Bloomberg Línea — El nuevo presidente de Bolivia se enfrentará al reto de atajar los distintos tipos de cambio paralelo que surgieron en el país a raíz de la escasez actual de divisas ante el declive de las exportaciones de gas, que fueron claves para la entrada de dólares al país durante años.
El giro de Bolivia hacia un Gobierno de derecha luego de más de 20 años de dominio del izquierdista Movimiento al Socialismo (MAS) marcará el ritmo y la estrategia con la que el país resuelva sus principales apuros económicos.
La segunda vuelta en Bolivia se definirá en octubre entre el exdiputado Rodrigo Paz Pereira, del Partido Demócrata Cristiano, y el expresidente Jorge Quiroga, de Alianza Libre.
Entre los principales desafíos del próximo presidente en Bolivia está lograr unificar al país y llevar a cabo las reformas necesarias ante las señales de crisis en la economía, especialmente a raíz de la falta de dólares, la alta inflación y la escasez de bienes básicos.
En este marco, mantener la paridad de Bs$6,9 por dólar en Bolivia, fijada desde el 2011 por el Gobierno del país andino, se ha vuelto una tarea cada vez más desafiante. El denominado dólar paralelo o digital en el país andino se negocia en unos Bs$13,37 en la actualidad, hasta las 3:30 p.m de este jueves 21 de agosto.
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“Bolivia no está en riesgo de una dolarización clásica, pero sí está atrapada en una forma más peligrosa: una dolarización de facto por colapso funcional”, dijo a Bloomberg Línea Jonathan Fortun, economista del Instituto de Finanzas Internacionales (IIF).
Explicó que, si bien “no hay voluntad política para adoptar el dólar como moneda oficial, ni condiciones técnicas para hacerlo de forma ordenada”, si las reservas del país siguen cayendo, el crédito desaparece y la moneda local pierde valor transaccional, “lo que queda es un régimen donde la gente escoge el dólar por supervivencia. Eso no es dolarización, es expulsión del boliviano”.
La consultora Control Risk ve un riesgo de que Bolivia pueda encaminarse a una dolarización de facto. “No obstante, no parece inminente que el próximo gobierno formalice esta dolarización”, dijo Eduardo Ruiz, analista para la región Andina de Control Risks.

No obstante, el dólar ya se emplea ampliamente como reserva de valor y medio de intercambio, incluso dentro del sistema financiero, donde se usa para depósitos y créditos.
Luis Fernando Romero Torrejón, economista, investigador y docente universitario, explica que “los agentes económicos están fijando sus precios y contratos en dólares”, lo que “erosiona claramente el papel del boliviano” y empuja a una adopción más fuerte de la divisa estadounidense.
Entre los riesgos se refiere a una pérdida de soberanía monetaria y la capacidad de respuesta ante crisis financieras, inflación importada y desajustes entre ingresos en bolivianos y deudas en dólares, especialmente con subvenciones de carburantes.
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¿El boliviano se ha quedado sin ancla?

Una de las principales preocupaciones expresadas por los analistas es que el actual régimen cambiario de Bolivia se encuentra al borde del colapso, en la medida en que el tipo de cambio fijo hoy no está garantizado por ninguna ancla real.
De acuerdo a cifras del IIF, la asociación global del sector financiero, mientras las reservas netas son críticas, el déficit fiscal consolidado supera el 16 % del PIB y el Banco Central ha perdido capacidad de sostener la paridad sin recurrir a emisión o represión financiera.
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Según señala Fortun, ya se evidencian importaciones paralizadas, pagos bloqueados y presión sobre la banca, un escenario que erosiona la actividad y alimenta la inflación.
“El próximo presidente tiene sólo dos caminos: reordenar o colapsar. Si intenta preservar el tipo de cambio sin resolver el déficit, terminará quemando los últimos cartuchos y acelerando una crisis mayor”, dijo Fortun. Pero si opta por una flotación desordenada sin ancla fiscal y sin un programa de estabilización, “el resultado será inflación, informalidad y más demanda de dólares”.
En todo caso, una dolarización sería muy costosa en una situación de desequilibrio y muy baja liquidez de divisas, consideró el economista Luis Fernando Romero Torrejón.
“Aunque no necesariamente debe ser de manera formal o legal, porque ya se está dolarizando de cierta manera la economía. (...) Pero no creo que se lo haga en un corto plazo. Primero hay que estabilizar la economía”, dijo.
El economista Romero Torrejón advierte que mantener el tipo de cambio fijo actual depende de condiciones que hoy no existen: “El tipo de cambio fijo de manera simple se ha mantenido porque había recursos extraordinarios por la exportación de gas natural (…) Pero un tipo de cambio fijo solo se podría seguir manteniendo con disciplina fiscal, reservas internacionales consolidadas y credibilidad en el sistema financiero”.
Los caminos de Paz y Quiroga en Bolivia

Paz Pereira opta por el gradualismo, defendiendo mantener el tipo oficial de Bs$6,96 con apoyo de deuda renegociada, financiamiento externo y subsidios parciales, pero sin explicar cómo cerrar la brecha cambiaria ni cómo reducir el déficit estructural, según Fortun.
Quiroga, en cambio, plantea una corrección inmediata con tipo de cambio flexible, independencia del Banco Central y un acuerdo con el FMI para inyectar hasta US$4.000 millones.
Su apuesta es que credibilidad y reservas permitirían estabilizar el mercado, aunque el ajuste fiscal profundo aún no tiene un camino claro y podría generar fuerte resistencia social.
El economista del IIF subraya que las opciones son limitadas: sin financiamiento externo y un ancla fiscal creíble, Bolivia enfrentará más escasez, inflación e informalidad.
La dolarización oficial no está planteada, pero sí lo que describe como una “zombificación del boliviano”, es decir, una moneda que sigue existiendo en el discurso oficial, pero que pierde cada día su función como unidad de cuenta, medio de pago y reserva de valor.
Para el analista Fortun, una salida sería lanzar una nueva divisa, aunque sin disciplina fiscal cree solo sería una “devaluación estructural encubierta”.
Fortun cree la decisión no es ideológica sino práctica: “Es una decisión entre anestesia o cirugía. Entre sostener la ficción hasta que colapse o enfrentar el costo de ajustar ahora. En ambos casos, el margen es mínimo y la única variable que aún puede ofrecer credibilidad es la fiscal. Sin un ancla fiscal clara, ya no hay moneda que valga".
Cuatro recomendaciones para el próximo presidente
Desde Control Risk proponen que para abordar el desequilibrio cambiario y prevenir una dolarización informal, el próximo presidente debería considerar las siguientes medidas:
- Implementar “una devaluación escalonada” o un esquema “crawling peg”, que permita ajustes graduales del boliviano frente al dólar y reduzca la presión sobre las reservas, propuso Eduardo Ruiz, analista para la región Andina de Control Risks.
- Lanzar una campaña de “bolivianización” del sistema financiero, incentivando depósitos y créditos en moneda nacional para recuperar el control de la política monetaria.
- Reconstruir reservas mediante un fortalecimiento de las exportaciones, la atracción de inversión y acceso a financiamiento externo, lo que según él proporcionaría mayor margen para gestionar el tipo de cambio
- Restablecer la confianza y credibilidad macroeconómica a través de una reforma presupuestaria sólida o apoyo del FMI, reforzando así la estabilidad cambiaria y evitando movimientos especulativos.
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