Bloomberg — En los grandes bancos y en las boutiques de inversión se ha instalado un consenso optimista: el mercado de acciones de EE.UU. subirá en 2026 por cuarto año consecutivo, la racha ganadora más prolongada en casi dos décadas.
Abundan las preocupaciones sobre los riesgos para el ciclo alcista que llevó al S&P 500 a subir cerca de 90% desde su piso de octubre de 2022. El auge de la inteligencia artificial podría transformarse en un desplome. La economía —y las decisiones de tasas de interés de la Reserva Federal— podrían desafiar las expectativas. Y el segundo año del presidente Donald Trump podría traer aún más sacudidas inesperadas que el primero.
Ver más: JPMorgan cree que el S&P 500 seguirá subiendo en 2026: la lista de sus acciones preferidas
Pero después de tres años en los que el vertiginoso avance del mercado accionario dejó en ridículo a los pronósticos pesimistas, los estrategas del sell side ahora marchan al unísono. El promedio de las proyecciones para el cierre del año del S&P 500 es de una ganancia de 9% el próximo año. Ninguno de los 21 pronosticadores encuestados por Bloomberg News anticipa una caída.
“Los pesimistas se han equivocado durante tanto tiempo que la gente está un poco cansada de ese discurso”, dijo el veterano estratega de mercado Ed Yardeni, un alcista de larga data. Espera que el S&P cierre el próximo año en 7.700 puntos, un alza de 11% respecto del cierre del viernes, aunque incluso a él le resulta algo inquietante la falta de disenso.
“Ahí es donde se activa mi instinto contrario: las cosas me han salido bien durante tanto tiempo que preocupa que todos los demás también se hayan vuelto optimistas”, dijo. “El pesimismo hoy está fuera de moda”.

El sentimiento se vio reforzado por la volatilidad del mercado. En 2025 el posible desafío de DeepSeek a las empresas de inteligencia artificial de EE.UU. y la caótica guerra comercial de Trump provocaron bajas que pusieron en riesgo los objetivos optimistas de los analistas.
Entre mediados de febrero y comienzos de abril el S&P 500 cayó casi un 20%, lo que lo habría puesto oficialmente en un mercado bajista. Cuando eso ocurría, estrategas recortaron sus pronósticos al ritmo más rápido desde el colapso por el Covid, solo para terminar elevándolos nuevamente cuando las acciones protagonizaron uno de los repuntes más veloces desde la década de 1950.
Ha sido un periodo desconcertante para los pronosticadores desde la pandemia, ya que la economía ha mostrado una resiliencia sorprendente, incluso después de que los aranceles de Trump. La inversión masiva en inteligencia artificial —canalizada hacia la construcción de centros de datos y chips de alto rendimiento— siguió empujando al alza a los cinco gigantes tecnológicos responsables de casi la mitad del avance del S&P 500 este año.
Ver más: Más allá del oro y la plata, estos dos metales también están en pleno ‘rally’ de fin de año
Inversores miopes
“Es complicado porque ha habido un gran nivel de incertidumbre en los últimos cinco años, y en particular este año”, dijo Michael Kantrowitz, estratega jefe de inversiones de Piper Sandler & Co. (PIPR), quien abandonó la práctica de publicar objetivos de cierre de año para el S&P 500. “Cuando hay tanta incertidumbre, los inversores se vuelven muy miopes y reactivos a distintos datos, y no se necesita mucho para cambiar la opinión y el consenso”.
Si los pronósticos de Wall Street se cumplen en 2026, las acciones se encaminarían a su racha más larga de ganancias anuales desde antes de la crisis financiera global. Los objetivos más altos del grupo, si se materializan, también marcarían la primera vez que el S&P registre cuatro años de retornos de dos dígitos desde la burbuja puntocom de la década de 1990.
Christopher Harvey, estratega de larga trayectoria que se trasladó este año a CIBC Capital Markets desde Wells Fargo Securities, fue uno de los pocos pronosticadores que mantuvo su postura durante la volatilidad de este año, al anticipar que el S&P 500 cerraría el año en 7.007 puntos, y acertó. El índice terminó cerca de 6.930 el viernes, apenas 1% por debajo de su estimación.
Harvey espera que el índice de referencia cierre 2026 en 7.450 puntos, lo que implica una ganancia aproximada de 8%. Pero advirtió que “la gente está pasando por alto muchos riesgos macro”.
Entre ellos mencionó la posibilidad de que la Fed mantenga las tasas estables por más tiempo de lo que esperan los operadores; que EE.UU. eleve aranceles a Canadá o México; o ejecutivos que intenten moderar las expectativas de ganancias tras un periodo sólido.
“Eso podría empezar a desordenar todo”, dijo.
Ver más: De IA a geopolítica: libros que recomiendan siete expertos para inversionistas en 2026
Simplemente sólido
Al igual que casi todos los demás, los analistas de JPMorgan Chase & Co. (JPM) se vieron sorprendidos por la turbulencia de este año. En abril, cuando la guerra comercial de Trump sacudió a los mercados, abandonaron la visión positiva con la que habían arrancado 2025 y se convirtieron en los más bajistas entre los estrategas seguidos por Bloomberg, al prever que el S&P cerraría 2025 con una caída de 12%.
En junio, el banco dejó de lado esa postura y pasó a proyectar pequeñas subas. Pero incluso ese pronóstico resultó demasiado conservador: el S&P avanzó cerca de 18% este año.
Para 2026, JPMorgan abandonó definitivamente su cautela y anticipa que el S&P subirá hasta 7.500 puntos, impulsado por ganancias corporativas sólidas y tasas de interés más bajas.
Mislav Matejka, jefe de estrategia de renta variable global y europea de JPMorgan, dijo que el optimismo también se apoya en un crecimiento resiliente, menor inflación y que el salto de las acciones vinculadas a la inteligencia artificial refleja una transformación económica potencial, y no una burbuja a punto de estallar.
“Si la economía es más débil de lo que proyectamos, el mercado accionario no necesariamente lo tomará de forma negativa”, dijo. “Dependerá de que la Fed haga el trabajo pesado”.
Aunque no hay predicciones apocalípticas para las acciones de EE.UU. el próximo año, Savita Subramanian, de Bank of America Corp. (BAC), está entre las pocas que recomiendan cierta cautela.
Ella prevé que el índice subirá hasta 7.100 puntos en 2026, limitado por valuaciones elevadas. Pero la amplitud de sus escenarios alcistas y bajistas refleja el grado de incertidumbre. Una recesión podría hacer caer a las acciones 20%, mientras que ganancias significativamente superiores a lo esperado podrían empujarlas hasta un alza de 25%.
Por ahora, los estrategas parecen inclinarse por una lección aprendida a fuerza de golpes en los últimos años: no subestimar la fortaleza del mercado accionario de EE.UU.
Ver más: ¿Qué esperar del dólar en Brasil en 2026? Las perspectivas de BofA, Citi e Itaú
Los fundamentos respaldan esa visión. La economía de EE.UU. se expandió en el tercer trimestre al ritmo más rápido en dos años, impulsada por un consumo y una inversión empresarial resilientes y políticas comerciales más calmas. Y se proyecta que las empresas vuelvan a registrar un crecimiento de ganancias de dos dígitos.
“Que cambie el año no significa que cambien tus convicciones”, dijo Manish Kabra, jefe de estrategia de acciones de EE.UU. en Société Générale SA.
“El panorama de ganancias es sólido y se está ampliando más allá de la tecnología”, afirmó, y destacó el estímulo económico de los recortes de tasas de la Fed y del proyecto de recorte impositivo de Trump. “El escenario macro es simplemente sólido”.
Con la ayuda de Matt Turner.
Lea más en Bloomberg.com













