Elon Musk
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Bloomberg Opinión — Apenas un día después de que se revelara que Elon Musk había comprado US$3.000 millones de en acciones de Twitter Inc. (TWTR), convirtiéndose en su mayor accionista individual, el CEO de la empresa usó la plataforma para anunciar cómo el hombre más rico del mundo había decidido ejercer su influencia.

“Estoy emocionado de compartir que estamos nombrando a @elonmusk para nuestra junta directiva”, tuiteó el martes el CEO Parag Agrawal. “A través de las conversaciones con Elon en las últimas semanas, nos quedó claro que aportaría un gran valor a nuestra Junta”.

Un momento. ¿Qué es eso de “conversaciones con Elon en las últimas semanas”? Musk reveló el lunes que su inversión en Twitter era “pasiva”, lo que significa que sólo se había pasado por ahí para invertir en la empresa y no para hacer ninguna de las cosas que hacen los accionistas “activos”, como ocupar un puesto en la junta u ofrecer una orientación corporativa importante por la que otros accionistas tienen que votar. Ahora Musk tiene un asiento en la junta y Agrawal, que sucedió a Jack Dorsey apenas en noviembre pasado, ha hecho saber a todos que ambos habían estado conversando durante semanas.

Todo eso suena sospechosamente activo, a pesar de que Musk disfraza su maniobra de pasividad. Añádase a la lista de cuestiones que debe resolver la Comisión de Bolsa y Valores de Estados Unidos (SEC por sus siglas en inglés), junto con los otros conflictos potenciales que plantea la inversión de Musk en Twitter. Ayer escribí que Musk, que se presenta como defensor de la libertad de expresión pero tiene un historial de reprimir a sus críticos, podría suponer un peligro para la forma en que Twitter aborda la libertad de expresión. Ahora que está oficialmente en la junta, vale la pena sopesar algunas de las posibles ventajas y desventajas de su presencia.

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El propio Agrawal sintetizó las virtudes de tener a Musk a bordo: “Es a la vez un apasionado creyente y un intenso crítico del servicio, que es exactamente lo que necesitamos en @Twitter, y en la sala de juntas, para hacernos más fuertes a largo plazo. Bienvenido Elon!”

Musk, el CEO de Tesla Inc. (TSLA) y fundador de Space Exploration Technologies Corp. (SpaceX) es un auténtico visionario e innovador. Aportará ese espíritu a Twitter, una empresa nacida de la innovación pero con poca visión de futuro. Twitter, fundada en 2006, nunca ha estado especialmente bien gestionada, y la salida de Dorsey de la empresa debería haberse producido hace tiempo. Agrawal, de 37 años, es un tecnólogo de carrera sin experiencia previa en la dirección de una empresa. Musk podría ofrecer su visión sobre cómo cultivar y potenciar el talento en Twitter.

Musk también podría ayudar a que Twitter crezca. La plataforma es el lugar favorito de periodistas, celebridades, líderes políticos y personas influyentes, pero no hay mucha gente normal que la utilice, y nunca ha superado su papel inicial como foro de debate, análisis, promoción y expresión personal. Se puede argumentar que no lo necesita, pero aun así, Musk podría plantear misiones alternativas y posibles asociaciones para Twitter que le permitan ser más popular e influyente.

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La funcionalidad de Twitter siempre ha sido muy complicada. Las herramientas de búsqueda, edición y aquella para compartir, por ejemplo, han mejorado a un ritmo penosamente lento. Esto no ha servido a los usuarios ni a los inversionistas de la empresa. Además, Twitter aún no ha resuelto del todo cómo gestionar la publicidad y el marketing en la plataforma. Musk podría aportar una nueva visión a estos problemas.

Tal vez la contribución más valiosa de Musk sería cambiar el metabolismo y la cultura de Twitter, obligándola a moverse más rápido y a asumir riesgos más audaces. Eso podría ser emocionante para todos los que trabajan allí y sería divertido de ver.

Ahora, las desventajas.

Por un lado, todavía no está claro hasta qué punto Musk se toma en serio la idea de introducir un auténtico cambio institucional en Twitter. Podría estar tratando de sacudir la jaula de Twitter y ventilar sus quejas de que la empresa inhibe la libertad de expresión, a pesar de que ha sido capaz de pasearse por la plataforma, sin restricciones, como un troll de clase mundial.

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La SEC tuvo que ordenar a Tesla y a Musk que nombraran a alguien de la empresa de autos eléctricos como niñera de Twitter, facultada para supervisar los tuits irresponsables, cuestionables y que afectan al mercado de Musk sobre las operaciones de Tesla. Musk se deleitó desafiando a la SEC, la SEC presentó cargos por desacato contra él, y todo fue tan indecoroso y frecuente que llevó a mi colega Liam Denning a preguntar por qué Musk no se limitó a permanecer fuera de Twitter.

Es una buena pregunta, aunque también está claro que pero Musk está en Twitter porque le gusta ser el centro de atención. Sea cual sea su motivación para revelar públicamente información privilegiada (en casos inexacta o engañosa), sus tuits contribuyen a erosionar la expectativa de que los ejecutivos de las empresas públicas sean juiciosos y respetuosos con la ley.

Ahora Musk es accionista y director de una empresa pública (Twitter) con una plataforma que ha utilizado en el pasado para promocionar su propia empresa (Tesla) y sus participaciones financieras (criptodivisas). ¿Tuiteará en directo las reuniones del consejo de administración de Twitter o compartirá información no pública sobre sus finanzas? Es probable. ¿Será Agrawal la marioneta de Musk en lugar de su protegido? También es probable. En ese contexto, los tuits de Agrawal sobre la llegada de Musk huelen a síndrome de Estocolmo.

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¿Y cómo quiere Musk dar forma a la voz general de Twitter? Ha utilizado la plataforma para emprender venganzas contra sus críticos y enemigos, y sus mensajes sobre la limitación de la libertad de expresión en Twitter parecen estar más informados por sus inclinaciones libertarias que por la realidad. A pesar de su declarada preferencia por la libertad de expresión, ¿se considera realmente el guardián de Twitter?

Nadie que conozca la trayectoria de Musk esperaba que tuviera una presencia pasiva en Twitter. Sólo ha tardado un día en revelar lo activo que pretende ser. Habrá que esperar un poco más para saber si su participación en Twitter es para bien o para mal.

Esta nota no refleja necesariamente la opinión del consejo editorial o de Bloomberg LP y sus propietarios

Este artículo fue traducido por Estefanía Salinas Concha.