Bloomberg Línea — Las remesas en Latinoamérica y el Caribe van rumbo a anotarse un nuevo año récord de crecimiento en este 2025, pese a la corrección que comienzan a experimentar destinos clave como México.
Al ritmo actual, la región no solo logrará un nuevo récord, sino que también alcanzará 16 años de crecimiento ininterrumpido en la recepción de remesas, de acuerdo con cálculos del Banco Interamericano de Desarrollo (BID).
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El BID explica que, si bien esa continuidad confirma la resiliencia de las remesas, “también revela señales de fatiga frente a un contexto global incierto”, según el reporte del BID, titulado “Las remesas a América Latina y el Caribe en 2025: adaptaciones en un contexto de incertidumbre”.
“El crecimiento ininterrumpido de las remesas en América Latina durante 16 años responde a varios factores estructurales: mercados laborales más amplios en EE.UU., una integración familiar transnacional ya consolidada, y una fuerte vocación de soporte económico de los migrantes hacia sus países de origen”, dijo a Bloomberg Línea el banquero y empresario hondureño, Lenín Palencia.
El BID calcula que, en 2025, las remesas recibidas en la región llegarán a los US$174.400 millones, US$11.700 millones más de lo que se había recibido en 2024.
En opinión de Palencia, parte de ese fuerte flujo migratorio puede evidenciar que ciertas economías regionales aún no logran absorber su fuerza laboral de forma productiva.
La mayor parte de los migrantes de la región (56,7%) vive en Norteamérica, especialmente en Estados Unidos.
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Hasta julio de 2025, la población migrante de Latinoamérica y el Caribe en Estados Unidos alcanzó los 28,5 millones de personas, un aumento del 1,4% frente al mismo período de 2024, según cifras de la Current Population Survey de la Oficina del Censo de Estados Unidos, citadas por el BID.
Otro 29,1% de los migrantes permanece dentro de América Latina y el Caribe, y el 12,7% se encuentra en Europa, siendo España es el destino principal.
Oleada antinmigrante impulsa flujo en 2025
En 2025, de acuerdo al BID, los flujos de remesas estuvieron impulsados principalmente por la reacción de los migrantes a los cambios en las políticas migratorias de sus países de acogida.
Además, por la incertidumbre a lo largo del año en torno a los nuevos impuestos a las remesas en EE.UU.
Según el BID, los migrantes primero recurrieron a sus ahorros para aumentar sus envíos (9,9% más en el primer trimestre) y luego, hacia el tercer trimestre, ampliaron sus horas de trabajo para generar más ingresos.
Entre abril y julio, por ejemplo, las mujeres centroamericanas en EE.UU. aumentaron su participación laboral en 11,8% en empleos de medio tiempo y en 2,3% en trabajos de tiempo completo, según el informe del BID.
Corrección de las remesas

México es el país que más ingresos recibiría por las remesas este año, con un estimado de US$61.810 millones, aunque representaría una variación negativa del 4,5%.
Si bien México aún representa el 35,4% del total de remesas enviadas a la región, enfrenta una caída por efecto base tras un 2024 excepcional.
La estructura productiva y exportadora de México le permite depender relativamente menos de las remesas que Centroamérica.
Carlos Ramírez, socio codirector de Integralia Consultores en México, dice a este medio que para 2026 se prevé un flujo estable de remesas en ese país, pero sin crecimientos fuertes.
El flujo se vería impactado por las políticas antimigratorias en EE.UU. y un menor dinamismo económico, aunque estima que los envíos seguirán entre US$60.000 y US$70.000 millones anuales.
Un 95% de las remesas hacia México proviene de Estados Unidos y un 1,8% de Canadá.
A pesar de corrección en México, la consultora Oxford Economics proyecta para 2026 un fuerte flujo de remesas que llevará a que el crecimiento del gasto de los consumidores en las economías más pequeñas de América Latina y el Caribe esté por encima de la media mundial en 2026.
Explica que el fuerte repunte de las remesas que comenzó tras la elección del presidente Donald Trump —cuando los migrantes en Estados Unidos temían ser deportados— ha seguido impulsando con fuerza el consumo en toda la región.
“En los países donde las remesas provenientes de EE.UU. representan una proporción extraordinariamente alta del ingreso —equivalente a más del 20% del gasto de los hogares en muchos casos— los flujos han mantenido un crecimiento en el rango del 10% al 20% interanual durante 2025″, dice el reporte.
En Honduras, las remesas equivalen a un 30,4% del PIB, el mayor peso en la economía interna entre los países de Latinoamérica y el Caribe, de acuerdo con las cifras del BID.
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Los nuevos flujos del dinero

El aumento del flujo de remesas viene siendo soportado también por la movilidad internacional en un mundo cada vez más globalizado.
Especialmente migraciones motivadas por educación, trabajo y reunificación familiar, dijo a Bloomberg Línea el cofundador y CEO de la fintech Global66, Tomás Bercovich. “Esa tendencia solo se va a seguir acelerando”.
Explica que las remesas son poco sensibles a los cambios y que incluso el impuesto de 1% que adoptará EE.UU. a partir de 2026 tendría poco efecto en estos flujos de dinero, dado que los envíos responden a necesidades básicas y compromisos familiares adquiridos.
“Las remesas, sobre todo las de Estados Unidos hacia Latinoamérica, se mueven por necesidad, porque ciertos latinoamericanos se fueron a vivir a Estados Unidos, tienen un ingreso más alto y ayudan a sus familias de vuelta para acá. Ese 1% probablemente no va a mover mucho la aguja”, dijo Bercovich.
Daniel Londoño, country manager de Global66 en Colombia, señala a este medio que las remesas ya tienen un peso económico comparable al del café. "Mientras este sector aporta cerca del 4% del PIB colombiano, las remesas representan alrededor del 3,1% para 2025″, dijo.
La industria de las fintech tiene campo para crecer en el negocio global de las remesas.
Desde Global66 estiman que las fintech todavía tienen menos del 5% de participación global sobre los servicios financieros, por lo que su presencia sigue siendo limitada frente a los actores tradicionales.
En ese contexto, el objetivo principal es ganar participación de mercado a partir de experiencias diferenciadas, costos más bajos de transacciones y procesos más rápidos para esos migrantes. En octubre, los clientes de esa plataforma chilena transaron US$380 millones y el próximo año la meta es crecer entre un 80% hasta un 100%.
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Dependencia a las remesas
La alta dependencia a las remesas en subregiones como Centroamérica y el Caribe plantea interrogantes sobre los desafíos en empleo, seguridad y movilidad social.
“Para la región, el verdadero desafío no es proteger las remesas, sino dejar de depender de ellas", consideró Lenín Palencia. “El objetivo debe ser construir economías capaces de generar empleo digno, atraer inversión y retener talento”.
En su opinión, las remesas son un salvavidas, pero no pueden seguir siendo el motor del desarrollo.
En el caso hondureño, Palencia dice que este fenómeno es una señal de que la economía aún no genera suficientes oportunidades internas para retener a su población.
“Además, la presión migratoria y la incertidumbre en EE.UU. están provocando un mayor sacrificio del migrante: se envía más dinero como mecanismo preventivo, para crear un colchón financiero ante una eventual deportación o retorno forzado”, explica.
El mismo BID reconoce en su informe que si bien las remesas continúan siendo clave para las economías de la región y han demostrado una gran capacidad de adaptación en tiempos inciertos, esa resiliencia tiene límites.
En varios países, una posible disminución de migrantes o nuevas trabas para enviar dinero podría afectar de forma importante los ingresos y el consumo de muchos hogares.
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La expectativa ahora es que el mercado avance a una etapa de transición, en la que crecimiento se modera y los flujos se mantienen equilibrados.









