El avance volvió a poner el foco en los niveles más altos, con los activos digitales moviéndose al ritmo de la renta variable ante la creciente convicción de que la Fed podría reanudar pronto el recorte de tasas de interés.
Tras recuperar algo de terreno durante el fin de semana, la criptodivisa original cayó hasta un 2,3% para sumergirse brevemente por debajo de los US$86.000 el lunes por la mañana, antes de contener las pérdidas.
Dudas sobre el accionar de la Fed, liquidaciones masivas y salidas de ETF han llevado la cotización de la cripto más popular a perforar los US$85.000 a la baja.
El bitcoin encadena su peor rendimiento mensual desde el colapso cripto de 2022, con liquidaciones que superan los US$21.000 millones y fuertes salidas de ETF en EE.UU.
La mayor criptodivisa cayó a un mínimo de US$88.522 en las operaciones de Nueva York, con la última derrota golpeando a los inversores grandes y pequeños, desde los compradores minoristas de inmersión a las empresas de tesorería de activos digitales.
La criptodivisa, que en su día se promocionó como un juego de alto crecimiento, una cobertura contra la inflación y un diversificador de carteras, se enfrenta ahora a la perspectiva de acabar el año en números rojos, sin cumplir ninguna de esas funciones.
Una comisión investigadora del Congreso argentino presentó su informe final del criptoescándalo. Señala uso indebido de la investidura presidencial y vínculos con el colapso del token. Exige explicaciones a Karina Milei y remite pruebas a la Justicia.
El bitcoin volvió a caer por debajo de los US$105.000 tras un breve repunte, lo que refleja la fragilidad del mercado después de las fuertes liquidaciones de octubre.
La mayor criptomoneda del mercado cayó arrastrada por la corrección en los mercados. La venta masiva desinfla el rally que vivió el sector durante el verano.
Los mercados reaccionaron con cautela tras la tregua comercial limitada entre EE.UU. y China, resultados mixtos en el sector tecnológico y señales restrictivas de la Fed.
Las declaraciones se producen en medio del auge de la llamada “apuesta por la degradación”, que impulsa a los inversionistas a vender deuda soberana y monedas como el dólar, el yen y el euro, para adquirir oro, plata y criptoactivos.