Bloomberg Línea — La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) prevé que los bancos centrales regionales continuarán reduciendo sus tasas durante 2026, aunque el ritmo de ajuste será más gradual al observado hasta ahora.
“El desafío consiste en equilibrar el apoyo al crecimiento con la preservación de la estabilidad de precios”, respondió a Bloomberg Línea José Manuel Salazar-Xirinachs, secretario ejecutivo de la Cepal, durante la conferencia de prensa de lanzamiento del informe anual Balance Preliminar de las Economías de América Latina y el Caribe 2025.
El grado de flexibilidad de la política monetaria en la región en 2026 dependerá del avance en la última milla de la lucha contra la inflación y la dinámica de las tasas de interés de los principales bancos centrales del mundo, en particular la Reserva Federal estadounidense.
Según Salazar-Xirinachs, los movimientos de las tasas de interés responden a las condiciones financieras internacionales y domésticas, así como a la evolución de la liquidez global. “Por ello, diferenciales de tasas entre los países de la región y Estados Unidos influyen en los flujos de capital y en las decisiones de política monetaria”.
Emanoelle Santos, analista de mercados de la plataforma global de inversiones XTB Latam, dice a Bloomberg Línea que en 2026 lo más probable es que el sesgo de política monetaria siga siendo de recortes en buena parte de América Latina, pero “con un ritmo más desigual y con pausas más frecuentes que en 2025, porque el punto de partida ya es bastante distinto entre países”.
Ver más: El apetito por comprar empresas en Latam se aceleraría en 2026 impulsado por estas potencias
“En la práctica, esto sugiere continuidad del ciclo en varias economías, aunque no necesariamente durante todo el año ni con la misma velocidad”, apuntó Emanoelle Santos.
El ritmo y la magnitud de los recortes en 2026 dependerán de tres bloques de variables, según XTB Latam.
Primero, la desinflación doméstica, especialmente la inflación subyacente, los servicios, los salarios y la indexación. “Si estos componentes bajan lentamente, el banco central suele recortar gradualmente”, comentó la analista de XTB Latam.

Segundo, el frente externo, donde pesan la trayectoria de la Reserva Federal, el dólar, la volatilidad financiera y los términos de intercambio (cobre en Chile y Perú, petróleo en Colombia y México, y materias primas relevantes para Brasil), porque determinan el tipo de cambio y el traspaso a precios.
Y tercero, la prima por riesgo local, muy ligada a las señales fiscales, la gobernabilidad y el calendario político.
En países con dudas sobre la consolidación fiscal o con año electoral, el margen para recortar se estrecha, aunque la inflación mejore, porque el mercado exige una tasa real más alta para sostener la moneda y el financiamiento.
Ver más: Las economías que más crecieron en 2025 en Latinoamérica, según último ajuste de multilaterales
La Cepal ha subrayado la importancia de fortalecer los mecanismos de transmisión de política monetaria, intervenir puntualmente en mercados cambiarios para evitar episodios de volatilidad y utilizar activamente herramientas macroprudenciales para gestionar flujos de capital
La Cepal subraya que la inflación regional ha experimentado un descenso significativo desde los máximos alcanzados en 2022.
Paralelamente, las expectativas inflacionarias de los agentes económicos han tendido a converger hacia las metas de inflación en la mayoría de los países.
Esta evolución favorable permitió que la mayoría de bancos centrales con metas de inflación iniciaran un ciclo de reducción de tasas de política monetaria.
La velocidad y magnitud de estos ajustes han estado determinadas por la evolución de las expectativas inflacionarias, la dinámica del tipo de cambio y los niveles de las tasas al inicio del ciclo.
“Aunque en la mayoría de los países con metas de inflación la política monetaria ha tendido hacia la neutralidad, es decir a niveles de tasas consistentes con una actividad económica cercana a su potencial y una inflación alineada con las metas, aún persiste un sesgo contractivo en algunos casos”, comentó Salazar-Xirinachs.
Tasas de interés regionales

En Brasil y Colombia, donde las expectativas inflacionarias se mantienen por encima de las metas de sus respectivos bancos centrales impulsadas por el dinamismo de la demanda interna, la política monetaria mantiene una postura contractiva.
Ambos países mantienen niveles altos de tasas de interés que les dan margen técnico, pero también los obligan a cuidar más la credibilidad, el tipo de cambio y las primas de riesgo, de acuerdo a Emanoelle Santos.
“Es razonable proyectar que Brasil cierre 2026 entre las tasas nominales más altas de la región, incluso si empieza a recortar, porque combina una inflación más resistente que la de sus pares, una tasa real históricamente elevada como ancla de expectativas y una prima por riesgo sensible a la política fiscal y al ciclo político de 2026″, apuntó la analista.
En la decisión de política monetaria del pasado 10 de diciembre, el Banco Central de Brasil mantuvo por cuarta vez seguida la tasa de interés en un 15%.
En Colombia, donde las expectativas inflacionarias han repuntado durante el último trimestre de 2025, la Cepal anticipa que el Banco de la República mantenga su postura contractiva, sin descartar incrementos de tasa durante el 2026.
En la decisión del pasado 19 de diciembre, el Banco de la República mantuvo las tasas de interés en Colombia en el 9,25%.
Esta semana el Banco Central de Uruguay redujo en 50 puntos básicos su Tasa de Política Monetaria hasta el 7,5%.
Según el comunicado del Comité de Política Monetaria, “la inflación en noviembre se ubicó en 4,1 % interanual, manteniéndose por debajo de la meta de 4,5 %”. En tanto, la inflación subyacente se ubicó en 4,3 %.
El pasado 18 de diciembre, el Banco de México (Banxico) recortó en 25 puntos base la tasa de interés hasta el 7% en la última decisión monetaria del año y en medio de presiones inflacionarias.
La inflación general repuntó más de lo esperado por analistas a un nivel de 3,8% anual en noviembre de 2025, mientras que la inflación subyacente, que es la que sigue Banxico para su política monetaria, escaló a 4,43% anual en el mes de referencia y anotó 12 meses continuos al alza, presionada por la inflación en servicios.
El pasado 22 de diciembre, el Banco Central del Paraguay dejó sin cambios su tasa de política monetaria en 6% y reafirmó que la inflación volverá a alinearse con su objetivo en 2026. La entidad, que tiene una meta inflacionaria de 3,5% con un margen de ±2 puntos porcentuales, mantiene la tasa estable desde abril de 2024.
Entre tanto, en Honduras los tipos se sitúan en el 5,75% desde octubre de 2024.
A finales de noviembre, República Dominicana mantuvo la tasa de política monetaria en el 5,25 % anual, en medio de las recientes presiones inflacionarias en los alimentos causadas por la tormenta Melissa y otros factores de incertidumbre global.
Por su parte, el banco central de Chile redujo el 16 de diciembre su tasa de interés clave en un cuarto de punto por segunda vez este año a 4,5%. “Se prevé que la inflación alcance su objetivo del 3% durante el primer trimestre de 2026”, dijo el banco en un comunicado que acompañaba la decisión.
Ver más: Citi prevé fortalecimiento del dólar en 2026: así les iría a las monedas de Latinoamérica
El pasado 11 de diciembre, el Banco Central de Perú mantuvo su tasa de interés en 4,25%, su nivel más bajo en tres años, con una inflación por debajo del centro del rango objetivo del banco central y un crecimiento económico estable.
La tasa de inflación anual de Perú se sitúa como la más baja entre las mayores economías de América Latina, tras subir ligeramente menos de lo previsto hasta el 1,37% en noviembre.
En Guatemala, la Tasa de Interés Líder de Política Monetaria se ubica en el 3,75%.
En Bolivia, el economista, investigador y docente universitario Luis Fernando Romero Torrejón explica que se ha producido una subida gradual de la tasa de interés, desde aproximadamente 3,05–3,09% a finales de 2024 a 3,26% en diciembre de 2025.
En ese país andino “la política monetaria se ha caracterizado por tasas bajas comparadas con la región, con ligeros aumentos durante 2025 fueron para mejorar el control de liquidez, es un escenario de estanflación”, comentó Romero Torrejón.
En el caso de Costa Rica, la Junta Directiva del Banco Central (BCCR) acordó reducir la Tasa de Política Monetaria (TPM) en 25 puntos base hasta el 3,25%.
Según indicó en un comunicado, “esta decisión reafirma el compromiso del Banco con la estabilidad de precios y responde a un análisis prospectivo que considera la evolución reciente de la inflación, sus determinantes y los riesgos asociados a las proyecciones económicas que dan sustento a esta decisión”.
El analista Pablo Repetto, jefe de Investigación de la firma Aurum valores, explicó que Argentina actualmente no cuenta con una tasa de política monetaria.
El Banco Central decidió eliminar ese instrumento y dejó que el nivel de las tasas lo determine el Tesoro a través de sus licitaciones habituales.
Existe una tasa implícita derivada de las operaciones llamadas simultáneas, mediante las cuales el Banco Central inyecta o absorbe liquidez.
Sin embargo, esta no funciona como una tasa de política monetaria formal, porque el Gobierno considera que Argentina no está en condiciones de operar con una tasa de referencia, al asociarla a un esquema de metas de inflación que hoy no puede aplicar.
Por este motivo optó por un régimen basado en bandas cambiarias y sin una tasa de política monetaria explícita.
Entre la neutralidad y los riesgos inflacionarios

Salazar-Xirinachs, secretario ejecutivo de la Cepal, dice que las tasas de interés en la región siguen por encima de los niveles previos a la pandemia, tanto en términos nominales como reales.
A pesar de eso, dice que en la mayoría de los países con metas de inflación la política monetaria ya se ubica en una posición neutral, lo que permite que las economías operen cerca de su potencial sin generar presiones inflacionarias adicionales.
No obstante, advirtió que las tasas continúan condicionadas por riesgos inflacionarios persistentes, especialmente la inflación en el sector servicios, mercados laborales con escasa holgura y un entorno de alta incertidumbre.
Una reducción prematura de las tasas podría desanclar las expectativas de inflación y provocar volatilidad cambiaria, poniendo en riesgo la estabilidad macroeconómica.
Emanoelle Santos, analista de XTB Latam, considera que el riesgo principal de recortar demasiado pronto las tasas en 2026 es perder el control del tramo más persistente de la inflación.
“Cuando los choques transitorios ya se disiparon y lo que queda está en servicios, salarios y expectativas, un recorte acelerado puede debilitar la moneda, encarecer las importaciones y reactivar el traspaso a los precios”, apuntó Santos.
Además, puede inducir un relajamiento financiero, un crédito más dinámico y un repunte de la demanda, justo cuando la capacidad instalada y el mercado laboral no lo justifican.
Explicó que “si el mercado interpreta el giro como complaciente”, se amplían las primas de riesgo y se encarece el financiamiento soberano y corporativo, lo que obliga después a frenar el ciclo o incluso a endurecer de nuevo, con un alto costo para la credibilidad y el crecimiento.
Ver más: Los tres países que serían sorpresa para el crecimiento económico en Sudamérica en 2026













