¿Cómo la guerra cambió los planes del camarón ecuatoriano?

Los camaroneros prevén pérdidas entre US$ 12 y US$ 14 millones por mes ante la imposibilidad de vender a Rusia; hoy buscan colocar su producto en otros mercados

El año pasado, Rusia compró US$ 142 millones al Ecuador en camarón.
09 de marzo, 2022 | 06:00 AM

QUITO — El camarón ecuatoriano, que en el 2021 batió un récord de ventas por US$ 5.323 millones, hoy busca alternativas frente a las limitaciones que deja la invasión rusa a Ucrania. Los camaroneros estiman pérdidas entre US$ 12 y US$ 14 millones mensuales ante la imposibilidad de vender su producto a Rusia.

El año pasado, ese país compró US$ 142 millones al Ecuador en camarón, lo que equivale a un poco más del 14% de la exportación total y a alrededor de 60 millones de libras.

UN MERCADO QUE ESTABA EN CRECIMIENTO

Y aunque la pérdida de ingresos es preocupante, lo que más inquieta al sector es perder un mercado que estaba creciendo aceleradamente. Así lo explica a Bloomberg Línea José Antonio Camposano, presidente ejecutivo de la Cámara Nacional de Acuacultura.

“Son US$ 1.000 millones que le vendemos a Rusia, 70% corresponde al sector bananero, mientras el segundo producto de mayor importancia es el camarón, con casi 15%. Lo interesante de Rusia es que se transformó en el sexto mercado más importante del Ecuador en cuestión de cuatro años”, reflexiona Camposano.

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Tal fue el crecimiento que, de acuerdo con las cifras de la Cámara, en el 2021 Rusia casi duplicó su compra frente a 2020, por lo que la proyección era crecer en ese mercado. “Estábamos en un proceso de discusión entre las autoridades rusas y ecuatorianas para autorizar a más empresas ecuatorianas exportadoras de camarón para que puedan acceder a ese mercado”, añade el ejecutivo.

LOS IMPACTOS

Con ese antecedente, una vez que inició el conflicto, el primer impacto fue la devaluación del rublo frente al dólar en alrededor de 30%, lo que se tradujo en la reducción de la capacidad de compra del importador ruso. Luego vino la complicación de la logística, pues los puertos empezaron a advertir que no existían las garantías para llegar a Rusia como mercado final.

¿Qué ocurre al día de hoy? “Ya no se están tomando pedidos a Rusia, las navieras nos anunciaron que no pueden movilizar producto por el momento, que incluso habría un cargo adicional para Rusia”, comenta el presidente de la CNA.

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Lo que ahora buscan los camaroneros es reubicar el producto en los otros 70 mercados donde está el Ecuador. Camposano advierte que “habrá que ver de todo lo que le vendíamos a Rusia, que más o menos son cinco millones de libras al mes, cuánto se puede vender a otros mercados”, aunque “sin duda Rusia es un mercado que esperamos pueda recuperarse lo más pronto posible”.

Las conversaciones para ampliar otros destinos están apenas comenzando, sin embargo, la idea sería ampliar la presencia en China, así como en Estados Unidos, que fue el motor del crecimiento del sector el año pasado, pero “aquello dependerá de cada empresa exportadora y de los alcances que tenga”.

Camposano insiste en que lo de fondo no es solo lo que pensaban vender al mercado ruso, “sino cuanto más hubiéramos podido crecer, porque es un mercado que estaba creciendo muy aceleradamente”.

UNA CASCADA DE PROBLEMAS

Pero además de la pérdida de ventas, el sector enfrenta otros impases derivados de la guerra:

  • Rusia y Ucrania son los principales proveedores del trigo mundial, una materia prima que se está encareciendo y la industria camaronera utiliza este producto para la elaboración del balanceado de camarón.
  • El incremento del precio del barril de petróleo implica un aumento de los precios de los combustibles, lo que a su vez se traduce en mayores costos logísticos por los fletes.
  • El fortalecimiento del dólar frente de otras monedas perjudica la competitividad del país. El Ecuador y sus productos se vuelven más caros frente a la competencia.

CÓMO ENFRENTAR EL ESCENARIO

Para Camposano un tema es clave: mejorar la eficiencia, que es lo que pueden controlar. Como exportadores están conscientes de que las guerras, las pandemias y demás eventos externos se escapan de sus manos porque son impredecibles, entonces, lo que queda es trabajar casa adentro.

“Lo que corresponde, por lo menos desde el sector camarero, es lo que siempre hemos hecho: seguir trabajando en eficiencia para mantener costos competitivos, porque todos estos golpes que le significan al productor y al exportador más costos no los podemos trasladar al precio final del camarón”, apunta.

Pero cree que la tarea debe ser conjunta, entre el sector público y el privado. Del lado del Gobierno, los camaroneros piden eliminar las trabas arancelarias, pues aún existen materias primas y bienes de capital que pagan aranceles muy altos por ingresar al país, “por encima del promedio de la región, por encima de lo que pagan nuestros competidores”.

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“El tema de la competitividad tiene que abordarse a diario”, reflexiona el ejecutivo al tiempo de insistir en que se necesitan servicios públicos eficientes que impulsen a los sectores productivos, pues si se espera más inversión extranjera, como es la intención del Gobierno, hay que generar “una estructura amigable para los negocios”.

Y aunque han mantenido diálogos con las autoridades, aún no existen resultados palpables. Es más el presidente de la República, Guillermo Lasso, dijo este martes que está seguro de que los empresarios privados “ya están tomando las medidas necesarias para suplir mercados” y que ese es un tema “que le compete fundamentalmente al sector privado”. Unas declaraciones que están muy lejos de los reclamos del sector camaronero.