El Estado nacional se ha convertido en el principal cliente que tienen los bancos, al punto que un equivalente al 77% de los depósitos en pesos con los que cuentan las entidades financieras del país está colocado en deuda pública.
Del último Informe Monetario publicado por el Banco Central de la República Argentina (BCRA) se desprende que la deuda del BCRA en poder de los bancos alcanzó el 57,2% de los depósitos en pesos, marcando una suba de 42,5% con respecto a junio de 2022
Asimismo, la integración de encajes con títulos del Tesoro alcanzó el 19,6% de los depósitos en pesos, registrando una suba de 9,1% contra junio de 2022.

Cabe recordar que durante el Gobierno del Frente de Todos se han ido haciendo modificaciones a las normativas de efectivo mínimo para que los bancos puedan contabilizar como encajes tenencias de títulos del Tesoro en pesos. Según estimó Facimex Valores, en junio los bancos demandaron US$$1,085 billones en instrumentos elegibles para la integración de encajes, cifra equivalente al 62% del financiamiento bruto obtenido en las licitaciones.
Demanda de pesos inflada
Según explicó a Bloomberg Línea Matías De Luca, economista de la consultora LCG, la demanda de pesos está “inflada” por el cepo. “A modo de ejemplo, en 2019 cuando no había cepo, la demanda de dinero cayó brutalmente al piso del 10% del PBI (la contracara fue una ‘dolarización’ de portafolio que derivó en una devaluación del 35% en un mes). Hoy eso no sucede porque el cepo te contiene la corrida, pero de todos modos el agregado monetario M2 viene cayendo sistemáticamente”, sostuvo De Luca.
De Luca reseñó que el público no quiere pesos, pero tampoco puede dolarizarse (por ejemplo, las empresas tienen muchas restricciones a las operatorias de moneda extranjera). Entonces se produce una sustitución de depósitos (M2) por plazos fijos (M3), que al menos devengan algo de interés.
“El tema es que con una inflación tan alta (y por tanto, una tasa de interés nominal alta), con salarios que se quedan por detrás, una actividad estancada y mucha incertidumbre, la demanda de créditos se pincha. Como resultado, los bancos tienen que colocar esos plazos fijos en Leliq (deuda del Banco Central)”, detalló el economista.
En ese sentido, De Luca indicó que todo el dinero que el público rechaza vuelve al Banco Central, “el cual paga un 155% anual por mantener esos pesos que emitió fuera de circulación”.
Los riesgos y factores negativos de la situación
De Luca advirtió que, paulatinamente, va aumentando la exposición al sector público por parte de los bancos. Y expresó además: “La diferencia es que no es lo mismo el riesgo del Tesoro que el riesgo del BCRA. Por un lado, la deuda del BCRA (Leliqs y pases) es de muy corto plazo, al mismo tiempo que la entidad emite los pesos para pagar. Podría decirse que es algo más segura’ que la deuda del Tesoro. El problema lo tiene ahí el Banco Central, porque la deuda que tiene representa poco más de dos bases monetarias. Es decir, si tuviera que salir a pagar hoy el 100% de esa deuda, se triplicaría el dinero en circulación, lo que generaría una explosión en los precios y/o dólar”.
Para evitar estos escenarios, el ejecutivo de LCG consideró que “es importante dar certidumbre de la sostenibilidad de los pasivos”, tanto del Tesoro (bonos) como los del Banco Central. “Cualquier escenario de pánico puede generar una salida de títulos/depósitos difícil de contener”, alertó.
Por otro lado, que una gran magnitud del ahorro nacional se destine a deuda del sector público y/o Banco Central es un problema, ya que significa que el ahorro que debería financiar inversión termina financiando gasto corriente (Tesoro) -a veces improductivo- o directamente fuera de circulación (BCRA).















