Bloomberg Línea — La administración del presidente Donald Trump recibió un impulso el jueves por parte del Senado de Estados Unidos para sus planes en Venezuela, luego de que este rechazara una resolución que buscaba impedir cualquier acción militar no autorizada dentro o fuera de ese país.
Con un estrecho margen de 51 votos contra 49, la Cámara Alta bloqueó la propuesta bipartidista impulsada por los senadores Tim Kaine, Adam Schiff y el republicano Rand Paul, que pretendía exigir la aprobación del Congreso antes de cualquier ataque contra supuestos narcotraficantes en territorio venezolano.
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La decisión llega poco después de que funcionarios del gobierno estadounidense admitieran no contar con una base legal clara para atacar objetivos dentro de Venezuela, en medio de una creciente presencia militar en el Caribe destinada oficialmente a combatir el narcotráfico.
El senador Schiff advirtió que el aumento de operaciones militares, que ha resultado en 17 ataques contra embarcaciones presuntamente vinculadas al tráfico de drogas, podría ocultar un objetivo político más amplio.
“Tiene mucho más que ver con un posible cambio de régimen”, señaló. “Si esa es la dirección hacia la que se dirige el Gobierno, el Congreso debe ser escuchado. Esta resolución buscaba precisamente garantizarlo”.
Desde el inicio de su mandato, Trump ha mantenido una postura frontal contra el presidente Nicolás Maduro, a quien acusa de liderar el llamado Cartel de los Soles. En una reciente entrevista con CBS, el mandatario estadounidense aseguró que “los días de Maduro en el poder están contados”.
Los ataques navales y aéreos en el Caribe y el Pacífico, el más reciente anunciado la misma noche del jueves, han dejado más de 60 muertos. “El mensaje es claro: si siguen traficando drogas, los mataremos”, declaró el secretario de Guerra, Pete Hegseth, reafirmando el carácter ofensivo de la campaña.
Aunque la Casa Blanca insiste en que las operaciones forman parte de una estrategia contra el narcotráfico, varios medios estadounidenses han advertido sobre la posibilidad de que el Pentágono esté evaluando controlar bases militares dentro de Venezuela, lo que incrementa las sospechas de una eventual intervención.
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Mientras tanto, líderes latinoamericanos han intentado mediar para evitar una escalada. En el marco de la COP30, celebrada en la ciudad brasileña de Belém, el presidente Luiz Inácio Lula da Silva hará una pausa para reunirse con su homólogo colombiano Gustavo Petro para analizar la crisis entre Washington y Caracas.
Pese a los esfuerzos diplomáticos, la tensión sigue en aumento. La Casa Blanca mantiene su narrativa de seguridad regional, pero la creciente movilización militar y la falta de consenso en el Congreso auguran un escenario incierto. El desenlace dependerá de si el gobierno estadounidense logra equilibrar su política exterior entre la presión interna, las alianzas hemisféricas y el riesgo de un conflicto abierto en sudamérica.









