Bloomberg — El aumento del riesgo geopolítico y la volatilidad macroeconómica están impulsando a cada vez más gestores de fondos hacia las inversiones en infraestructuras, ya que buscan apuestas a largo plazo que puedan ayudar a diversificar y protegerse contra la inflación.
Las asignaciones a infraestructuras crecerán un 20% en los próximos cinco años, según una encuesta realizada por IFM Investors entre 700 profesionales de la inversión de alto nivel y publicada el miércoles. La proporción de inversores que destinan fondos a infraestructuras aumentará en todo el mundo hasta el 60% desde el 49% en 2030, según los resultados.
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Las inversiones en infraestructuras, como las autopistas de peaje, los parques eólicos o los cables de fibra óptica, suelen operar con contratos a largo plazo con arrendamientos y acuerdos de explotación vinculados a la inflación. Esto puede resultar especialmente atractivo para los gestores de dinero en un momento en el que los cambios significativos en las políticas mundiales de comercio y defensa están provocando una mayor volatilidad en otras clases de activos.
El gasto previsto se produce incluso cuando la empresa británica de servicios públicos Thames Water lidia con su enorme deuda y una batalla de alto perfil para evitar la renacionalización.
“Los temores en torno a las conmociones geopolíticas y la incertidumbre macroeconómica están empujando a los inversores institucionales a replantearse las estrategias de inversión y explorar activos alternativos”, afirmó Luba Nikulina, Directora de Estrategia de IFM Investors.
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El aumento de las asignaciones se produce en un momento en el que los rendimientos previstos también están en alza. Las expectativas de rentabilidad neta de la renta variable para infraestructuras han aumentado dos puntos porcentuales con respecto al año anterior, hasta el 13,4%, lo que las sitúa casi a la par de la renta variable privada. Las expectativas de rentabilidad neta de la deuda de infraestructuras son del 9,6%, 1,7 puntos porcentuales más que el año pasado.
IFM es una gestora de activos propiedad de un grupo de superfondos australianos y del National Employment Savings Trust británico.
La encuesta se realiza mientras Blackstone agregó infraestructura a su conjunto de ofertas para los inversores ricos de Europa, ofreciendo su primer producto a través del marco de Fondos de Inversión a Largo Plazo Europeos, informó Bloomberg News.
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