Bloomberg Línea — La subida desproporcionada del salario mínimo 2026 en 23% dejó ‘groggy’ a los analistas financieros, a los microempresarios y a los propios trabajadores, pues ni el más pesimista de unos; o el más optimista de los otros, esperaba que el presidente Gustavo Petro hiciera un incremento salarial tres veces mayor al recomendado.
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“El Banco de la República va a tener que actuar con contundencia”, advierte Andrés Langebaek, director de Estudios Económicos del Grupo Bolívar, quien advierte que la sorpresa salarial fue tal que, a última hora, tuvieron que “reajustar la expectativa de inflación para 2026 y ahora el cálculo preliminar es del 7%”.
Un viejo adagio popular asegura que “el que avisa no traiciona” y el Gobierno Petro los tenía advertidos a todos. Primero, el mandatario lo hizo en la instalación del Congreso el pasado 20 de julio cuando dijo que, “aprovecharé mi último año para subir el salario, como ya lo he hecho estos tres años, muy por encima de la inflación”.
Pero aún más específico fue Armando Benedetti, ministro del Interior y el que quizá sea el funcionario más cercano al presidente. El cinco de noviembre pasado dio el campanazo y pocos lo tomaron en serio.
En ese momento, el mercado especuló que se trabaja del incremento del salario con el subsidio de transporte ya incluido, con lo cual, el alza habría estado dentro de sus estimaciones. En ese momento, parecía descabellado pensar que fuera el alza del sueldo base.
Daniel Velandia, director de Investigaciones Económicas de Credicorp Capital asegura que “estoy esperando que el Banco de la República suba 50 puntos básicos en enero”, pero advierte que hoy “no descarto ninguna posibilidad”, con relación a que el incremento podría ser mayor, incluso de 100 puntos base.
En una rueda de prensa conjunta entre Germán Ávila, ministro de Hacienda, y Antonio Sanguino, ministro del Trabajo, los funcionarios defendieron el aumento del 23% y pidieron a los empresarios no subir precios para compensar.
“Por ejemplo, en el tema de la vivienda, le hacemos un llamado especial al sector de la construcción, en el sentido de que el establecimiento del tope de la vivienda de interés social y de la vivienda de interés prioritario con unos valores en salarios mínimos es simplemente un tope, pero no es una manera obligatoria de cobrarle a los compradores esos valores, es simplemente un tope máximo”, dijo Ávila, quien, además, aseguró que “cobrar el tope sería aprovecharse de los compradores”.
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El aumento definido para el salario mínimo marca un hito sin precedentes, con implicaciones negativas para la inflación, las finanzas públicas y el mercado laboral, resalta el Grupo Cibest.
“Aunque busca preservar el poder adquisitivo, introduce riesgos macroeconómicos relevantes que elevan la probabilidad de un ciclo alcista de tasas de interés por parte del Banco de la República durante la primera mitad del 2026”, dice un informe de la entidad financiera.
Los estimativos del Banco de la República advierten que los incrementos reales del salario mínimo reducen la creación de empleos formales: cada punto porcentual adicional en el salario mínimo mensual, legal vigente (SMMLV) disminuye en una magnitud similar las contrataciones.
“Esto limita la demanda laboral y dificulta reducir la informalidad (55,8% en promedio durante el 2025)”, resalta Grupo Cibest, que también resalta que “como resultado, los incrementos elevados del salario mínimo incentivan la creación de empleos de baja calidad y menores aportes a salud y pensiones”.
Pero el ajuste de expectativas no es únicamente sobre IPC. Langebaek advierte que “suponemos que el dólar debe aumentar algo por el deterioro en la situación fiscal previsto para el 2026, por aumento de la prima de riesgo”.
Tras conocerse el aumento salarial, sumado a las medidas de emergencia económica, la curva de TES colombianos en pesos, medido por el ETF GXTESCOL, presentó una de las caídas más representativas del año con una desvalorización de 1,61%, como resultado de la incertidumbre generada por el incremento del salario mínimo y sus implicaciones tanto en el déficit fiscal como en la política monetaria del Banco de la República.
Daniel Velandia concluye que “si el mercado sigue reaccionando muy negativamente y se da un deterioro de las expectativas de inflación más allá de lo que estamos planteando todos hoy, nada se puede descartar. Lo cierto es que el Banco Central debe quedar ahead the curve”.













