La estrategia mediática de Taylor Swift para promocionar “The Life of a Showgirl” tuvo un punto débil

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Taylor Swift
Por Jason Bailey
11 de octubre, 2025 | 09:13 AM

Si de cifras se trata, el nuevo álbum de Taylor Swift, The Life of a Showgirl, es sencillamente un éxito rotundo. El pasado viernes, cuando salió a la venta a medianoche, pulverizó los récords de streaming en un solo día en Spotify, Apple Music y Amazon.

La película que lo acompaña, The Official Release Party of a Showgirl, también lideró la taquilla durante el fin de semana, recaudando US$33 millones y superando a películas protagonizadas por estrellas como Leonardo DiCaprio y Dwayne Johnson.

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No obstante, la aceptación de la crítica hacia Showgirl ha sido algo más compleja.

Si bien la mayor parte de los medios tradicionales han elogiado el álbum, las reacciones en línea han sido claramente mixtas, incluso para un álbum de Taylor Swift. Considerando su rotundo éxito financiero, en lo que respecta a las críticas negativas, es muy probable que ella simplemente se lo sacuda (shake it off).

Sin embargo, si le preocupa seguir evolucionando su sonido sin alienar a su público, quizás sea el momento de replantearse su estrategia para lanzar nueva música.

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No es extraño que las reacciones ante Showgirl hayan sido tan polarizadas; al fin y al cabo, estamos hablando de una de las artistas musicales más importantes del mundo y, además, de una joven con opiniones muy firmes, así que era de esperar que tanto sus fans incondicionales como sus detractores (a falta de una palabra mejor) tuviesen opiniones muy encontradas.

Ninguno de estos grupos es flexible; iban a amar u odiar este nuevo proyecto de todas maneras.

Lo que resulta más llamativo son las respuestas moderadas o críticas de aquellos que no se encuentran en esos extremos: oyentes ocasionales o incluso admiradores que han juzgado deficientes las letras o la producción de Life of a Showgirl, o que han sentido que no ha cumplido con las expectativas creadas por su promoción.

Las críticas son entendibles, ya que este álbum sitúa a la cantante y compositora en un momento de transición. Finalizó el fenómeno de su gira Eras Tour, se convirtió en multimillonaria, recuperó la propiedad de todo su catálogo musical y encontró el amor, incluso se comprometió en el camino. Al parecer, está tratando de averiguar hacia dónde ir a partir de aquí, tanto como persona como artista.

Esta incertidumbre podría explicar que haya cambiado de equipo para Life of a Showgirl. Se trata de su primera colaboración en ocho años con los productores Max Martin y Shellback, que la ayudaron a pasar del country al pop con sus discos Red y 1989.

En los últimos cinco proyectos, que produjo Jack Antonoff, Swift se concentró en contar historias más íntimas y en letras más elaboradas; el reencuentro con los creadores de sus éxitos anteriores se percibe como un intento de combinar su instinto pop con la composición reflexiva de sus trabajos más recientes para crear un estilo duradero y sostenible.

Desde un punto de vista artístico, The Life of a Showgirl podría haberse beneficiado de un lanzamiento más tradicional.

La mayoría de los artistas lanzan un sencillo principal y un video por adelantado, no solo para generar anticipación, sino también para familiarizar a los oyentes con el sonido y los temas del disco.

HAIM, por ejemplo, lanzó varios sencillos de I Quit (Renuncio) antes de su debut en junio, un movimiento que ayudó a preparar a la audiencia del grupo para un cambio en el sonido.

Con Showgirl como una desviación tan clara de la era Antonoff, ese enfoque podría haberle servido mejor a Swift. Sin embargo, no ha seguido este modelo desde Lover de 2019, y francamente no lo ha necesitado; sus álbumes cuentan con una audiencia integrada y una ubicuidad cultural automática.

No podría haber lanzado Showgirl de esta manera y haber obtenido el mismo éxito económico; parte del atractivo de The Official Release Party of a Showgirl fue que estrenó el videoclip de “The Fate of Ophelia” (El destino de Ofelia) 48 horas antes de que estuviera disponible en YouTube.

Pero con un trabajo de transición como este, un lanzamiento temprano de The Fate of Ophelia y su video, posiblemente el mejor de su carrera, junto con un segundo sencillo, quizás de una de las canciones más atípicas, podría haber preparado a los oyentes para su variedad.

En cambio, Swift y su sello, Republic Records, construyeron un evento mundial masivo y lanzaron todo a la vez, buenas canciones y malas, para que los fanáticos y los no fanáticos lo absorbieran todo a medianoche.

Es la versión musical de los lanzamientos de temporada completa de los servicios de streaming, donde el modelo de maratón en última instancia enfatiza los defectos del programa.

Tal es el caso de The Life of a Showgirl. Diría que el álbum es bastante bueno, particularmente The Fate of Ophelia, que creo que es indiscutiblemente una canción pop de primer nivel, y Ruin the Friendship (Arruinaste la amistad), un tema desgarrador que te toma por sorpresa.

Pero hay canciones que no funcionan en absoluto.

Por ejemplo, lo que se ha descrito como su canción más atrevida hasta la fecha, Wood (Madera), es un intento fallido de interpretar una canción de Sabrina Carpenter cuando solo Sabrina Carpenter puede interpretar canciones de Sabrina Carpenter, y Actually Romantic (Realmente romántico) es bastante desastrosa.

Estas canciones podrían clasificarse como “de relleno”, un destino que le sucede a la mayoría, si no a todos, los artistas discográficos en algún momento. Pero se espera que Swift trascienda esa tradición, y el problema con su fama es que cada canción se juzga por si está a la altura de la expectativa que la rodea.

Así que la decisión más inteligente podría ser gestionar mejor ese revuelo y las expectativas que genera. La estrategia de lanzamiento tradicional sigue siendo eficaz para lograr precisamente eso, y podría valer la pena que Swift la retome en el futuro.

¿Es anticuada? Claro. Pero a veces las viejas costumbres siguen funcionando mejor, incluso para una superestrella.

Esta nota no refleja necesariamente la opinión del consejo editorial de Bloomberg LP y sus propietarios.

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