Bloomberg — El gran ascenso Banco Master SA de Brasil, que colapsó el mes pasado en medio de denuncias de fraude, dependió en gran medida de sus vínculos con XP Inc. (XP), cuya plataforma de inversión minorista permitió casi duplicar cada año la cartera de préstamos del banco en quiebra.
XP, la mayor corredora de valores de Brasil, vendió a sus clientes más bonos de Master que cualquier otra institución financiera, colocando unos R$26.000 millones (US$4.900 millones) de deuda que impulsaron una tasa de crecimiento promedio de cerca de 86% anual en la cartera de préstamos de Master, según personas familiarizadas con el asunto. Eso ayudó a financiar la llamativa nueva oficina de Master en Miami y una serie de adquisiciones, entre otras compras de gran envergadura.
Clave en la relación entre ambas compañías fue el fondo de seguro de depósitos del país, conocido como FGC. Gracias a las garantías del FGC, los bonos de Master podían comercializarse como inversiones seguras para los clientes de XP, principalmente pequeños inversionistas.
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Master también ofrecía rendimientos más altos: sus bonos pagaban tasas de interés de hasta 140% de la tasa interbancaria de Brasil, conocida como DI, en línea con otras instituciones financieras pequeñas. Eso se compara con 100% de DI o menos en entidades crediticias más grandes. En caso de liquidación de Master —el escenario actual—, el FGC cubre las pérdidas de los inversionistas dentro de los límites de su estatuto: hasta R$250.000 por persona por banco, con un tope de R$1 millón en cuatro años.
Para que su estrategia comercial fuera viable, Master emitía bonos de mayor plazo que, debido a sus vencimientos, pagaban a los asesores de inversión comisiones iniciales más altas que las de sus competidores, según las fuentes. Ese sistema de comisiones puede crear incentivos perversos, alentando a los asesores a promover las inversiones más lucrativas para ellos, según los críticos.
“Claramente veo un conflicto de interés, y eso debe cambiar”, dijo en una entrevista Cleveland Prates, profesor de derecho en la Fundação Getulio Vargas. El esquema es sesgado, señaló Prates, cuando los asesores financieros de una plataforma minorista “ofrecen un bono de un banco de mayor riesgo, con una tasa absurdamente alta, y están ganando una comisión por ello”.
XP señaló en un comunicado a Bloomberg que la remuneración promedio de los asesores financieros para productos de renta fija, incluidos los certificados de depósito, es de 0,3% anual, en línea con las prácticas del mercado. Esa tasa es incluso menor que para otros productos, como fondos y notas estructuradas, señaló XP, que declinó hacer más comentarios.
La venta a personas físicas de bonos de bancos pequeños y medianos, junto con la garantía del FGC a través de plataformas minoristas, promovió la competencia en el sistema financiero, haciendo posible que nuevas instituciones obtuvieran financiamiento.
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Cerca de la mitad de las instituciones financieras de Brasil obtienen más del 20% de su financiamiento a través de plataformas minoristas, según el banco central. Y el valor de los instrumentos de financiamiento bancario vendidos por terceros creció a R$430.000 millones en junio desde R$60.000 millones en diciembre de 2019, según un informe de Jefferies Financial Group Inc. (JEF).

Pero los bonos de Master por lo general vencían en cinco años, un plazo mayor al típico para instituciones financieras pequeñas, y eso implicaba que el asesor financiero recibiera una comisión inicial de 1,5%, comparado con una comisión inicial de 0,6%, por ejemplo, para un bono a dos años.
Con una estrategia comercial inspirada en la estadounidense Charles Schwab Corp., XP fue la primera en ofrecer a la clase media de Brasil la opción de comprar acciones, bonos y fondos, así como productos que antes solo estaban disponibles para inversionistas muy ricos, como fondos de cobertura y derivados. En los últimos años, los bancos brasileños se han visto obligados a adaptarse al éxito de XP.
Otras plataformas también vendieron bonos de bancos pequeños como Master. La plataforma digital minorista de Banco BTG Pactual SA vendió alrededor de R$6.700 millones en bonos de Master y detuvo las ventas en el mercado primario en diciembre de 2024, tras un análisis detallado de los activos del prestamista, indicaron las fuentes citadas. Easynvest, la plataforma adquirida por Nu Holding Ltd. en 2020, vendió unos R$2.900 millones, con aproximadamente la mitad de ese total antes de la compra por parte de Nubank (NU), según las personas. Nubank dejó de vender los bonos en julio de 2024, dijeron las personas.
Nubank y BTG declinaron hacer comentarios.
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La competencia entre plataformas de inversión también ayudó a impulsar las ventas, ya que algunos clientes buscaban los bonos de Master porque pagaban altos rendimientos, tenían la garantía del FGC y el prestamista era inspeccionado por el banco central, según las fuentes. Si la plataforma minorista no ofrecía los bonos, los clientes migraban a otras que sí los ofrecían.
“Si bien el surgimiento de plataformas de distribución de inversiones inicialmente se veía como una herramienta para ayudar a instituciones financieras pequeñas y medianas a captar financiamiento minorista y volverse competitivas, ahora se percibe como un riesgo creciente”, explicó Jefferies en su informe.
El director ejecutivo de Master, Daniel Vorcaro, fue arrestado el mes pasado por la policía federal de Brasil bajo acusaciones de que su banco fabricó carteras de crédito falsas que luego fueron vendidas a Banco de Brasilia SA. Fue liberado el sábado por un juez, que ordenó que el banquero use un monitor electrónico en el tobillo y otras medidas restrictivas. En un comunicado, los abogados de Vorcaro negaron que hubiera fraude en las transacciones de la compañía.
Plataformas minoristas y fintechs no aportan fondos para financiar el FGC, mientras que los bancos pagan 0,0125% al mes sobre sus depósitos a la vista y a plazo. Así, aunque XP y sus asesores obtuvieron las mayores ganancias al vender los bonos de Master, la contribución de la compañía al FGC es extremadamente pequeña y solo es requerida porque XP tiene un pequeño banco que capta depósitos.
Instituciones más grandes como Itaú Unibanco Holding SA (ITUB4), Banco do Brasil SA (BBAS3) y Banco Bradesco SA (BBDC4), que vendieron pocos o ningún bono de Master, pagarán la mayor parte en términos absolutos para reponer el FGC. Y, al final, los clientes de esos bancos serán quienes paguen la cuenta en forma de spreads crediticios más altos, según Jairo Saddi, abogado y expresidente del directorio del FGC.
“Tenemos que cambiar el esquema”, dijo Saddi. “Tenemos que hacer que otros paguen la cuenta, discutir responsabilidades”.
La factura es considerable, la mayor en la historia del FGC. El FGC informó que pagará R$41.000 millones a unos 1,6 millones de acreedores de Master. La liquidación de la firma podría costar aún más al FGC, hasta R$55.000 millones, si otros dos bancos pequeños relacionados con el caso también son liquidados, según declaró el mes pasado una persona familiarizada con el asunto.
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El FGC tiene fondos para eso: a fines de septiembre, el fondo de garantía tenía R$160.000 millones en activos y cerca de R$122.000 millones de liquidez en efectivo, según un comunicado. Pero el fondo necesitará ser recapitalizado tan pronto como a comienzos del próximo año.
Saddi dijo que no ve riesgos sistémicos derivados del colapso de Master ni de la necesidad de reponer el fondo de garantía, pero podría haber tensiones en entidades más pequeñas que, en algunos casos, tendrían que pagar el doble del porcentaje que las firmas más grandes pagan al FGC. Una opción sería que el banco central alivie los requisitos de reservas, según Saddi, quien señaló que el banco central también debe aumentar su equipo de supervisores. También podría discutirse un tope a las tasas de interés pagadas en los depósitos bancarios garantizados por el FGC, añadió.
Otros sostienen que el banco central debería enfocarse en la calidad de los activos de los prestamistas que dependen más de la garantía del FGC, impulsándolos a tener más liquidez y carteras menos riesgosas. Algunos también sugieren que el banco central debería obligar a diversificar las fuentes de financiamiento.
Christian Keleti, director ejecutivo de Alpha Key Capital, dijo que, si bien el FGC debería poder absorber las pérdidas, “al final, los bancos grandes terminarán pagando la cuenta, y en última instancia no son los principales culpables”.
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