Pros y contras de autogestionar un portafolio de inversión propio

Medir el riesgo asumido y su impacto en la rentabilidad del portafolio es una de las claves compartidas por los expertos

La aversión al riesgo define el perfil de los inversionistas. Medir rentabilidades periódicamente y diversificar el portafolio son algunos de los consejos de los expertos.
08 de abril, 2022 | 09:23 AM

Bloomberg Línea — La gestión de un portafolio es un proceso necesario para quien se encuentra consolidando sus inversiones, para así reducir los riesgos y buscar una mayor rentabilidad.

Uno de los mecanismos más utilizados para la gestión de esa cartera es buscar a una entidad financiera o en el caso de las inversiones en bolsa, tener una comisionista de confianza que se encargue del asesoramiento en cada gestión.

Sin embargo, hay un fenómeno cada vez mas común y es que las personas busquen la autogestión de esos portafolios.

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Los desafíos

El desafío de autogestionar un portafolio propio, según el CEO de la gerenciadora de patrimonios FDI, Mariano Sardáns, “reside en saber o dar cuenta de cómo debiese estar estructurada su cartera de acuerdo a sus objetivos, necesidades de liquidez y particularidades patrimoniales, fiscales y familiares”.

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Para Sardáns, en pocas palabras, lo mejor de autogestionar la propia cartera “es que la persona puede manejarse sola, sin intermediarios, operar barato o gratis”, dijo a Bloomberg Línea.

Al tiempo destacó la presencia de los discount-brokers que ejecutan operaciones a precios más bajos que los del corretaje tradicional en el mercado de acciones y que también se han vuelto populares entre quienes se aventuran en las inversiones en bolsa a través de aplicaciones móviles, que precisamente buscan atraer a usuarios evitando el costo de las comisiones.

Y aunque suenan atractivos por los bajos costos para quien gestiona su portafolio, una de las recomendaciones del experto es buscar, periódicamente, a un asesor profesional con intereses alineados y que solo cobre honorarios pactados con el cliente, pues “la tarea se vuelve más difícil al momento de tener que elegir una opción, entre muchas alternativas, que sea superadora y que contribuya a incrementar la rentabilidad”, pues autogestionarse implica tomar decisiones objetivas.

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Evaluar el riesgo y controlar las emociones

Mucho se habla sobre los niveles de riesgo que asume un inversionista (bajo, moderado y alto), sea en la bolsa o a través de otros instrumentos como los Fondos de Inversión Colectiva.

Para la gerente de negocios de Acción Fiduciaria, Ángela María Fina, medir el riesgo es importante porque “es una característica de las inversiones que realizamos que está determinada por las variaciones históricas de su precio. También es importante conocer el nivel de riesgo para determinar si el retorno ofrecido por esta inversión es suficiente para compensar por incurrir en el mismo”.

Ante la tendencia creciente de quienes están autogestionando su portafolio, Fina señaló a Bloomberg Línea que no es recomendable que una persona que apenas entra en el mundo de las inversiones lo haga, pues “no tiene el conocimiento suficiente sobre los riesgos de mercado, contraparte, emisor, crediticios, de liquidez, los costos de las inversiones y la competencia que sí tiene un asesor certificado”.

Aunque Sardáns, por su parte, precisa que una ventaja para quienes realizan este proceso por sí mismos, y cuando entienden cómo funciona el mercado, es que logran “amar la cartera y después, de forma continua, chequear cómo se sienten con la volatilidad, cómo tiene que estar armada la cartera: cuánto en acciones, cuánto en semi efectivo, cuánto en bonos”, pues cada cliente tiene particularidades.

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El especialista explicó que otro de los escenarios a los que se puede ver enfrentado un inversionista que hace su propia gestión de cartera es la toma de decisiones emocionales, un factor que un asesor ya puede dar por descontado o puede guiar.

“El factor emocional es muy importante en el gerenciamiento de activos, ya que las decisiones no deben tomarse de forma apresurada y sin analizar el mercado”, señaló, explicando que tomar decisiones emocionales puede afectar la propia cartera, en especial en quienes son inversionistas inexpertos que hasta ahora están conociendo los pro y los contras de cada instrumento financiero.

Por último, Fina explicó que otra de las ventajas de la autogestión es el ahorro de los costos de operación o comisión, pero al no ser “significativos”, estos, en su opinión, “no compensan los posibles riesgos innecesarios en los que se estaría incurriendo”.

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