Bloomberg — La paciencia está dando frutos para los inversionistas que mantienen bonos de Petróleos del Perú SA en sus carteras, con un creciente optimismo de que el gobierno ayudará a la empresa estatal.
Los tenedores de notas de Petroperú han obtenido un retorno del 14% desde julio, el segundo mejor desempeño entre los bonos corporativos de mercados emergentes, según un índice de Bloomberg. Incluso después de que el país destituyera a la presidenta Dina Boluarte la semana pasada —el quinto mandatario en ser sometido a un juicio político en una década—, la deuda apenas retrocedió.
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El repunte comenzó en julio, cuando el entonces ministro de Economía, Raúl Pérez-Reyes, afirmó que el gobierno estudiaba medidas para aliviar los problemas de flujo de caja de la empresa. Días después, comentó que se analizaba una posible reestructuración de su deuda.
El repunte cobró nuevo impulso tras el anuncio de México de que realizaría una recompra de deuda para su petrolera estatal Pemex, una medida que algunos vieron como modelo a seguir para Perú.
“Los problemas de Petroperú están llegando a un punto crítico y requieren una resolución”, dijo Max Wolman, analista de Aberdeen Group en Londres. “Si fuera una empresa privada, habría entrado en default hace años”.

El spread, o diferencial, entre los bonos en dólares de Petroperú al 2047 y los soberanos de Perú de vencimiento similar cayó a 254 puntos básicos el mes pasado, desde cerca de 400 antes de los comentarios del ministro de Economía. El spread volvió a subir la semana pasada, en medio del caos político del país.
El recién instalado presidente José Jerí anunció que reemplazará a todo su gabinete, incluido Pérez-Reyes, por lo que no se sabe quién será el próximo ministro de Economía y cuál será su postura respecto de ayudar a la estatal. El gabinete presentó su renuncia el lunes por la noche.
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Las vicisitudes
Petroperú ha enfrentado varios reveses financieros en los últimos años. La construcción de su refinería de Talara, un proyecto de US$6.000 millones, sufrió sobrecostos y retrasos, y ha dejado a la compañía con una abultada deuda y escasos ingresos para pagarla.
Los problemas alcanzaron su punto máximo hace un año, cuando toda la junta directiva renunció. Durante ocho semanas Petroperú estuvo a la deriva hasta que se eligió una nueva junta, de la cual algunos miembros también renunciaron posteriormente.
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El nuevo presidente, Alejandro Narváez, hizo caer los bonos en noviembre cuando proyectó que la empresa perdería casi US$1.000 millones el año pasado. A esto siguió una serie de ataques a oleoductos y estaciones de bombeo por parte de comunidades locales, además de una prolongada paralización en una planta clave de la refinería de Talara.

“El gobierno cargó a Petroperú con un proyecto masivo y sobrevalorado para construir la refinería de Talara”, señaló Roger Horn, estratega sénior de mercados emergentes en Mariva Capital Markets. “Dado eso, el mercado ha mostrado relativa paciencia”.
Apoyo gubernamental
Perú no garantiza explícitamente los bonos en dólares de Petroperú, pero ha expresado su respaldo a la empresa, alimentando las expectativas entre los inversionistas de que no permitirá que caiga en default.
“En algún momento el gobierno tendrá que intervenir y hacer lo que hizo México con Pemex”, dijo Wolman, de Aberdeen.
En abril, el gobierno acordó convertir 6.000 millones de soles (US$1.700 millones) de deuda que mantenía con la empresa en capital. El Ministerio de Economía también asumió los pagos de deuda de Petroperú el año pasado y, en 2022, inyectó US$1.000 millones en la compañía y ofreció garantías soberanas para préstamos bancarios.
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Sin embargo, aunque Perú ha incumplido su propia regla fiscal para mantener a flote a la petrolera, la ayuda resulta modesta en comparación con la de México a Pemex en 2025. En julio, el gobierno mexicano vendió US$12.000 millones en deuda, utilizando el dinero para comprar bonos del Tesoro de EE.UU. que Pemex usó como colateral en préstamos bancarios. Además, financió la recompra de bonos por US$10.000 millones el mes pasado y prometió transferir más de US$14.000 millones para pagos de deuda y otros gastos en 2026.
Ayudar a Petroperú debería ser mucho más sencillo, dado que su deuda asciende a US$7.000 millones, una fracción de la de Pemex, que a fines de junio rondaba los US$100.000 millones. Sin embargo, el spread entre la deuda de Pemex y los soberanos mexicanos se ubica en 157 puntos básicos, un punto porcentual por debajo del spread de Petroperú.
No todos creen que se avecine un rescate mayor. Akbar Causer, jefe de deuda corporativa de mercados emergentes en Morgan Stanley Investment Management, no cree que haya un apoyo estructurado similar al de México.
“Será a base de curitas, y los inversionistas tendrán que acostumbrarse a que esas curitas aparezcan periódicamente”, dijo.
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Pérez-Reyes afirmó el mes pasado que el gobierno revisaría propuestas de bancos para reorganizar la deuda de Petroperú, lo que despertó especulaciones de que el gobierno consideraría una securitización de instrumentos pre-capitalizados, similar al modelo mexicano.
Sea cual sea la ayuda final del gobierno a Petroperú, los inversionistas son cada vez más optimistas en que irá más allá de los apoyos fragmentados del pasado.
“El mercado ha comprendido que el desempeño financiero de la empresa ya no es relevante, que el gobierno la apoyará pase lo que pase”, dijo Fernando de la Torre, experto en reestructuraciones y ex director financiero de Petroperú.
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