fueron los primeros países del mundo en reglamentar y legalizar la eutanasia en 2002. En el primero, una serie de decisiones judiciales abrió la puerta para que se legalizara y un tribunal estableció criterios para que un médico no tuviera que mantener vivo un paciente contra su voluntad.
Mientras que en Bélgica son legales la eutanasia y el suicidio asistido, como también lo es la eutanasia para menores de 12 años con enfermedades terminales, un ley que se aprobó varios años más tarde.
A la lista se suman también Luxemburgo, Canadá, los estados de Victoria y Western Australia (Australia), España y Nueva Zelanda, en donde la norma se aprobó a través de un referendo y se puso en vigencia en noviembre de 2021.
