Bloomberg Línea — El oro marcó un nuevo máximo histórico el martes al superar los US$4.490 por onza, y consolidó así una tendencia que ya lo llevó a acumular más de 60% de rentabilidad en 2025. El avance ha sido tal que, según datos de Bloomberg, el metal ha registrado su quincuagésimo récord anual, lo que lo convierte en uno de los activos con mejor desempeño del año.
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Entre los factores inmediatos detrás del movimiento reciente están las crecientes tensiones geopolíticas, las perspectivas de recortes adicionales de tasas en Estados Unidos y una renovada presión fiscal sobre el gobierno federal. A ello se sumó un aumento significativo en la demanda de inversión a través de fondos respaldados por oro, en particular ETFs, que elevaron sus tenencias en más de 12 toneladas en un sólo día.
El impulso más reciente en el precio del oro estuvo relacionado con el aumento de tensiones en América Latina, luego de que Estados Unidos bloqueara cargamentos de crudo venezolano como parte de nuevas presiones contra el gobierno de Nicolás Maduro. La medida, que marca un nuevo deterioro en las relaciones bilaterales, se interpretó en los mercados como un factor de riesgo regional con posibles repercusiones en la estabilidad energética.
Además del episodio en Venezuela, los inversionistas han reactivado coberturas ante la posibilidad de nuevos conflictos geopolíticos, en un contexto donde los activos tradicionales ofrecen rendimientos ajustados por riesgo cada vez más bajos. En ese marco, el oro ha recuperado su lugar como cobertura multilateral frente a disrupciones globales.
“El oro y la plata siguen atrayendo compras en momentos de fortaleza”, afirmó Ahmad Assiri, estratega de Pepperstone Group, a Bloomberg. “Este comportamiento sugiere que los US$4.500 y US$70 están siendo tratados menos como techos duros y más como puntos de referencia dentro de tendencias en curso”, añadió el analista.
La afirmación refleja un cambio en el sentimiento de mercado, donde las correcciones han sido vistas como oportunidades de entrada más que como señales de agotamiento.
¿Qué está impulsando el precio del oro?
A diferencia de otros ciclos, los fundamentos detrás del actual rally no responden únicamente a expectativas monetarias. El metal también ha sido impulsado por la acumulación récord de bancos centrales, el deterioro fiscal en economías desarrolladas, la debilidad del dólar y la creciente demanda de inversión. La geopolítica elevó su atractivo como activo refugio. Para Saxo Bank, lo que ocurre con el oro es parte de una transformación estructural del mercado.
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“El oro ha experimentado un cambio de régimen”, sostuvo Ole Hansen, jefe de estrategia de materias primas de la entidad. “Antes estaba impulsado principalmente por los rendimientos reales y el dólar, mientras que ahora se ha convertido en un activo estratégico respaldado por la demanda estructural de los bancos centrales, la fragmentación geopolítica y el aumento de los riesgos fiscales”, explicó el analista.
Una de las razones detrás de este reposicionamiento estratégico ha sido la evolución en la política de reservas de las autoridades monetarias. “Los bancos centrales se han convertido en el principal comprador marginal”, indicó Hansen. Esta demanda oficial ha sido suficiente para absorber las ventas de inversores occidentales y limitar la sensibilidad del oro a los cambios en las tasas reales de interés.
El giro estratégico responde a una serie de eventos que alteraron la percepción de seguridad de las reservas internacionales, especialmente después de la congelación de activos del banco central ruso tras la invasión a Ucrania.
A partir de ese momento, varias economías comenzaron a replantear la composición de sus reservas oficiales. “La decisión de congelar las reservas de divisas del Banco Central de Rusia marcó un precedente para otras economías”, explicó Hansen, de Saxo Bank. Esa acumulación responde no sólo a razones de diversificación, sino también a la búsqueda de cobertura frente a sanciones, volatilidad cambiaria y el riesgo de que el dólar pierda parte de su hegemonía como reserva global.
“La resiliencia del oro durante el aumento repentino de los rendimientos reales entre 2022 y 2023 pone de relieve cómo la demanda asiática y del sector oficial ha diluido la influencia de los tipos de interés y las divisas en la formación de precios”, concluyó.
El cambio también se ha reflejado en los portafolios de inversión institucional. Un estudio reciente de Goldman Sachs (GS) mostró que el 70% de los grandes inversionistas prevé que el precio del oro continuará subiendo hasta fines de 2026. “El mayor porcentaje de los encuestados, 36%, cree que el oro superará los US$5.000 por onza troy para finales del próximo año”, señaló el informe de la entidad.
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En términos de diversificación, los argumentos a favor del oro se han consolidado frente a un contexto donde las correlaciones tradicionales entre acciones y bonos han dejado de ofrecer protección. “Agregar 5% de oro reduce el riesgo del portafolio en casi 5% mientras su contribución al riesgo total es de apenas 1,9%”, afirmaron Taylor Burnette y Jeremy De Pessemier, estrategas del World Gold Council.
¿Qué precio tendrá el oro en 2026?
Las proyecciones de precio para 2026 muestran un rango amplio, pero con una inclinación clara al alza en los principales bancos de inversión. Bank of America (BAC) estima que el oro puede alcanzar US$5.000 por onza en los próximos dos años, siempre que se mantengan los factores fiscales y geopolíticos que impulsaron el ciclo actual.
“Los precios del oro dejaron de subir sólo una vez que cambiaron los impulsores subyacentes”, explicaron los analistas del banco. “Por ahora, muchos de esos factores siguen vigentes, por lo que vemos más alza para el oro”, añadieron.
Desde el World Gold Council se destacan varios escenarios. En un entorno de desaceleración leve, con recortes adicionales de tasas y mayor aversión al riesgo, “el oro podría subir entre 5% y 15% en 2026 desde los niveles actuales”, según su marco de valuación.
Si el contexto empeora y se produce un deterioro sincronizado de la actividad global, “el oro podría subir entre 15% y 30% en 2026 desde los niveles actuales”, indicó el organismo. En el extremo opuesto, si la economía estadounidense repunta con fuerza y la Reserva Federal opta por una política más contractiva, el metal podría corregir entre 5% y 20%.
La visión de Deutsche Bank también apunta hacia nuevos máximos. La entidad alemana revisó su previsión para 2026 hasta US$4.450 por onza, y proyecta US$5.150 para 2027, con escenarios que dependen del comportamiento de la demanda oficial. “Ese aumento de 72 toneladas fue superado solo por la combinación de mayor demanda oficial y de ETF”, explicó Michael Hsueh, analista del banco, al referirse al récord de producción minera del tercer trimestre de 2025. “El punto de apoyo de nuestra previsión es la demanda oficial de 1.053 toneladas al año en 2026”, agregó.
Goldman Sachs también respalda la hipótesis de precios más altos. “Casi el 70% de los inversionistas institucionales espera que los precios del oro suban más para finales de 2026”, señala el informe de la firma. Entre los factores identificados por los encuestados se destacan las compras de bancos centrales (38%) y el deterioro fiscal (27%).
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En todos los casos, el comportamiento de los flujos hacia los ETF aparece como un termómetro clave para los próximos trimestres. Aunque las tenencias aumentaron este año, su nivel todavía está por debajo de picos previos. El World Gold Council estima que la inversión a través de estos vehículos podría crecer aún más si se mantienen los desequilibrios macroeconómicos actuales.
Saxo Bank concluye que el oro está dejando de ser un activo táctico para consolidarse como una reserva estructural de valor en un entorno de transformación geoeconómica. “Señala una transición más profunda en el sistema financiero global, donde la confianza, la diversificación y la resiliencia se han vuelto tan importantes como el rendimiento y el crecimiento”, afirmó Hansen.