UE elimina último obstáculo para que gas y energía nuclear sean ecológicos

La medida permitirá que las nuevas centrales de gas puedan tener acceso a un nuevo fondo de dinero de inversores medioambientales, sociales y de gobernanza

Las chimeneas de la central eléctrica de gas natural Mitte, operada por Vattenfall AB y una señal de tráfico verde en Berlín, Alemania, el martes 17 de mayo de 2022.
Por John Ainger
06 de julio, 2022 | 01:39 PM

Bloomberg — Legisladores de la Unión Europea (UE) votaron en contra de una objeción para clasificar al gas natural y la energía nuclear como ecológicos, eliminando el último obstáculo para potencialmente obtener financiación por miles de millones de euros de inversores medioambientales.

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El Parlamento no alcanzó los 353 votos necesarios para rechazar la moción que bloqueaba la inclusión del gas y la tecnología nuclear en la llamada Taxonomía de la UE, una lista de actividades económicas que se consideran acordes con la transición del bloque hacia la neutralidad climática. Salvo una improbable objeción de los Estados miembros, esto significa ahora que la normativa entrará en vigor a principios de 2023.

La votación significa que las nuevas centrales de gas podrán acceder a un nuevo fondo de dinero de los inversionistas medioambientales, sociales y de gobernanza, aunque por un tiempo limitado y sólo cuando esas instalaciones sustituyan a las centrales de carbón. También servirá de impulso para el difícil sector nuclear europeo, que países como Francia han pregonado como una fuente de energía con bajas emisiones de carbono crucial para la sustitución de los combustibles fósiles rusos.

El resultado es un alivio para la Comisión Europea, la rama ejecutiva del bloque, que había planteado por primera vez la propuesta a finales del año pasado. La legislación parecía cada vez más impopular después de que la invasión rusa de Ucrania pusiera en entredicho el papel del gas como combustible de transición, en medio de la subida de los precios y la amenaza de reducción del suministro.

Científicos, activistas medioambientales e incluso gran parte del sector de la gestión de inversiones habían criticado que el gas y la energía nuclear obtuvieran una etiqueta verde por temor a que desviaran la inversión en energías renovables y empañaran lo que la UE había presentado como un “estándar de oro” para las finanzas verdes.