Bloomberg — Las autoridades mexicanas prometieron oponerse a los nuevos aranceles que la administración Trump planea imponer a los camiones pesados, un obstáculo más que Estados Unidos está lanzando frente a su vecino del sur antes de la revisión de su acuerdo comercial el próximo año.
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La presidenta Claudia Sheinbaum dijo que podría hablar por teléfono con Donald Trump sobre los nuevos aranceles, que el presidente estadounidense ha dicho que se impondrán el 1 de noviembre.
Aunque el impuesto a la importación se aplica a camiones de todo el mundo, México sería el más afectado, dijo en una conferencia de prensa el martes 7 de octubre.
México suministra el 70% de los camiones pesados importados por EE.UU., lo que los convierte en un producto importante para la economía local, dijo el martes el subsecretario de Economía y Comercio Exterior, Luis Rosendo Gutiérrez, durante un foro BloombergNEF en la Ciudad de México.
El funcionario agregó que el secretario de Economía, Marcelo Ebrard, está trabajando con funcionarios estadounidenses para evitar el nuevo arancel.
“El tema comercial es muy dinámico: todos los días tenemos noticias y debemos adaptarnos”, dijo Gutiérrez. “Los aranceles a los camiones pesados afectan US$15.000 millones en exportaciones”.
Entre los principales fabricantes de México, International Motors es el más vulnerable, ya que casi todos sus camiones estadounidenses se fabrican al otro lado de la frontera. Daimler Truck Holding obtiene cerca del 83% de sus camiones estadounidenses de plantas de fabricación mexicanas.
El anuncio de Trump de esta semana estaba vinculado a una investigación iniciada en abril por el Departamento de Comercio de EE.UU. sobre las importaciones de camiones pesados. Esa investigación, realizada al amparo de la Sección 232 de la Ley de Expansión Comercial, permite imponer gravámenes a la importación de bienes considerados críticos para la seguridad nacional.
El Departamento de Comercio concluyó que un “pequeño número” de proveedores extranjeros constituían el grueso de las importaciones estadounidenses debido a “prácticas comerciales depredadoras”.
Trump impuso un arancel del 25% a los productos mexicanos a principios de este año, aunque la mayoría están exentos porque cumplen el pacto comercial entre EE.UU., México y Canadá. Esos gravámenes estaban vinculados a lo que el presidente estadounidense ha calificado de falta de esfuerzo de México en la lucha contra el tráfico de fentanilo.
Estados Unidos también ha impuesto aranceles más altos a los tomates mexicanos, alegando un comportamiento anticompetitivo; ha cerrado las importaciones de ganado debido a la propagación de la plaga del gusano barrenador del Nuevo Mundo; y ha amenazado brevemente con aranceles por un acuerdo de reparto del agua.
México también está intentando conseguir una exención de los aranceles globales estadounidenses sobre el acero y otros productos.
Sin embargo, a pesar de todos los retos, Sheinbaum ha mantenido una buena relación con Trump, que ha hablado con admiración de ella tras sus llamadas telefónicas.
A finales de julio, Trump acordó continuar las conversaciones con México durante un periodo de 90 días, en lugar de seguir aumentando los aranceles como hizo con otros países en su momento.
En el pasado, Trump ha criticado abiertamente el acuerdo de libre comercio conocido como T-MEC, lo que plantea interrogantes sobre si EE.UU. impulsará cambios drásticos durante la revisión de 2026, o si aceptará dejar que el acuerdo se mantenga en gran medida en su forma actual. México ha subrayado la importancia del acuerdo, en vigor desde 2020.
“La forma de gestionarlo de la presidenta Sheinbaum, que ha llevado a un reconocimiento explícito del T-MEC y a que México sea tratado de manera diferente a otros países del mundo, ha sido importante”, dijo Altagracia Gómez Sierra, asesora empresarial del gobierno y presidenta del consejo de administración de Grupo Minsa, en el foro BloombergNEF. “Sólo juntos podremos mantener nuestra competitividad”.
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