Colombia paga en sus bonos el ruido fiscal y el nerviosismo electoral de 2026

Los papeles de deuda del Gobierno colombiano experimentan presiones por cuenta de las preocupaciones del mercado por el frente fiscal y por la cercanía del proceso electoral que tendrá el país en 2026.

Bogotá, Colombia
15 de diciembre, 2025 | 05:00 AM

Bloomberg Línea — Los bonos del Gobierno de Colombia atraviesan semanas de presión marcada por factores fiscales, políticos y de oferta que han ampliado las tasas y deteriorado los precios.

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Tres analistas del mercado coinciden en que el deterioro fiscal, la incertidumbre electoral y la dinámica de emisiones han incidido directamente en el comportamiento de los TES, mientras advierten que 2026 podría abrir un escenario de correcciones o de nuevas pérdidas, dependiendo de decisiones políticas y del apetito de inversionistas locales y externos.

Wilson Tovar, director de Investigaciones Económicas de Acciones y Valores, afirma que “el ruido es todo fiscal” y explica que buena parte del nerviosismo del mercado se origina en dudas sobre la “emergencia económica y qué tanto de eso que dijeron de no pagar deuda pública”. Según él, ese cúmulo de inquietudes “ha hecho que se haya perdido mucho valor en los TES”, un movimiento que se ha acentuado por “la incertidumbre del incremento del salario mínimo”.

Tovar señala también que el panorama político es un factor adicional que los inversionistas están monitoreando de cerca.

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Afirma que, si en el sector empresarial “abren espacio a que Cepeda presente plan de Gobierno, eso mantiene posibilidades de que ese tipo de Gobierno (no austero gasto indefinido se mantenga, en últimas: indisciplina fiscal)”. En este contexto, considera que el próximo año podría llevar los precios de los bonos en direcciones opuestas: “2026 puede ser año de muchas valorizaciones o de mayores pérdidas; por ahora nada es seguro”.

La incertidumbre de corto y mediano plazo también está apareciendo en las curvas de tasas. Para David Cubides, economista jefe de Banco de Occidente, el mercado está reconociendo la fragilidad de las cuentas públicas: “el déficit fiscal este año, pues, se hará cercano al siete por ciento del PIB”.

Agrega que, incluso, considerando las operaciones de manejo de deuda, “es una cifra que luce baja versus lo que pudo haber llegado a ser, una cifra incluso más parecida al 7,5%”.

Cubides advierte que el país también enfrenta mayores niveles de endeudamiento y resume que en general las cifras del Gobierno “siguen mostrando fragilidad desde el punto de vista fiscal, y que le han venido pasando un poco factura también a la deuda pública”.

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Esa percepción de riesgo se está reflejando directamente en la estructura de tasas. El economista señala que “la curva, sí, los mercados, lo que descuentan es, incluso, una subida de tasas de interés de hasta 25 puntos básicos”.

Aunque el mercado está incorporando ese escenario, Cubides asegura que en su equipo no proyectan ese ajuste: “Nosotros, por ahora, no vemos ese movimiento”. Sin embargo, reconoce que “el escenario fiscal un poco más frágil es lo que está presionando hasta cierto punto la deuda local del Gobierno y, eventualmente, pues también la de las corporaciones”.

Aun así, ve espacio para una eventual mejora: “Nosotros creemos que esto debería corregir un poco en el mediano plazo, estos niveles de tasa creemos que están elevados”. Esa posible corrección, dice, podría darse “en la medida que se asiente un poco más la visión de un banco central que no suba las tasas de interés, y que de repente una siguiente administración mande un mensaje fiscal con un tono un poco más moderado”.

Mientras tanto, el mercado ha tenido que absorber una mayor cantidad de títulos. Munir Jalil, director de Investigaciones Económicas de BTG Pactual para la región andina, señala que “en las últimas semanas hemos visto una desvalorización de los bonos colombianos, en especial de los títulos del Gobierno”.

Asegura que esta caída ocurre en un contexto en el que “el gobierno está emitiendo cantidades importantes de bonos con el fin de cumplir con sus obligaciones financieras”.

Esa mayor oferta ha sido determinante en los movimientos recientes: “Esta oferta ha afectado negativamente los precios de la deuda”, afirma Jalil.

De cara al próximo año, el comportamiento de los TES dependerá en buena parte de las decisiones de los inversionistas extranjeros y de las administradoras de fondos de pensiones (AFP).

Jalil indica que, aunque las necesidades de financiamiento seguirán siendo elevadas en 2026, “lo que pase con los bonos va a estar determinado por el papel que jueguen tanto los inversionistas externos como las AFP”.

En el caso de los inversionistas foráneos, el proceso electoral será decisivo: “Los primeros deberán tomar una decisión sobre invertir o no en Colombia de cara a las elecciones”. Y, en el frente local, la regulación también será clave: los movimientos de las AFP, dice Jalil, dependerán de “si el Gobierno le da luz verde al decreto que les ordena traer los recursos que ellas tienen invertidos en el exterior para comprar TES”.

En conjunto, las respuestas de los tres analistas muestran un mercado que está reaccionando a una combinación de factores que incluyen un déficit fiscal elevado, mayores niveles de deuda, incertidumbre política y un volumen significativo de emisiones.

Aunque hay coincidencia en que los precios actuales reflejan parte de esos riesgos, también resaltan que una moderación del panorama fiscal y decisiones claras del próximo gobierno podrían abrir espacio para correcciones.

Por ahora, los inversionistas navegan un escenario en el que, como resume Tovar, “por ahora nada es seguro”.

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Según las voces del mercado, el rumbo de los bonos en 2026 dependerá de cómo evolucionen las señales fiscales, la dinámica política y la profundidad del apetito de inversionistas locales y globales ante un ciclo electoral que ya empieza a sentirse en los precios.

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