Hacienda Nápoles, de Pablo Escobar, participa de programas de empleo del Gobierno

Bogotá — La Hacienda Nápoles fue durante la década de los 80 un ejemplo del poderío que tenía el narcotraficante colombiano, Pablo Emilio Escobar Gaviria. Han pasado casi 30 años desde que se realizó su extinción de dominio para que pasara a manos del Estado y ahora podrá ser 100% propiedad del municipio de Puerto Triunfo, en Antioquia.

El ministro del Interior, Daniel Palacios, entregó el 50% restante del Predio Nápoles, donde se construirá la estrategia “Sacúdete” que lidera el Gobierno Nacional, luego que la Alcaldía municipal presentará un proyecto de interés público para la comunidad. Este predio esta avaluado por más de $4 mil millones y tiene un área de terreno de 232,5 hectáreas.

“Sacúdete” es el programa que está incentivando la contratación de empleados jóvenes entre los 18 y 28 años. Está basada en el liderazgo y la consolidación de agentes de transformación para detonar los talentos y habilidades de los jóvenes como activo social y agentes de cambio.

Lo que por años fue un bastión del poder que tuvo el narco colombiano es hoy en día uno de los espacios más grandes de transformación regional en Colombia, pues se convirtió en ambiente de conservación de especies y atractivo turístico.

Es polo de desarrollo de toda la región, con una propuesta basada en contenido ambiental, cultural, conocimiento y recreación.

Tiempos de guerra

La hacienda Nápoles inició con el auge en el bajo mundo del capo de la droga en 1978 en asociación con su primo Gustavo Gaviria. Se creó a partir de la compra forzada de predios menores, que luego fueron reunidos en una sola propiedad de cerca de 3.000 hectáreas bajo el nombre de Hacienda Nápoles.

A medida que el jefe del Cartel de Medellín ganaba respeto en el bajo mundo de la droga ampliaba la extensión de su hacienda a la par que construyó edificios con decenas de habitaciones, carreteras, seis piscinas, 27 lagos artificiales, gasolinera propia, una pista de aterrizaje de aviones, helipuertos, hangares, y una exótica arborización que incluía palmeras y establos con caballos.

Cuando el cartel más poder tuvo llegó a tener una plaza de toros, carros de carreras, motos náuticas, motocicletas para paseos turísticos, además de un Chevrolet modelo 1934 al que se le había llenado de balazos para hacerlo parecer al de los legendarios delincuentes Bonnie y Clyde o Al Capone, a quienes el narco admiraba.

De hecho una de las excentricidades que hubo en Nápoles fue un zoológico, con rinocerontes, elefantes, camellos, hipopótamos, cebras, jirafas, grullas, impalas, venados, dantas, canguros, flamencos, avestruces, una pareja de loras negras únicas en el mundo, muchos de estos traídos de forma ilegal a Colombia.

Si bien la cabeza del cartel de droga fue Escobar, la Hacienda Nápoles era el lugar de reunión de sus miembros, entre los cuales también estaban “El Mexicano”, como se le conocía a Gonzalo Rodríguez Gacha, el Loco Rambo, como le decían a Carlos Lehder, los Hermanos Ochoa Vásquez

A manos del Estado

La Hacienda Nápoles fue expropiada por el Estado colombiano tras una larga batalla judicial, y luego de otras luchas en contra de las organizaciones criminales.

Después de la muerte de Escobar, se inició un dispendioso proceso judicial, que finalmente, y con sentencia definitiva, fue fallada por el Juzgado Primero de Circuito Especializado de Antioquia, mediante providencia del 16 de febrero de 2004, que fuera confirmada el 12 de agosto de ese mismo año por Tribunal Superior de Antioquia, en la que se declaró la extinción del dominio sobre cerca de 3.000 hectáreas de tierras, ya abandonadas y castigadas por el tiempo, que conformaban la hacienda.

Con la extinción de dominio de la Hacienda Nápoles pasó a manos de la extinta Dirección Nacional de Estupefacientes que tras diversos análisis para determinar qué hacer con ella la fraccionó y entregó una parte al Instituto Nacional Penitenciario y Carcelario (INPEC) en donde se construyó la Cárcel y Penitenciaría de Puerto Triunfo.

La nueva Nápoles

Por muchos años la Hacienda Nápoles no despertó el interés de nadie, de hecho, fue un gasto adicional para la administración de Puerto Triunfo dado que el predio fue saqueado varias veces y no revistió importancia para ningún actor comercial.

Pese a ello la Hacienda Nápoles estaba en una ubicación muy conveniente pues era sobre la autopista Bogotá – Medellín, es decir, conectaba a las dos principales ciudades colombianas.

Bajo el lema “Triunfó el Estado”, el Parque Temático Hacienda Nápoles inició sus primeros desarrollos en abril de 2007, con la adecuación de las principales áreas de su gran extensión y con el montaje de un Museo Memorial que honraría a las víctimas de la violencia del narcotráfico.

En este lugar, basados en archivos de prensa de diferentes épocas, se exhibió un recorrido por diferentes episodios de la vida colombiana, crítico y severo en contra de la violencia, la corrupción, el narcotráfico y todas las formas del delito que se consolidaron a través de esa práctica.

Así comenzó a edificarse el parque temático que busca borrar el horror que la Hacienda Nápoles representó como epicentro del crimen internacional.

Desde entonces en 2012 fue elegido por la revista Times como uno de los 10 parques más exóticos del mundo. En Nápoles hay 38 felinos, entre tigres de bengala, leones y jaguares.

Vanesa es su mascota. Nació en el Parque y fue criada por humanos al ser rechazada por su manada.

Tiene cuatro toboganes: dos al aire libre y dos oscuros, tres jacuzzis, un barco antiguo con seis cañones de agua y un cruce de puente sobre lotos flotantes esperan por ti.

Además, se puede visitar las Cataratas Victoria que tienen 20 metros de caída de agua y cerca de 100 metros de largo. La extensión total del Parque es de 1.600 hectáreas.