Bloomberg Línea — El mercado laboral colombiano continúa sorprendiendo en 2025. En medio de un crecimiento económico apenas moderado, la tasa de desempleo cayó a mínimos históricos, consolidando una tendencia que comenzó en 2023 y que hoy desafía los fundamentos tradicionales de la economía.
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“Estamos viendo un comportamiento del empleo que no guarda relación con la actividad económica, lo que plantea preguntas sobre su sostenibilidad y sus verdaderos motores”, señaló el equipo de investigaciones económicas de Corficolombiana.
El contraste es evidente: mientras el PIB apenas avanzó 1,7% en 2024 y se mantiene por debajo de su nivel potencial, el empleo ha mostrado una expansión vigorosa. Desde enero hasta agosto de 2025, la tasa de desempleo se redujo 1,4 puntos porcentuales frente al año anterior, ubicándose en niveles no observados en más de dos décadas. Al mismo tiempo, la tasa de ocupación aumentó hasta 58,2%, impulsada por un crecimiento del 3,4% en el número de ocupados, muy por encima del promedio histórico.
Este fenómeno rompe con el patrón habitual que vincula estrechamente el crecimiento económico con la creación de empleo.
Pese al incremento del salario mínimo y mayores costos laborales, la economía parece haber generado más puestos de trabajo de los que su ritmo de crecimiento permitiría anticipar.
Un mercado laboral más dinámico
Entre enero y agosto de 2025, el desempleo descendió de manera sostenida mientras crecían tanto la tasa global de participación como la tasa de ocupación.
Esto sugiere, según los analistas de Corficolombiana, “una mejora real en la capacidad del mercado laboral para absorber mano de obra, no simplemente un efecto estadístico por menor participación”.
En contraste con 2024, cuando la aparente estabilidad del desempleo se explicó por una caída en la oferta laboral, la reducción actual responde a un incremento en la demanda de trabajo. En otras palabras, las empresas están contratando más, y la oferta de trabajadores también crece, aunque a un ritmo menor.
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“En 2025 la mejora del empleo no se debe a que menos personas busquen trabajo, sino a que más personas lo están encontrando”, resaltan los analistas de Corfi.
El empleo formal ha tenido un papel central en esta tendencia. Aunque el auge inicial parecía venir de la informalidad —particularmente del trabajo por cuenta propia—, desde abril de 2025 la creación de empleo formal ha superado al informal.
Esto marca un cambio estructural relevante, pues indica que el fortalecimiento del mercado laboral no se basa únicamente en la flexibilidad del sector informal, sino en una expansión genuina del empleo con protección social.
El efecto de las horas trabajadas
Uno de los elementos que ayuda a explicar esta paradoja laboral es la reducción progresiva de la jornada laboral establecida por la Ley 2101 de 2021, que disminuye gradualmente la duración semanal de 48 a 42 horas entre 2023 y 2026.
Según los cálculos de Corficolombiana, desde la entrada en vigor de la norma el promedio de horas efectivas trabajadas cayó 3,5%, pasando de 43,3 a 41,8 horas por semana.
Sin embargo, el total de horas trabajadas en la economía aumentó 4,6% en el mismo periodo, ya que más personas se vincularon al mercado laboral.
“El mismo volumen de trabajo se está distribuyendo entre un mayor número de ocupados”, explican los analistas. “Esto sugiere que parte de la caída del desempleo podría no reflejar mayor productividad, sino un ajuste en la forma en que las empresas están cumpliendo con la norma”.
Las compañías, en particular las del sector formal, habrían respondido a la reducción de la jornada contratando más trabajadores para mantener sus niveles de producción.
En promedio, los empleados formales pasaron de trabajar 47,2 horas semanales en 2022 a 44,6 en 2025. No obstante, las horas totales trabajadas crecieron 7,7%, y la ocupación formal aumentó 14%.
Diferencias entre formalidad e informalidad
El ajuste, sin embargo, no ha sido homogéneo. En los sectores más formales, el cumplimiento de la reducción de la jornada ha sido más estricto debido a la supervisión laboral y a los controles regulatorios.
Los sectores informales, por su parte, han mostrado una disminución marginal en las horas semanales, pasando de 40,6 a 39,7 horas.
Aun así, el número total de horas trabajadas por ocupados informales aumentó 1,9%, y el de ocupados informales lo hizo 4,3%, muy por debajo de la dinámica formal.
Esto refuerza la idea de que el cumplimiento de la normativa y el consecuente aumento en la contratación formal han sido factores clave detrás del repunte del empleo.
No obstante, los investigadores advierten que “la formalización impulsada por la regulación puede tener un efecto transitorio si no viene acompañada de mejoras en productividad”.
Productividad en riesgo
Los cálculos muestran que, aunque la productividad por hora se mantuvo prácticamente estable (+0,4%) entre 2022 y 2025, la productividad por trabajador cayó 3,1%.
Al reducirse las horas trabajadas por persona, pero mantenerse constante la productividad por hora, el producto por ocupado disminuye, lo que podría traducirse en mayores costos unitarios.
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“Estamos ante un mercado laboral que mejora en cantidad, pero no necesariamente en eficiencia”, advierte el informe. “Si el mismo volumen de producción se reparte entre más trabajadores, el costo por unidad producida tiende a aumentar”.
En un contexto de aumento del salario mínimo y presiones regulatorias, esto podría erosionar la competitividad de las empresas.
La reducción progresiva de la jornada laboral, junto con una posible reforma laboral que incremente las rigideces, podría amplificar esas tensiones en los próximos años.
Sostenibilidad bajo presión
El panorama plantea un dilema: si bien el país celebra una tasa de desempleo históricamente baja, su sostenibilidad dependerá de la capacidad de aumentar la productividad.
La expansión del empleo no puede sostenerse únicamente en ajustes regulatorios o en la fragmentación de las horas trabajadas.
“Preservar los logros recientes del mercado laboral exige un debate profundo sobre la productividad”, concluyen los analistas de Corficolombiana. “Solo una economía que produce más y mejor podrá mantener un empleo creciente sin deteriorar su competitividad”.
La paradoja del empleo colombiano —crecimiento débil con ocupación récord— evidencia que las mejoras en cantidad deben ir acompañadas de avances en calidad y eficiencia.
De lo contrario, la fortaleza del mercado laboral podría ser sólo aparente, sostenida por una base que, sin ajustes estructurales, difícilmente resistirá el paso del tiempo.









