Bloomberg — El oro se tambaleó tras ocho días consecutivos de ganancias, ya que los operadores están atentos a la publicación del índice de precios al consumo del martes, en busca de pistas sobre el momento en que la Reserva Federal estadounidense podría empezar a recortar las tasas de interés.
El lingote para entrega inmediata cotizó el lunes en un rango estrecho, tras subir casi un 5% la semana pasada y marcar máximos nominales en cuatro jornadas consecutivas. Las subidas del viernes se vieron favorecidas por los datos estadounidenses que mostraban una tasa de desempleo en máximos de dos años, lo que contribuyó a la caída del dólar y de los rendimientos de los bonos del Tesoro a 10 años.

El oro se ha disparado en marzo, un movimiento que ha pillado por sorpresa a algunos inversores, dado que no se ha producido ningún cambio importante en las perspectivas sobre cuándo comenzará a recortar la Fed. En un testimonio ante el Congreso la semana pasada, el presidente Jerome Powell enfatizó que el banco central necesita “solo un poco más de evidencia” de que la inflación se dirige hacia su objetivo del 2% antes de reducir los costos de endeudamiento. Otros responsables políticos han hecho comentarios similares.
El optimismo de los alcistas del oro se pondrá a prueba esta semana con los nuevos datos de inflación de EE.UU. que se publicarán el martes. Un dato por encima de lo esperado -como ocurrió el mes pasado- supondría un revés para las ganancias del metal precioso, que no ofrece rentabilidad y se beneficia de un entorno de tasas más bajos.
El oro al contado subía un 0,1% y se situaba en US$2.182,05 la onza a las 11:16 de la mañana en Nueva York, tras alcanzar un máximo de US$2.195,15 la semana pasada. La plata, el platino y el paladio avanzaron.
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