Colombia envejece mientras ve agravar sus retos fiscales, pensionales y de salud

La fecundidad mundial cayó a 2,2 hijos por mujer en 2024 y llegará al nivel de reemplazo en 2050. ANIF advierte que el país debe prepararse para los costos fiscales y sociales del envejecimiento y aprovechar para invertir en productividad.

El centro de pensamiento ANIF advierte que el país debe prepararse para los costos fiscales y sociales del envejecimiento y aprovechar para invertir en productividad.
27 de septiembre, 2025 | 05:00 AM

Bloomberg Línea — La transición demográfica avanza más rápido de lo previsto y Colombia no es ajena a esta tendencia. La fecundidad global descendió a 2,2 hijos por mujer en 2024 y en el país alcanzará el nivel de reemplazo de 2,1 en 2050, es decir, más de dos décadas antes de lo proyectado en 2013.

El nivel o fecundidad de reemplazo es la tasa mínima requerida para que la población se mantenga por sí misma, sin contar los flujos migratorios que arriben al país, y cuyo nivel mínimo es de 2,1 hijos por mujer, en promedio.

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“En ANIF, durante el último año, hemos venido revisando en detalle los cambios en la natalidad y las proyecciones poblacionales del país, entendiendo la relevancia de este tema para el diseño de políticas públicas y la sostenibilidad fiscal de largo plazo”, señaló el centro de estudios económicos.

La advertencia se suma a las proyecciones recientes del Departamento Nacional de Estadísticas, que muestran un panorama de envejecimiento acelerado y una reducción poblacional más rápida de lo previsto.

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La tendencia global es clara: más de la mitad de los países ya tienen tasas de fecundidad por debajo del reemplazo, incluyendo economías como Estados Unidos y México, mientras que en Europa y Asia Oriental los registros se ubican en mínimos históricos, con casos como Corea del Sur o Italia por debajo de 1,4 hijos por mujer.

Un fenómeno global con impacto local

El informe World Fertility 2024 de Naciones Unidas confirma que la transición demográfica mundial se acelera. La tasa global, que en los años setenta rondaba los cinco hijos por mujer, podría descender hasta 1,8 hacia 2100.

“La consecuencia inmediata es un cambio en la estructura poblacional: menos nacimientos, más adultos mayores y, en el mediano plazo, el inicio de la reducción poblacional a nivel global”, advierte el reporte.

Para Colombia, esto significa que, aunque el país seguirá creciendo en población hasta 2043 gracias al “impulso demográfico”, la senda de baja fecundidad será permanente. Según ANIF, planear con base en esta nueva realidad no es opcional, sino un imperativo para garantizar la sostenibilidad fiscal.

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Costos fiscales y presión sobre servicios sociales

El envejecimiento tendrá implicaciones directas sobre las finanzas públicas. Una mayor proporción de adultos mayores elevará la demanda en salud y pensiones, mientras que la menor entrada de jóvenes limitará el crecimiento del mercado laboral.

“El reto está en anticipar los costos fiscales y sociales del envejecimiento y, al mismo tiempo, aprovechar la ventana actual para invertir en capital humano y productividad”, subraya ANIF.

El desequilibrio amenaza con ampliar los déficits en un sistema pensional ya presionado, así como en la red hospitalaria, que deberá atender a una población más longeva y con mayor incidencia de enfermedades crónicas.

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Lecciones de la experiencia internacional

Naciones Unidas plantea que los países que ya enfrentan fecundidad ultrabaja muestran un camino complejo. En Asia Oriental y el sur de Europa, los gobiernos han lanzado políticas de apoyo a las familias y estímulos económicos para fomentar la natalidad, con resultados limitados.

El organismo advierte que es “muy improbable un retorno a tasas de reemplazo” y que las estrategias deben incluir corresponsabilidad en el cuidado, apoyo laboral a padres y madres, así como gestión de la migración.

Colombia, con un sistema de seguridad social fragmentado y un mercado laboral informal, enfrenta mayores desafíos para replicar estas medidas.

Una ventana de oportunidad limitada

El país aún tiene una estructura poblacional joven que permite aprovechar la fuerza laboral disponible. Esta ventana de oportunidad, sin embargo, se cerrará en menos de dos décadas.

“La transición demográfica se acelera y sus efectos se sentirán antes de lo que imaginábamos”, concluye ANIF, advirtiendo que el tiempo para actuar es corto.

Invertir en educación, productividad y capital humano será clave para evitar que el envejecimiento se traduzca en un lastre económico.

De no hacerlo, la combinación de menor crecimiento poblacional, bajo dinamismo laboral y mayor presión sobre el gasto social podría convertirse en uno de los mayores desafíos de mediano y largo plazo para Colombia.

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