Bloomberg — Mercedes-Benz Group AG se asociará con el desarrollador de software chino Momenta Global Ltd. para desplegar vehículos de conducción autónoma para Lumo Mobility en Abu Dhabi, lo que supone la primera incursión del fabricante de automóviles alemán en la robotaxis.
Las empresas introducirán la conducción automatizada de nivel 4, que permite a los conductores apartar las manos del volante y los ojos de la carretera, en la próxima generación de la Clase S que se estrenará en enero, según informó Mercedes en un comunicado.
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El despliegue contará con el apoyo de Lumo Mobility, una filial de la empresa tecnológica K2 Group, que ha sido autorizada a operar vehículos autónomos en los Emiratos Árabes Unidos, empezando en Abu Dhabi.
Los fabricantes mundiales de automóviles están recurriendo a socios de software chinos para acelerar los planes de conducción autónoma y contener los crecientes costes de desarrollo. Eso está aumentando la dependencia de la industria automovilística alemana, presionada por la competencia de los vehículos eléctricos, la ralentización de las ventas y la reducción de los márgenes, de China.
Mientras que actores estadounidenses como Waymo LLC y Cruise LLC han liderado los primeros despliegues de robotaxi, startups chinas como Momenta Global y WeRide Inc. se están expandiendo rápidamente en el extranjero a través de asociaciones con fabricantes establecidos. Momenta Global ya suministra sistemas para BMW AG en China, y está preparando un piloto de robotaxi con Uber Technologies Inc. (UBER) en Alemania a partir de 2026.
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Fundada en 2016, Momenta Global es una de las principales empresas chinas de software de conducción autónoma. En lugar de construir vehículos, suministra sistemas completos entrenados con grandes cantidades de datos de conducción del mundo real.
La iniciativa de Abu Dhabi funcionará con el nuevo software MB.OS de Mercedes, que permite a los socios crear aplicaciones complejas, incluida la conducción altamente automatizada, sobre el sistema operativo central de la empresa. La estrategia permite a Mercedes mantener el control de su software central, al tiempo que recurre a socios para componentes costosos y especializados, como los algoritmos de conducción autónoma.
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