TSMC no conseguirá que Intel vuelva a ser grande

Taiiwan Semiconductor Manufacturing Corp. (TSMC)
Por Catherine Thorbecke
18 de febrero, 2025 | 06:15 AM
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Forzar una asociación entre Taiwan Semiconductor Manufacturing Co. (TSM) e Intel Corp. (INTC) sería una odisea tremendamente compleja.

La propuesta de la administración Trump para que la compañía TSMC adquiera una participación mayoritaria en las fábricas de Intel en EE.UU. ya se está enfrentando a preguntas válidas sobre su viabilidad desde todos los lados.

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Probablemente, Washington no apoye que una empresa foránea opere las fábricas nacionales de Intel, según informó Reuters; no hay más que ver cómo está evolucionando eso en el sector siderúrgico.

Entretanto, a muchos en Taiwán les inquieta que la compañía se vea obligada a traspasar sus capacidades tecnológicas de vanguardia y renunciar a su ventaja estratégica.

Esto resulta particularmente relevante porque este dominio no solo la mantiene por encima de sus competidores industriales, sino que además es considerada por muchos como la “montaña sagrada” que preserva a la isla autónoma de posibles agresiones por parte de China.

Desde un punto de vista más práctico, los dos fabricantes de chips son muy distintos en todos los aspectos, desde la cultura empresarial hasta las prácticas de fabricación.

Mientras TSMC revolucionó el sector con su enfoque de fundición pura, Intel ha fabricado tradicionalmente chips que ha ayudado a diseñar. Para TSMC, asumir el control de las fábricas estadounidenses de Intel o integrarlas en las suyas propias resultaría una tarea ardua y costosa.

Y no parece que esta propuesta de alianza vaya a bastar para devolver la gloria a Intel.

La compañía, con sede en Santa Clara, California, ya ha sido favorecida por el gobierno estadounidense con políticas encaminadas a la deslocalización estratégica de la fabricación de semiconductores. No obstante, todavía tiene problemas.

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Tal y como afirmó Michelle Johnston Holthaus, uno de los CEO de la compañía, en la última llamada de resultados: “no existen soluciones rápidas”.

La compañía no supo aprovecharse con eficacia del auge de la inteligencia artificial y se ha ido atrasando tecnológicamente con respecto a sus rivales, terminando el año pasado con sus ingresos más bajos en más de diez años.

Todo esto contrasta con el sólido desempeño de TSMC .

Aún más notable: las dos tenían un valor aproximadamente igual hace cinco años, pero la capitalización de mercado de la firma taiwanesa ahora es unas nueve veces la de su rival. TSMC anteriormente parecía muy consciente de lo difícil que sería cambiar la suerte de Intel.

En el mes de octubre, cuando se le preguntó al CEO CC Wei si la compañía estaba interesada en adquirir las fábricas de Intel, Wei respondió: “no, en absoluto”.

Aunque el cambio de actitud de TSMC parece haber sido resultado de una solicitud del equipo del presidente Donald Trump, no va a cambiar los crecientes desafíos que enfrenta Intel.

Vale la pena recordar cómo llegamos a esta situación.

Los informes sobre la empresa conjunta surgieron después de que Trump hiciera campaña con la propuesta de introducir aranceles a la industria de chips de Taiwán para que la fabricación de semiconductores volviera a Estados Unidos.

Pero Taiwán no “robó” la industria, sino que se adelantó al ser pionero en el modelo de negocio de fabricación de chips a medida que Silicon Valley había pasado por alto. Este antecedente es significativo, porque Trump ha demostrado tener la costumbre de amenazar con aranceles como táctica de negociación. En este caso, su objetivo es restablecer la producción nacional de chips.

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Sin embargo, los aranceles no resolverán ese problema.

TSMC probablemente podría trasladar esos costos a sus clientes, y a las dos mayores empresas que están en el corazón de las ambiciones tecnológicas de Estados Unidos: Nvidia Corp. (NVDA) y Apple Inc. (AAPL).

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Los líderes tecnológicos con los que Trump ha buscado mantener vínculos estrechos no estarían felices de pagar más por chips de última generación.

Como ha señalado el influyente analista tecnológico Ming-Chi Kuo, las exportaciones anuales de chips de TSMC a Estados Unidos valen menos que sus ingresos mensuales. Aun así, TSMC “no puede simplemente ‘aceptar los aranceles’ e ignorar las declaraciones de Trump”, dice Kuo.

Sin embargo, saber lo que quiere el presidente en última instancia puede darle a TSMC algo de margen para avanzar por sí sola.

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La propuesta de que TSMC gestione las fábricas de Intel todavía se encuentra en una fase muy preliminar. Ni siquiera está claro que Intel esté abierta a la operación, que podría involucrar a otras empresas de diseño de chips estadounidenses para contrarrestar las preocupaciones sobre la propiedad extranjera.

Los representantes de TSMC y el equipo de Trump deberían encontrar un punto intermedio que no implique una alianza costosa y complicada con Intel. TSMC podría empezar ofreciendo más inversiones en sus actuales iniciativas de fabricación de chips en Arizona. Esto ayudaría a cumplir el objetivo de Trump de recuperar la producción y, al mismo tiempo, permitiría a TSMC mantener su dominio tecnológico en la empresa.

Y tal, como he escrito antes, cuando se trata de contrarrestar a Pekín, TSMC y la industria tecnológica estadounidense están del mismo lado.

La capacidad de fabricación de chips de la empresa taiwanesa es la mejor del mundo y muchas empresas que se suben a la ola de la inteligencia artificial dependen de ella. Esto hace que la amenaza de los aranceles parezca una medida vacía o contraproducente y le proporciona a la empresa una importante ventaja.

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No obstante, siempre existe el peligro de que TSMC pueda perder esa ventaja con un costoso enredo que amenace con diluir su dominio.

Esta nota no refleja necesariamente la opinión del consejo editorial de Bloomberg LP y sus propietarios.

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