Bloomberg Línea — El 2025 cerró con un rendimiento mixto en los mercados globales, marcado por la volatilidad de los primeros meses, el peso de los factores políticos y el avance de transformaciones estructurales como la inteligencia artificial.
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A lo largo del año, la resiliencia de la economía estadounidense, la moderación inflacionaria y la debilidad del dólar ofrecieron condiciones que beneficiaron a los activos de riesgo. Sin embargo, los analistas coinciden en que el entorno continúa frágil y que 2026 exigirá una mirada selectiva, diversificada y consciente de los riesgos geopolíticos y fiscales.
Para Sebastián Rendón, vicepresidente de Estructuración de Mercado de Cibest Capital, “la gran lección de 2025 es que la volatilidad es parte natural del proceso de invertir”.
Según el ejecutivo, los episodios de corrección observados entre marzo y abril, que llevaron al S&P 500 a caer cerca de 18,9%, dejaron aprendizajes sobre la importancia de mantener el foco de largo plazo y evitar decisiones impulsivas. “Si entendemos que la volatilidad es algo normal cuando tomamos decisiones de inversión, vamos a tener la capacidad de ver oportunidades en donde una gran proporción de personas ven riesgos”.
Volatilidad, política y nuevas narrativas de inversión
La influencia política y geopolítica volvió a ocupar un rol central en la dinámica de los mercados financieros. Daniel Popovich, gestor de portafolio en Franklin Templeton, sostuvo que “2025 fue el año en el que la política y la geopolítica movieron los mercados, especialmente en el primer semestre”.
En su evaluación, la diversificación volvió a demostrar su valor, en un contexto donde los rendimientos no siempre estuvieron alineados con los fundamentos. “¿Quién habría apostado, a fines de 2024 y basándose en los fundamentales, que los mercados bursátiles europeos y japoneses mostrarían un fuerte desempeño y que el dólar sufriría uno de los ciclos de depreciación más severos de las últimas dos décadas?”, se cuestionó el analista.
De cara a 2026, Popovich reforzó la idea de que el desafío no será reaccionar a cada evento, sino ajustar las convicciones de inversión. “Diversificar, diversificar y diversificar. El mundo está atravesando cambios importantes y duraderos, y mantenerse al día con los últimos eventos no es suficiente. Hacerse buenas preguntas y adaptar las convicciones será clave para el éxito de los portafolios en 2026”.
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Desde Deutsche Bank, Francisco Campos destacó que la composición del nuevo gobierno estadounidense redujo las resistencias internas a medidas no convencionales. Aun así, observó que la presión de los mercados derivaron en correcciones de rumbo.
“Aprendimos que el impacto de dichas medidas heterodoxas en mercados financieros, la economía real y la popularidad de la administración eventualmente los llevan a adoptar posiciones pragmáticas que involucran ajustes, incluso reversiones, de sus políticas”, dijo Campos.
Ese entorno de tensión institucional también afectó la percepción sobre el dólar. Según el analista, “el cuestionamiento del valor de los activos norteamericanos como activos globales de reserva fue más evidente con el USD”. Este movimiento favoreció a América Latina a través de varios canales: commodities, monedas y condiciones financieras.
En el frente cambiario, Campos añadió que otra lección fue recordar que la debilidad del billete verde y las condiciones financieras globales más laxas abren espacio para estrategias tácticas en economías emergentes. “En el contexto de debilidad global del USD y un ambiente financiero global relativamente relajado, países emergentes con vulnerabilidades macroeconómicas pueden ofrecer condiciones para operaciones de carry que les permitan comprarse tiempo, reflejado en la resiliencia de sus divisas, para la implantación gradual de medidas correctivas”, dijo el analista.
El riesgo, advirtió, es político. “La esperanza es que usen prudentemente ese tiempo, aunque con los procesos electorales en puerta se ve poco probable, lo cual implicaría eventualmente una implementación más obligada y drástica de dichas políticas”, señaló Campos.
A nivel global, Alejo Czerwonko, CIO de mercados emergentes para América en UBS GWM, sintetizó el año en dos ejes. “Hay dos tendencias macroeconómicas que han tenido profundo impacto de mercado en 2025: la fuerza transformadora de la inteligencia artificial y los vientos de cola de las condiciones financieras favorables”.
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En su lectura, ambas fuerzas seguirán vigentes en 2026. Para el experto, “los miles de millones de dólares que las tecnológicas están invirtiendo en construir infraestructura de inteligencia artificial le darán resiliencia a la actividad económica global. La política monetaria laxa de la Reserva Federal proveerá liquidez abundante”.
Czerwonko matizó ese escenario con un llamado a la prudencia. “Esto se traduce en una expectativa de cauto optimismo respecto a activos de riesgo globales en el año entrante, teniendo en cuenta que los desafíos asociados con los altos niveles de endeudamiento y el entorno más conflictivo vinculado a este nuevo mundo multipolar continuarán a flor de piel”, consideró el experto.
Hacia 2026: fundamentos, tasas y selectividad
La normalización monetaria en economías desarrolladas se perfila como uno de los motores clave para los activos latinoamericanos. Según Pedro Quintanilla, estratega senior de mercados emergentes de UBS GWM, “la resiliencia del crecimiento permitió que la inflación siguiera moderándose sin provocar una recesión, lo que abre la puerta a una normalización gradual de la política monetaria en Estados Unidos”.
Esta dinámica ofrece espacio para flujos hacia América Latina, especialmente en un entorno donde los commodities y las valuaciones siguen atrayendo interés.
Los bancos globales coinciden en esta lectura. Bank of America proyecta una expansión moderada en la región de 2,2%, con un entorno externo favorable por la debilidad del dólar y los recortes de tasas de la Reserva Federal. “Las fuertes tendencias políticas consolidan un sesgo alcista en los activos, con Brasil y México recortando las tasas de interés con mayor agresividad”, dice el informe.
A nivel accionario, la entidad mantiene una posición sobreponderada en Argentina, neutral en Brasil y México, y sin exposición a Colombia. Entre las recomendaciones figuran Banco Macro (BMA), Hypera (HYPE3), Localiza (RENT3), Arca (AC*), Coca-Cola Femsa (KOF) y Petrobras (PETR4). En México, se destaca Banco Regional (RA), que se beneficiaría de una revisión positiva del T-MEC el próximo año.
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La visión de UBS sobre los activos globales también se mantiene constructiva. “Creemos que el entorno para las acciones estadounidenses sigue siendo favorable, impulsado por un crecimiento económico resiliente, recortes de tasas de la Reserva Federal y un auge en el gasto de inversión en inteligencia artificial”, según el banco. La entidad proyecta el S&P 500 en 7.700 puntos para diciembre de 2026.
Barclays también ve un cambio estructural en curso. Para su equipo de estrategia, “la entrega de resultados, no la expansión de múltiplos, será el motor decisivo de los retornos”. En su escenario base, el mercado global avanzará hacia una mayor dispersión y una rotación desde los gigantes tecnológicos hacia regiones infravaloradas, como Reino Unido, Europa y mercados emergentes.
Desde la perspectiva de portafolios, Popovich dejó una conclusión que proyecta continuidad en la estrategia: “Las convicciones y la profundidad del análisis no son excusas para no diversificar los portafolios, y 2025 nos recordó que siempre debemos esperar sorpresas”.
América Latina: oportunidad con condiciones
Steffanía Mosquera, directora de equity research en Credicorp Capital, subrayó que América Latina, ofreció oportunidades donde el mercado no las esperaba. “En general, Latam lucía descontado comparado con el resto del mundo y durante el año 2025 se dio una corrección en esa tendencia, con valorizaciones superiores y más rápidas de lo que el mercado esperaba”, destacó la analista.
De cara a 2026, el debate en torno a la solidez del rebote latinoamericano continúa abierto. Morgan Stanley (MS) advierte que “LatAm ha sido una región que ha fallado en aprobar reformas estructurales, ha estirado su postura fiscal y no ha logrado encender un ciclo sostenible de inversión”. Sin embargo, también reconoce que Brasil y Argentina concentran el mayor potencial de retorno si logran consolidar cambios institucionales.
Ashmore también proyecta una extensión del rally observado en 2025. “Incluso, después de registrar rentabilidades muy sólidas en 2025, Latinoamérica es quizás la región donde aún vemos el mayor potencial alcista para el rendimiento superior de la renta variable en los mercados emergentes en 2026”. El fondo británico identifica como catalizadores la ola de gobiernos promercado, la debilidad del dólar y la desinflación derivada de la IA.
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No obstante, Rendón advirtió que el entorno de ruido difícilmente desaparecerá en el corto plazo. “Muy probablemente ese ruido de mercado se va a mantener. Escucharemos que las acciones están en burbuja, que las tasas no bajan lo suficiente, que los riesgos fiscales presionan las tasas de largo plazo o que la economía global se desacelera. Todo esto puede tentarnos a estar por fuera del mercado”.
Sin embargo, el analista dejó una recomendación concreta para los meses que vienen. “La clave para 2026 será mantener portafolios diversificados, que gestionen riesgos y, al mismo tiempo, incluyan activos de calidad para capturar las macrotendencias de largo plazo que seguirán moviendo los mercados en los próximos años”.
Con este telón de fondo, las lecciones de 2025 parecen girar en torno a la aceptación de la incertidumbre, la necesidad de portafolios diversificados y la atención constante a los ciclos macroeconómicos. Como concluyó Popovich, “las convicciones y la profundidad del análisis no son excusas para no diversificar los portafolios, y 2025 nos recordó que siempre debemos esperar sorpresas”.