Argentina se acercó al regreso a los mercados internacionales de deuda al abordar dos cuestiones clave que preocupaban a los inversionistas: la sobrevaloración del peso y la escasez de reservas en divisas.
El banco central del país anunció el lunes que comenzará a relajar gradualmente el estricto control que ejerce sobre la moneda. A partir de enero, permitirá que se negocie dentro de un rango que se amplíe en línea con la inflación, pasando efectivamente de un ritmo actual del 1 % a uno de alrededor del 2,5% mensual. Las autoridades también anunciaron que comenzarán a comprar dólares poco a poco para reconstruir las reservas de efectivo del Banco Central, que se han agotado, sin provocar demasiadas fluctuaciones en la moneda.
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En conjunto, los cambios en la política refuerzan el impulso del presidente Javier Milei en el país y en Wall Street, donde busca volver a los mercados de deuda globales por primera vez desde que su predecesor incurriera en impago en 2020. Aunque los analistas acogieron con satisfacción estas medidas, también advirtieron que la lucha de Milei contra la inflación, que impulsó su popularidad en la primera mitad de su presidencia, será más difícil con un control menos estricto de la moneda.
“Argentina sigue avanzando en la dirección correcta, de forma lenta pero constante”, escribieron el lunes los economistas de JPMorgan Chase & Co. Diego Pereira y Lucila Barbeito en una nota. Las dos medidas “reforzarán los argumentos a favor del acceso al mercado de bonos en moneda extranjera en el corto plazo”.

Los bonos argentinos subieron tras el anuncio, con los títulos con vencimiento en 2035 subiendo 1 centavo hasta casi 73 centavos por dólar. Los rendimientos se sitúan ahora cerca del 10 %, un nivel que, según han indicado las autoridades a los inversionistas, les permitiría emitir nueva deuda sin problemas. Recuperar el acceso a los mercados crediticios internacionales proporcionaría al país una inyección de dólares que podría utilizar para pagar sus deudas externas: tiene unos 4.500 millones de dólares que vencen en enero y una cantidad similar en julio.
La semana pasada, Argentina vendió bonos en dólares sujetos a la legislación local, en una medida considerada como un ensayo para la reanudación de los préstamos en el extranjero. Los bonos, con vencimiento en noviembre de 2029, se fijaron con un rendimiento del 9,26%. La demanda de la venta de 1.000 millones de dólares alcanzó los 1.420 millones, y la asignación del valor en efectivo de la venta fue de 910 millones.
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Al alinear las llamadas bandas monetarias con la inflación, las autoridades están respondiendo a las preocupaciones de los inversionistas de que el rango de negociación no se estaba ampliando lo suficientemente rápido, lo que alimentó el debate sobre la sobrevaloración del peso.
Por otro lado, la reconstrucción de las reservas, aunque sea de forma constante, podría reforzar la confianza en que el banco central dispondrá de más munición para defender el peso ante una posible crisis del mercado en el futuro. La falta de reservas fue una de las razones por las que el Tesoro de Estados Unidos compró pesos en octubre para estabilizar los mercados y, en última instancia, ayudar al partido de Milei a ganar las elecciones de mitad de mandato.
Lo que dice Bloomberg Economics
“La intención de acelerar la acumulación de reservas es sin duda una buena noticia. En general, los anuncios son positivos para la sostenibilidad externa y la solvencia crediticia, y ligeramente negativos para las perspectivas de inflación”.
— Jimena Zúñiga, economista argentina.
Milei lidera ahora el bloque más grande del Congreso y está impulsando el primer proyecto de ley presupuestaria de Argentina en años, así como una amplia reforma laboral, lo que presagia más legislación económica en materia de impuestos y pensiones. Su renovada fuerza política ha contribuido a reducir el riesgo soberano de Argentina después de que se disparara antes de las elecciones de mitad de mandato. El diferencial con respecto a los bonos del Tesoro de EE.UU. de referencia es de poco menos de 600 puntos básicos, el más bajo en casi un año.
Entre bastidores, los responsables del banco central están más centrados en la volatilidad del peso —y en cómo afecta a la demanda de la moneda— que en fijar un tipo de cambio específico, según una persona con conocimiento directo del asunto. En un país donde los habitantes ahorran en dólares y ganan en pesos, las fluctuaciones monetarias tienden a erosionar la demanda de pesos, avivar la inflación y, en última instancia, trastocar la política.
Para evitar ese tipo de volatilidad el lunes, el Tesoro argentino compró 320 millones de dólares fuera del mercado —más que los 300 millones de dólares del volumen habitual de operaciones del día— con el fin de evitar inundar a los operadores con demasiados pesos y correr el riesgo de debilitar la moneda.
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Si los 320 millones de dólares hubieran ido directamente al mercado el lunes, “probablemente habría afectado” a su estabilidad y funcionamiento, afirmó el presidente del Banco Central, Santiago Bausili.
El Banco Central de Bausili quiere limitar la interferencia, por lo que planea comprar solo el 5% del volumen diario en el mercado de divisas y afirma que podría cambiar de rumbo a medida que evolucione la demanda de dinero, según el comunicado del lunes. Las autoridades saben que deben vigilar cualquier caída en la demanda de dinero que pudiera reaparecer en enero y febrero en medio de los cambios estacionales tras el pago de bonificaciones y los gastos navideños, afirmó la persona, que pidió no ser identificada al hablar de discusiones internas.
En una conferencia de prensa tras el anuncio, Bausili reiteró que los cambios seguían siendo coherentes con la reducción de la inflación, ya que las autoridades prevén que la demanda de dinero se expanda el próximo año junto con el crecimiento económico.
“Es un paso positivo”, afirma Martín Rapetti, director ejecutivo de la consultora Equilibra, con sede en Buenos Aires. Las medidas políticas “añaden un elemento de impulso inflacionario. Como venimos diciendo desde hace tiempo, es un costo que vale la pena pagar”.
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